Novela

¿Por qué nos gustan tanto los ratones?

Arnold Lobel a las maravillas de E. B. White, Beatrix Potter, George Herrigan o William Stieg, los roedores son sinónimo de gran literatura

Mickey Mouse y su evolución histórica
Mickey Mouse y su evolución históricalarazon

Arnold Lobel a las maravillas de E. B. White, Beatrix Potter, George Herrigan o William Stieg, los roedores son sinónimo de gran literatura

Hoy es el día internacional del gato. ¡Y qué! El ratón es el único animal que encapsula toda la vulnerabilidad e ingenio del ser humano y por ello es el gran personaje de la historia de la literatura y, por extensión, de la cultura occidental. Los perros, por muy humanizados que se los represente en la ficción, siempre son perros. Los gatos, por supuesto, también. Sin embargo, los ratones siempre están por completo descontextualizados y convertidos en réplicas animales del ser humano. Por eso son tan adorables y por eso la visión del ratón real asusta. En nuestro imaginario es casi como contemplar a un fantasma, ser humanos reducidos a anécdota.

Quien mejor ha visto la capacidad del ratón para sublimar la experiencia humana fue Arnold Lobel, el gran ilustrador de cuentos infantiles. Sus insuperables «Sopa de ratón» e «Historias de ratones» son una especie de «1001 y una noches» en versión roedor. En el primero, un ratón que ha sido atrapado convence a su raptor que para hacer una correcta sopa de ratón hacen falta historias y empieza a contar cinco narraciones extraordinarias. En el segundo libro, un padre ratón tiene a sus siete hijos en la cama y para conseguir que se dduerman decide explicarles no una, sino siete historias, una para cada uno, protagonizadas, como no, por ratones.

Lobel es uno de esos escritores que uno desearía abrazar y que todo el mundo conociera. De pequeño fue acosado, sufrió «bulling» y no fue hasta los 41 años que decidió salir del armario ante la sorpresa de su mujer y sus dos hijos. Sus historias son imaginativas, tiernas, desternillantes y reafirman esa idea del hombre como ratón entre gigantes. El sida acabó con él en 1987 y todavía hay ratones que lloran.

Por supuesto, el ratón más famoso y universal es Mickey Mouse, la más célebre creación de Walt Disney dibujada por primera vez por Ub Iwerks. Todas las generaciones tienen su Mickey Mouse, que el pasado noviembre cumplía 90 años. Mickey es la demostración de la absoluta humanización del animal. Tanto es así, que si los niños fueran ratones serían Mickey. Y esa es su magia.

Contra el gato loco

Dentro de los ratones más excéntricos nos encontramos con Ignantz, el roedor lanza ladrillos de «Krazy Kat», la tira cómica de George Herriman. Este ratón quería hacer daño al gato, que sólo quería ser su amigo y amarlo, en una inmersión de sus roles tradicionales. Vemos aquí cómo Ignantz representa la incapacidad humana de perdonar y seguir adelante, en uno de los mejores cómics de todos los tiempos al contar la misma historia una y otra vez de mil maneras diferentes.

Más entrañable, pero igual de humano, es «Stuart little», la maravilla creada por E. B. White. Aquí hasta no hay disfraces, la adopción de un nuevo hijo para la familia Little es un ratón. La película de 1999 que adaptó la historia, con la voz de Michael J. Fox en la versión original, sigue siendo una delicia. Otra heroína que obtuvo una adaptación cinematográfica notable fue «La señorita Frisby y las ratas de Nihm», de Robert C. O’Brian, la historia de una pequeña ratoncita y su lucha por defender a sus cuatro hijos. Y no menos inolvidable es «El cuento de dos malos ratones», de Beatrix Potter, contando las fechorías de dos ratones traviesos en una casa de muñecas. La resolución de la trama es asombrosa.

A partir de aquí, hasta Lope de Vega escribió un poema infantil dedicada a los ratones. «El ratón y su cría», de Rusell Hobain; «La isla de Abel», de William Stieg y, por supuesto, «Flores para Algernon», de Daniel Keyes completan este panteón del roedor más humano que exista.