Cataluña
Mas activa el referéndum
Una carta totalmente envenenada. La misiva que Artur Mas envió el viernes al presidente del Gobierno pidiéndole celeridad para llegar a un acuerdo que permita convocar la consulta soberanista en Cataluña es un trampolín para ampararse en la futura ley catalana de consultas para convocar un referédum secesionista. La negativa del Gobierno a dar ámparo la consulta es más que previsible, pero la misiva forma parte de una estrategia global para intentar dar una imagen de «legitimidad» a una convocatoria que desde el principio se ha querido vender desde el mundo soberanista como un ejercicio de «democracia real».
«Abrir el proceso de negociación y diálogo con el Estado español para el ejercicio del derecho a decidir que incluya la opción de convocar un referéndum», afirma el pacto que firmaron CiU y ERC para aupar a Mas a la presidencia de la Generalitat. En la práctica, estas formaciones son conscientes de que el Gobierno no se apartará ni un milímetro de la Constitución para satisfacer los planes secesionistas del Govern y su socio. «Es una carta amable, que apuesta por el pacto, el diálogo y la negociación», aseguró ayer Mas, antes de añadir que «se puede celebrar la consulta y que el pueblo de Cataluña pueda decidir su futuro».
El presidente cumple, uno tras otro, los pasos pactados con ERC en el camino hacia la consulta. En todos, ha tenido problemas –él mismo ha advertido que «no es un camino de rosas»–. La declaración de soberanía ha sido suspendida por el Tribunal Constitucional mientras estudia el fallo; el apoyo del PSC al derecho a decidir bascula según el día; y el Consejo Nacional para la Transición Nacional ya ha avisado al president que puede acabar inhabilitado o en la cárcel.
La futura ley catalana de consultas, actualmente en trámite parlamentario con la previsión de que sea aprobada en otoño, se convierte en la piedra angular del proceso en el que uno a uno se van quemando los cartuchos fijados en el pacto de legislatura. Sin embargo, y con las miras puestas los sectores más moderados, el intento de negociación con el Gobierno –que en el caso del pacto fiscal se quemó en una única reunión– se antoja como el intento de dar una imagen de legitimidad.
ERC ayer aplaudió la misiva porque «es la puesta de largo de Cataluña, una entrega de credenciales ante España y el mundo», apuntó su portavoz en el Congreso, Alfred Bosch. Añadió que «ahora nadie puede hacerse el despistado y decir que no sabía que hubiera una petición para hacer la consulta».
Nulo recorrido
Difícil de creer que CiU y ERC fíen el proceso soberanista a un texto de dos folios con nulo recorrido en Madrid. Según Mas, con la carta que ha enviado a Rajoy ha querido transmitir «una actitud que expresa no sólo una voluntad pacífica sino también constructiva» puesto que su intención es realizar una consulta «bien hecha».
El president añadió que para que este proceso se haga como toca «necesitamos que las dos partes se pongan de acuerdo y pacten» y «por nosotros no quedará». Por eso, pidió al Gobierno que «no se pongan trabas» y faciliten la convocatoria. «Espero que algún día se den cuenta de que tienen que tender la mano» para que Cataluña «pueda decidir su futuro», sentenció durante una visita a Tarragona.
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