Crítica de libros
Richard Sennett critica la falta de cooperación del nacionalismo
El sociólogo publica la segunda parte de su «Homo faber». «Juntos». Ricahrd Sennett. Anagrama. 432 páginas. 24,90 euros.
Las sociedades neoliberales han supuesto una barrera en la capacidad del individuo, y de sus organizaciones, de colaborar y cooperar con los que opinan diferente. Este déficit está llevando a la sociedad a situaciones límites. Los ejemplos son múltiples y a gran escala, desde la confrontación continua entre republicanos y demócratas que está paralizando Estados Unidos y llevando a la quiebra al país, a los conflictos de intereses que existen en las reclamaciones nacionalistas entre Cataluña y España.
El sociólogo Richard Sennett acaba de publica «Juntos. Rituales, placeres y política de cooperación» (Anagrama), segunda parte de su trilogía basada en la idea del «Homo faber», es decir, el hombre como hacedor de su circunstancia y no sólo como simple espectador pasivo. Ayer pasó por Barcelona para participar en el ciclo de conversaciones de la Fundación Cataluña- La Pedrera y no dudó en poner ejemplos actuales de lo que esta incapacidad de dialogar y cooperar con ideales contrarios puede acontecer. «Desde Cataluña se puede pensar que todo lo que hacen es maravilloso y todo lo que hacen en España es terrible, pero es necesario saber coordinar las diferencias», señaló Sennett.
El sociólogo culpó a la Unión Europea de no tener estructuras que contemplen el diálogo entre las diferencias culturales. «No ha ayudado nada, cuando debería estar dentro de los paradigmas del propio fundamiento de la UE. Debería haber favorecido una reflexión de estos problemas, pero no lo ha hecho y ahora se ve en medio porque no sabe dar soluciones», afirmó Sennett.
El ensayo traza diferentes niveles de cooperación y cómo es necesario que surja, al principio, en niveles básicos, simples y privados, como limpiar las calles. Primero han de aprender a colaborar colectivos contrarios, que ni siquiera necesitan llevarse bien, en trabajos simples y objetivos sencillos. A partir de aquí, esta cultura puede ir aumentando en escala. «No hablamos de fomentar la solidaridad, ni colaborar con gente que piensa igual que tú, sino de trabajar con individuos y grupos que ni siquiera te caen bien y no compartes nada con ellos para conseguir bienes globales», aseguró el sociólogo.
La cerrazón de la izquierda
Sennet es uno de los pocos pensadores de izquierdas críticos con su propia ideología y no duda en cargar contra la izquierda por su incapacidad de cooperar con los que piensan diferente a ellos. «Tiene un problema para colaborar con gente con la que no se entiende, tanto dentro de su propia ideología como la contraria, y eso la debilita. Señala las contradicciones de la derecha y cree que así ha triunfado, pero eso no es lo que le demanda la sociedad», aseguró Sennett.
El sociólogo mira con preocupación la crisis actual, «que no es una tontería, es muy grave y profunda, con un sistema que ya no da más de sí». El capitalismo, aseguró, se ha colapsado. «El problema no es el desempleo, que se podría solucionar, sino la estructura del sistema. Ya no existen puestos de trabajo para tantos trabajadores como hay. Se necesitan nuevas ideas, formas creativas para solucionar el problema», concluyó.
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