Iñaki Zaragüeta

EL PP NO DEBE CONFIARSE

Pablo Casado, o el PP de Pablo Casado, debería tener más cuidado a la hora de aceptar ese rumor generalizado de que se abstendrá para dejar que Pedro Sánchez sea investido presidente del Gobierno, si el PSOE es el partido más votado

EL PP NO DEBE CONFIARSE
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Pablo Casado, o el PP de Pablo Casado, debería tener más cuidado a la hora de aceptar ese rumor generalizado de que se abstendrá para dejar que Pedro Sánchez sea investido presidente del Gobierno, si el PSOE es el partido más votado

Pablo Casado, o el PP de Pablo Casado, debería tener más cuidado a la hora de aceptar ese rumor generalizado de que se abstendrá para dejar que Pedro Sánchez sea investido presidente del Gobierno, si el PSOE es el partido más votado. Si es lo que piensa, probablemente lo es, le conviene matizar ese propósito y, sobre todo, centrarse en trasladar que su único propósito es la victoria popular.

Coincido con mi amigo Rogelio en que debería andar con mucho ojo, porque quizá con esa postura logre arrebatar apoyos a Ciudadanos de aquéllos descontentos porque no pactó con Sánchez. Pero también es cierto que podría perderlos en favor de Vox de los que detestan ver al copista de tesis en la Moncloa.

Como exponía ayer el editorial de LA RAZÓN «... ya no vale invocar el voto útil como si les perteneciera (a los políticos) y solo ellos pudieran rentabilizarlo y darle contenido político...». Estamos comprobando que el tradicional bipartidismo de nuestra estrenada democracia es, hoy por hoy, una quimera, que la gente queremos la solución a nuestros problemas, y no satisfacer la vanidad de un candidato u otro. Ni los medios de comunicación, ni el Ibex 35, ni la CEOE, ni la Iglesia, ni ningún poder fáctico garantizan el presente, ni el futuro.

A Pablo Casado, si realmente confía en la fidelidad de sus votantes haga lo que haga, no le vendría mal recordar aquella frase de quien fue la primera dama más mediática de Estados Unidos, Jackie Kennedy «no creo que existan muchos hombres que les sean fieles a sus esposas». En un mundo en el que lo inclusivo está tan de moda, semejante máxima podría trasladarse también de mujer a hombre, hombre a hombre y mujer a mujer. ¿Quién garantiza la fidelidad en política? Nadie. Así es la vida.