Educación

Niños de un pueblo de Castellón, forzados a estudiar en el Ayuntamiento

La alcaldesa de Canet lo Roig denuncia que el retraso de la Conselleria les ha dejado sin barracones y los 42 alumnos no tienen dónde dar clases

Imágenes de los niños en clase y durante su tiempo de ocio
Imágenes de los niños en clase y durante su tiempo de ociolarazon

La alcaldesa de Canet lo Roig denuncia que el retraso de la Conselleria les ha dejado sin barracones y los 42 alumnos no tienen dónde dar clases

Hay nueve niños haciendo deberes en el despacho de la alcaldesa, otros siete en una zona de paso de las dependencias del Ayuntamiento y otros diez más afortunados que atienden las explicaciones de la profesora en la biblioteca. Los más pequeños, que apenas han cumplido los cinco años, estudian en el Teleclub, un espacio multiusos que en su día fue capilla.

Este curso está resultando una aventura escolar para los 42 alumnos que asisten a clase en Canet lo Roig y una pesadilla para sus padres, profesores y para Maria Àngels Pallarés, la alcaldesa de esta pequeña localidad de apenas 700 habitantes en plena comarca del Bajo Maestrazgo en Castellón.

La edil lleva semanas tratando de que alguno de los responsables de Conselleria de Educación que dirige Vicent Marzà (Compromís) le coja el teléfono y le dé una explicación de por qué las aulas provisionales que tenían que haber estado listas a principio de este curso no están ni se las espera.

Pallarés ha remitido un escrito al director general de Infraestructuras Educativas, Víctor García, en el que insta al gobierno del Botànic a «asumir responsabilidades» y a dotar al pueblo de las instalaciones educativas provisionales en el menor plazo de tiempo posible. Lamenta que la Conselleria haya decidido priorizar el montaje en municipios más grandes y con más posibilidades y recursos que los pequeños pueblos, como Canet lo Roig, donde los niños han tenido que ser alojados de forma provisional en dependencias municipales mientras esperaban que cumpliesen con su compromiso de instalar las aulas prefabricadas en los plazos acordados.

Explica que los técnicos de la Generalitat le comunicaron que la fecha establecida para iniciar el montaje era el pasado 7 de octubre, pero que han transcurrido más de tres semanas y siguen sin aulas prefabricadas. «La situación es preocupante porque algunos de los espacios donde están alojados los escolares no disponen de calefacción y ya han empezado a bajar las temperaturas». La alcaldesa ya cuenta con un plan B y ha aprobado el alquiler de un par de equipos móviles de calefacción como los que usan para las celebraciones de Nochevieja.

Maria Àngels Pallarés (PP) cuenta en sus reivindicaciones con el apoyo de la mayoría de vecinos, aunque admite que al principio hubo alguno que no entendió su actuación, pero que ahora son los mismos que critican que Marzà tenga estudiando a los niños en esas condiciones.

«La Conselleria dirá que nos precipitamos a la hora de derribar el viejo aulario, pero es que nos prometieron que se cumplirían los plazos». Argumenta para sustentar este punto, que Educación fue consciente en todo momento de la situación, pues antes del derribo, notificado en tiempo y forma, personal de este departamento pasó a recoger las pizarras digitales, alarmas, internet y ordenadores del centro caduco.

«Después de que la Conselleria no aceptase nuestra propuesta de ubicar las aulas en el solar donde está previsto construir la pista polideportiva, pusimos a su disposición, con muchos esfuerzos técnicos y económicos, otros terrenos que sí contaron con su aprobación y se acordó, tras hacerse efectiva la adjudicación del montaje de las aulas a la empresa Alquibarsa el pasado 25 de septiembre, que el día 7 de octubre se iniciarían los trabajos, pero no han cumplido con su palabra».

La primera edil entiende que ha habido elecciones y nombramiento de nuevos cargo de por medio y que cierta demora en las actuaciones administrativas es hasta comprensible. También duda de que el trato recibido por el pueblo por parte de la Generalitat tenga que ver con rivalidades políticas. Pero no entiende por qué nadie levanta el teléfono para darle explicaciones.

Mientras, los niños estudian entre banderas, varas de mando y legajos municipales; aprenden ortografía, historia, geografía; y hacen cálculos, como el del tiempo que tardarán en tener un colegio en condiciones.