Cataluña

Mas presiona a la CUP en su mensaje de Fin de Año

Artur Mas, durante su tradicional discurso de Fin de Año.
Artur Mas, durante su tradicional discurso de Fin de Año.larazon

Aprovecha el discurso institucional para hablar del «deber de decidir» de los independentistas y obvia la corrupción.

No hay espectador de la política catalana que no haya aborrecido en algún momento el cacareado «derecho a decidir», una expresión que dominó el día a día de la política catalana durante dos años. No es que el mencionado concepto haya desaparecido pero parecía relevado por el «mandato democrático» que surgió de las urnas, según los soberanistas, el pasado 27 de septiembre. Artur Mas ha hallado, sin embargo, una nueva fórmula para construir el relato de los próximos tiempos y la lanzó ayer, aprovechando el tradicional mensaje de Fin de Año.

«En nuestro país hemos hablado mucho del derecho a decidir que tenemos como nación. Hemos hablado, y más importante aún, la hemos ejercido. Las urnas el 9 de noviembre del año pasado, y el 27 de septiembre de este año, constituyen el ejemplo más evidente de esta voluntad de decidir nuestro futuro como pueblo. Ahora bien, junto al derecho a decidir está el deber de decidir. De este se habla menos, pero en situaciones complejas resulta insoslayable», afirmó Mas en un mensaje indisimuladamente dirigido a la CUP para hacer efectiva la mayoría de 72 diputados soberanistas y poner rumbo a la independencia.

En esta misma línea, el presidente de la Generalitat en funciones subrayó que «en Cataluña y en el Estado se han abierto escenarios políticos de una enorme complejidad» y consideró que todo el mundo está obligado a «dialogar, negociar y pactar». Y, dicho esto, volvió a la carga contra la CUP: «Es decir, a decidir. A decidir entre ideas, personas y partidos muy diferentes. Que no sea fácil no nos libera, a ninguno de nosotros, de nuestro deber de decidir».

El tiempo se agota

La obligación de poner en marcha el proceso independentista vertebró la parte más sustancial del discurso de Mas, que definitivamente renunció a articular un mensaje destinado a todos los catalanes. «Como presidente de Cataluña, tengo muy presente el derecho a decidir de nuestro pueblo, fundamento de nuestra soberanía. Pero también tengo muy presente el deber de decidir de nuestros representantes políticos. En Cataluña, después de tres meses de intensas negociaciones, seguimos pendientes de la formación del nuevo Gobierno. De hecho, el plazo legal para decidir si tendremos nuevo Gobierno o elecciones termina el día diez de enero. antes de esta fecha la ley no permite convocar las elecciones. Después, la convocatoria es obligada. Por tanto, queda poco tiempo, y poco margen», asumió el titular de la Generalitat.

Mas pareció consolarse por un instante porque no sólo él está en el centro de un escenario difícilmente gobernable, ya que Mariano Rajoy no disfruta de una situación mucho mejor. «En el Estado la situación se asimila en complejidad. Aquellos que en las últimas semanas han hecho mofa y escarnio de la situación política catalana deberán aplicar en sus propias casas la terapia para resolver aritméticas de suma muy complicada», aconsejó.

Las estabilidades

Luego, lanzó un llamamiento para que todo el mundo halle aliados estables, lo cual debe entenderse como un mensaje dirigido en primera instancia a la CUP. «Al igual que expreso el deseo de que en Cataluña se encuentre en los pocos días que quedan la manera de tener un nuevo Gobierno, y una estabilidad que permitan hacer buen trabajo y cumplir los mandatos recibidos en las urnas, el mismo deseo el expreso respecto del Estado español y de la situación política generada tras las recientes elecciones a Cortes. En España y en Cataluña le convienen gobiernos establos, dialogantes y abiertos al pacto, cada uno desde su legitimidad democrática», afirmó. Según Mas, «Cataluña tiene claro que quiere decidir su futuro. Todos somos necesarios para hacerlo posible. Seguir ignorándolo o menospreciándolo no aportará ninguna solución de futuro».

En cuanto al balance económico de 2015, hizo hincapié en que el escenario hoy es «objetivamente mejor» que hace un año y subrayó que Cataluña exporta «más que nunca» y ha ganado «prestigio turístico y comercial», aunque ha reconocido que en el plano social aún queda camino por recorrer. «Trabajamos día a día para que las personas que más han sufrido estos años de dificultades acaben notando los efectos de la recuperación y de una más justa distribución de la riqueza que crea el país. Una riqueza que desgraciadamente no controlamos y que se nos va en unas proporciones elevadísimas que acaban convirtiéndose en lesivas para el bienestar de una parte muy mayoritaria de la sociedad catalana», denunció el presidente de la Generalitat, tratando de hacer suyo un discurso socialdemócrata y soberanista desde para no dejarse ganar más terreno por ERC.