PDeCAT
La Crida desafía a Sánchez
Torra reitera su ultimátum en la convención fundacional del nuevo espacio: «El crédito político del presidente se ha acabado». El proyecto de Puigdemont quiere «forzar» al Estado a negociar y no descarta la desobediencia
Torra reitera su ultimátum en la convención fundacional del nuevo espacio: «El crédito político del presidente se ha acabado». El proyecto de Puigdemont quiere «forzar» al Estado a negociar y no descarta la desobediencia.
Carles Puigdemont, Quim Torra y Jordi Sànchez aprovecharon el primer aniversario de la declaración unilateral de independencia aprobada por el Parlament para lanzar su nuevo espacio político, la Crida Nacional per la República, un instrumento que funcionará con una estructura de partido pese a definirse como un «movimiento transversal soberanista». Un nuevo altavoz del independentismo que Torra empezó a usar ayer mismo para reiterar su ultimátum al Gobierno del PSOE. «Señor Sánchez, así no. El crédito político del presidente se ha acabado», aseguró durante su intervención, en la que también criticó al Rey entre gritos de «no al Borbó».
Puigdemont, quien cerró el acto con una conexión desde Bruselas, apeló a la «unidad» del independentismo y a la «mobilización social» para «hacer efectiva la República» tras el camino «iniciado el año pasado», en alusión al 1 y al 27 de octubre.
El ex president y su entorno más cercano han diseñado un nuevo proyecto político a su imagen y semejanza para desmarcarse de la herencia que arrastra el Pdecat y lanzar una OPA a todo el independentismo. Un reto que ha caído en saco roto tras el rechazo de Esquerra y la CUP, y las ampollas que ha levantado la Crida dentro de la formación neoconvergente presidida ahora por David Bonvehí, el gran ausente en la convención fundacional de anoche en Manresa. De hecho, la representación de dirigentes de otros partidos fue mínima y sólo estuvieron el alcalde de Montblanc (Tarragona), Pep Andreu, y la exdiputada de ERC en el Parlament Maria Àngels Cabasés.
La Crida ha sido concebido por Puigdemont, Quim Torra y los diputados presos de Junts per Catalunya como un «instrumento político» al servicio de la «República» para «participar en todas y cada una de las citas electorales que se produzcan hasta la plena instauración de la república». Es decir, el nuevo proyecto de Puigdemont nace con fecha de caducidad: el momento de una hipotética declaración de independencia de Cataluña. El espacio, que cuenta conb 9.500 «fundadores» y 51.000 adhesiones, se estructurará a través una asamblea, un consejo de representantes y un gobierno, cuyo «presidente fundador» es carles Puigdemont. Su hoja de ruta política pasa por «forzar al Estado a sentarse a negociar» un referéndum de independencia para Cataluña, pese a que no descarta la desobediencia sin mentar la «unilateralidad en ninguno de los folios que ocupan la ponencia política presentada ayer.
Para ocupar la «centralidad del soberanismo» y acaparar foco en el complicado tablero político catalán, el ex president se ha rodeado de algunos de sus dirigentes de confianza, que dirige y controla desde Burselas: el actual presidente de la Generalitat, Quim Torra; el diputado de Junts per Catalunya y encargado de la estrategia política de la Crida, Jordi Sànchez; el ideólogo del «procés», Agustí Colomines; y varios dirigentes vinculados al entorno neoconvergente como Ferran Mascarell, Gemma Geis y Antoni Morral, este último uno de los que sonó con más fuerza para ocupar de forma «interina» la presidencia de la Generalitat.
Otra de las claves es saber qué dirigentes del Pdecat acabarán apoyando explícitamente la Crida y cómo quedará configurada la confluencia si llega a producirse. La división es absoluta en el partido heredero de Convergència: el sector afín al ex president de la Generalitat -encabezado por Míriam Nogueras, responsable del grupo parlamentario en Madrid- apuesta decididamente por la integración total y llama a la militancia a «implicarse» de lleno; mientras que la dirección de David Bonvehí y el círculo heredero de Marta Pascal –la anterior líder, apartada por el propio Puigdemont en el congreso de este verano– reivindican la continuidad del Pdecat y rechazan que quede diluido en la Crida.
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