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Versiones originales

Vivimos en la era de las «cover songs», en la que los artistas toman éxitos de otros géneros y estilos e intentan darles nueva vida, de Birdy a Jamie Cullum, 2 Cellos, Pentatonix o Bad Plus.

Birdy larazon

Vivimos en la era de las «cover songs», en la que los artistas toman éxitos de otros géneros y estilos e intentan darles nueva vida, de Birdy a Jamie Cullum, 2 Cellos, Pentatonix o Bad Plus.

Sus ojos se encuentran y ella sonríe. Él la coge de la mano con delicadeza, le acaricia la mejilla y grita furioso, fuera de sí, como un achacoso veterano de guerra que todavía oye explosiones en su cabeza: «¡He tardado una hora en conocerte y un día en enamorarme de ti, pero me llevaría toda una vida poder olvidarte!» Es un pensamiento bonito, sin duda, pero la pobre chica está confundida, porque el tono en que lo ha dicho ha sido más como si le dijese «te odio, has convertido mi vida en un infierno». Ah, pero están enamorados y ella piensa que tanto da como lo diga, lo importante es lo que dice. Así que le pone el dedo en los labios para que se calle, porque sabe perfectamente que la quiere, y llorando a pleno pulmón y con la voz rota chilla: «Soy la persona más feliz del mundo cuando me sonríes porque se que, por un segundo, has pensado en mí». Él también está confuso, porque lo que ha dicho también es bonito, pero la forma en la que lo ha gritado es más como «has atropellado a mi gato, maldito psicópata».

Las versiones de canciones populares, cuanto más se alejan de la original, más pueden generar esta desconexión entre la forma y el contenido, pero esta extrañeza no siempre va en su contra. Cuando se hace bien, puede generar una nueva poética que exalte todavía más la original y le dé una nueva vida.

Vivimos en la gran era de las versiones, y parece que cuanto más se alejen del original mejor. Los grupos de heavy metal aceleran las canciones pop; la clásica adapta los hitos del heavy metal; el jazz se atreve con el dance; y el indie, que son modernos y, por tanto, irónicos, dan la vuelta a las canciones más pachangeras. La consigna es clara, la música no es cuestión de géneros, sino de canciones, por la que todas se pueden adaptar y crecer con otros estilos.

Uno de los últimos ejemplos subió el día 31 de julio al Festival de Portaferrada y obtuvo un éxito espectacular. Los croatas 2 Cellos hicieron una rendición de clásicos del pop y el rock bajo la premisa clásica, pero conservando toda la energía que se espera de los grupos modernos. Su versión de «Thunderstruck», de AC/DC lo vieron 60 millones de personas en «Youtube» y su adaptación de «Smooth criminal» de Michael Jackson los han mantenido en la cresta de la ola.

Youtube es el gran generador de esta época de versiones, sólo hay que ver los músicos aficionados y anónimos que se graban y cuelgan sus más alocadas versiones de éxitos del momento. Aunque el primero en conseguir ese extraordinario efecto viral de sublimación causada por el alejamiento del original fue Israel «IZ» Kamakawiwo’ole y su rendición con ukelele de «Somewhere over the rainbow», el clásico de «El mago de oz» con Judy Garland. En la actualidad tiene más de 220 millones de visitas en youtube. ¿Mejoró el original? Sí, en cuanto su revisión tan alejado del original hizo que resonara más personal y, por tanto, emotiva.

Lo mismo se puede decir de la versión de «Hurt», de Nine Inch Nails, que hizo Johnny Cash, que consiguió que ya no se pueda separar esta canción de su propia vida y del nostálgico resumen de un hombre de turbulento pasado ante las puertas de la muerte. Sus últimos discos los dedicó a versionar a artistas pop y redimensionaron su leyenda. Dentro de este estilo también hay que destacar la versión de «Enter Sandman», de Metálica, por parte de Pat Boone.

El fenómeno gospel y a capella y «beatbox» también ha pegado fuerte como con Pentatonix, que también a partir de youtube se han convertido en fenómenos y deleitaron al Razzmatazz el pasado 20 de junio. Y el jazz también tiene sus hitos, como el «True colours», de Miles Davis.