Iñaki Zaragüeta
R.C.N. Manuel Casanova
Llevo varios días dándole a la cabeza respecto a una frase que dijo una destacada persona del mundo económico-empresarial valenciano e intentando evadirme del pudor
Llevo varios días dándole a la cabeza respecto a una frase que dijo una destacada persona del mundo económico-empresarial valenciano e intentando evadirme del pudor
Llevo varios días dándole a la cabeza respecto a una frase que dijo una destacada persona del mundo económico-empresarial valenciano e intentando evadirme del pudor. Los defensores de que «el pudor es esencialmente artificial y entra en la esfera de lo irracional» me han ayudado a librarme de él y apostar por la justicia. La sensación de familia no puede impedir defender lo razonable.
Me refiero a la observación de la persona referida ¿a qué esperan a poner el nombre de Manuel Casanova al Real Club Náutico de Valencia? Y tiene razón. Manuel Casanova, con quien me unen lazos de familia vaya por delante, fue el artífice de las actuales instalaciones para barcos y socios, equiparables o superiores a las mejores de España. Fue su gran proyecto desde joven. Tanto, que hay una bonita historia tras ello, cuando hace décadas se rechazó su propuesta de cambiar de lugar el antiguo Náutico. Tras el intento frustrado, rompió la tradicional denominación de sus barcos y bautizó a su nueva adquisición «Volveré». Vaya si volvió. Volvió para quedarse 26 años al frente y ejecutar aquella visión de futuro para reafirmar «en el cielo manda Dios, en la tierra los humanos y en el mar los valencianos».
Hay muchos ejemplos que justifican de sobra esta petición, y especialmente en el mundo deportivo. La vela es un deporte, además de contacto con la naturaleza, con lo más bello y más bravo de ella. No hace falta citar ejemplos que están en la cabeza de todos.
Manuel Casanova, en opinión de muchos valencianos que han testimoniado estos días el reconocimiento a su figura y entre los que me incluyo, se lo merece. Así es la vida.
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