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Una historia para derretirse

El historiador y economista Nikita Harwich Vallenilla actualiza su estudio clásico sobre el mundo del cacao desde la Antigüedad

El libro aporta nuevos datos sobre la evolución del cacao a partir de la detallada investigación de Harwich Vallenilla
El libro aporta nuevos datos sobre la evolución del cacao a partir de la detallada investigación de Harwich Vallenillalarazon

El historiador y economista Nikita Harwich Vallenilla actualiza su estudio clásico sobre el mundo del cacao desde la Antigüedad

Bajo el título de «Historia del chocolate», el franco-venezolano Nikita Harwich Vallenilla quiso trazar hace veinte años un recorrido completo por uno de los productos que más gustan a todos. Sin embargo, han pasado 26 año desde que apareciera ese año y el historiador y economista ha actualizado su ensayo en una nueva edición que ahora aparece de la mano de Pensódromo. El autor pasó esta pasada semana por Barcelona y habló sobre un trabajo en el que se analiza con detalle la evolución histórica del chocolate, desde sus inicios como bebida para los dioses de las mitologías maya y azteca pasando por su descubrimiento por los occidentales a raíz de la llegada de Colón a las costas del Nuevo Mundo y su llegada a las cortes de Europa.

«La versión de aquel texto ha ido cambiando con el paso del tiempo. Por ejemplo, hace 26 años no se sabía nada de que los olmecas producían chocolate antes que los mayas o que había rastros de chocolate en la selva amazónica ecuatoriana. Todo esto se ha introducido ahora, además de corregir algunos detalles», explica el autor quien ha logrado acabar con el falso mito de que fueron los mayas los primeros en adentrarse en los terrenos y los sabores del cacao. «Tradicionalmente se decía que el chocolate lo habían inventado los mayas. De hecho, no es así. Los primeros que elaboran el proceso que lleva de la almendra de cacao a la bebida de chocolate se supone que son los olmecas, los antepasados antiguos de los mayas, pero que hicieron volver la aguja del tiempo hacia atrás en este tema. Estamos hablando de 1.500 años antes de Cristo. Igualmente hablamos de una zona en la que se desarrolla tanto el cultivo como el consumo y que sigue siendo la zona de Tabasco, Chiapas, Oaxaca y Guatemala», subraya el historiador.

Es la llegada de los europeos a América lo que hace que todo cambie. Sí, es aparentemente el almirante Cristóbal Colón el responsable de este hecho, pero la historia nos dice que no es hasta su cuarto viaje a América cuando se entera de la existencia del chocolate, aunque no muestra mucho entusiasmo ante el producto. A este respecto, Harwich Vallenilla comenta que «efectivamente es así según el testimonio de su hijo, de Hernando Colón. No hay razón de pensar que inventara este asunto. En ese cuarto viaje, en la costa caribeña de lo que hoy día es Honduras hay un archipielago de islas. En una isla llamada Guanaja, el nombre que ha retenido la Historia, Colón retiene la carabela y en una expedición hacia una de esas islas, Bartolomé, el hermano del almirante, se topa con una piragua que probablemente era de unos comerciantes mayas. De ahí cayeron al agua unas almendras que llamaron mucho la atención a Bartolomé Colón. Se lo relató a su hermano, pero la cosa no pasó de ahí. Eran almendras de cacao, no el chocolate como tal».

Quien sí quiso ir más allá con tan dulce tema fue otro conquistador: Hernán Cortés. El especialista confirma que «se supone que en la expedición de Cortés venía un fraile, creo que llamado Olmedo, que rescataron en la costa de Yucatán donde había pasado dos años prisionero de las tribus mayas. Este Olmedo era un antiguo mercenario y se entiende que conocía algunas de las costumbres de los indios que lo tenían prisionero, entre ellas la bebida del chocolate. En todo caso, fue con la conquista de México que Cortés, en una de sus relaciones al emperador Carlos V, le menciona explícitamente la moneda que usan estos indígenas y son estas almendras de las cuales sacan una bebida que llaman chocolate. Lo que más llamó la atención a Cortés es que una almendra fuera usada como moneda. Fue después que vino el lado alimenticio del producto».

Nikita Harwich Vallenilla nos acaba de hablar de un fraile como «descubridor» del chocolate, com permiso de Hernando Colón. Es a las órdenes religiosas a las que debemos la llegada de tan dulce tesoro al viejo continente. «Hay que acordarse que en el siglo XVI, las órdenes religiosas, además de promover la fe cristiana, funcionaban un poco como laboratorios farmacéuticos, una tradición que se remontaba a la Edad Media. Los frailes eran entendidos en hierbas y todos los productos americanos, no solamente el cacao, pasó por manos de los monasterios. El cacao era un producto que se diferenciaba un poco de algunos otros porque, a diferencia de la patata, el maíz o el tomate, no podía crecer en clima templado», narra con detalle el historiador.

«Historia del chocolate»

Nikita Harwich Vallenilla , Pensódromo.

340 págs.,

25 eur.