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Árboles: Se busca la sombra más singular
Los técnicos de Medio Ambiente realizan un «casting» entre 481 especies de la región para formar parte del Catálogo de Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid
Los técnicos de Medio Ambiente realizan un «casting» entre 481 especies de la región para formar parte del Catálogo de Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid.
481 árboles de distintos municipios de la Comunidad de Madrid participarán este verano en un riguroso «casting» en el que los afortunados tendrán la oportunidad de ser incluidos en el Catálogo de Árboles Singulares de la región, la categoría que otorga mayor protección a estas especies. Grandes, pequeños, jóvenes y ancianos, más «guapos» o menos agraciados; da igual sus características: todos los nominados tienen algo único que les puede hacer formar parte de esta clasificación en la que actualmente ya figuran 283 variedades arbóreas distintas.
En el caso de los árboles singulares lo que se protege no es la especie sino el individuo en sí. Por ello, entre los que ya aprobaron este examen hace años existen numerosos árboles muy comunes como el chopo o el pino que, sin embargo, despuntan entre sus compañeros por tener alguna característica que les hace espectaculares frente a los muchos árboles que pueblan los diferentes municipios de Madrid.
Para el jefe negociado de Recuperación de Especies, Ismael Pérez, estos 481 monumentos naturales «tienen cualidades suficientes para formar parte del Catálogo», aunque reconoce que las características que más sobresalen en la mayoría de los casos tienen que ver con «las dimensiones de los árboles y sobre todo con la forma singular que adopten», comenta Pérez.
Los más veteranos
Entre los que ya se ganaron su puesto hace tiempo en este inusual ranking se encuentra el Tejo del Arroyo de Barondillo, situado en la Sierra de Guadarrama, con alrededor de 1.300 años de vida a sus espaldas. Con relación a su tamaño, el Plátano de la Trinidad, situado en el Jardín del Príncipe, en pleno Aranjuez, es el que se lleva la palma. Mide nada más y nada menos que 47,5 metros de alto, lo que equivaldría a un edificio de aproximadamente cuatro plantas.
Por otra parte, la significación histórica también será una de las preguntas que caerán seguro en este examen que realiza la Comunidad de Madrid. En esta categoría, el Arce de la silla de Felipe II, situado al pie de la roca donde se encuentra labrada el «trono» de este monarca en San Lorenzo del Escorial, se lleva, sin duda, el primer puesto.
Pero, ¿qué sería de un examen sin una parte de cultura? La Encina de Ambiente, situada junto al Palacio del Marqués de Legarda, consiguió su pase a la final gracias a algunas leyendas que recaen sobre sus ramas desde hace varios siglos. La principal data de la época en la que los árabes ocuparon España, hace más de 10 siglos, en el año 711. En ella se cuenta que esta preciosa encina nació de una pequeña bellota que fue regada día tras día con las lágrimas de una princesa cautiva. También existe otra leyenda que asegura que la felicidad de los recién casados depende del sabor de la bellota que prueben: si es dulce, serán felices y comerán perdices para siempre; si es amarga, su futuro se teñirá totalmente de negro sin que nadie pueda remediarlo.
Cuidados intensivos
Las podas en altura, el desbroce de vegetación competidora, los tratamientos curativos y preventivos contra plagas y los cientos de cuidados que reciben a diario estas joyas de la naturaleza no pueden estar en manos de cualquiera. De hecho, sólo los grandes expertos, cargados con todo tipo de herramientas especiales, pueden dedicarle tiempo a la conservación de estas especies tan delicadas.
Para respetar este riguroso «galón» que los árboles se han ganado por méritos propios, la Comunidad de Madrid ya comenzó el año pasado un proceso de señalización de los mismos, con el fin de que no se vean afectados por actuaciones negativas como obras o vertido de residuos que puedan causarles daños irreversibles.
Desde la administración saben que no es un trabajo fácil y que «no se puede hacer en dos días», explica Pérez. De hecho, además de examinar estos 481 árboles, tienen que lidiar con dos grandes inconvenientes. El primero tiene que ver con la titularidad de los árboles ya que, según el experto en recuperación de especies, los que pertenecen a un particular «ahora se sienten muy orgullosos y los cuidan muy bien todos los días, pero esto va pasando de generación en generación y puede que, en unos años, a su heredero no le interese nada este tema. Ese árbol se echaría a perder si no entra este año en el Catálogo». El segundo inconveniente esta relacionado con los árboles que ya están dentro del catálogo. Y es que, desde la Comunidad, clasifican los árboles en dos grupos: los de zona turística y los de zona urbana. Estos últimos son los que causan más quebraderos de cabeza a los encargados de gestionar los árboles singulares porque, según Pérez «no es lo mismo que la rama de un árbol de 1.300 metros de altura se caiga en plena ciudad que en el campo». Las posibilidades de dañar a alguien, evidentemente, son superiores pero si se reducen las dimensiones del árbol «perdería su singularidad y su puesto».
25 años de protección
El especial catálogo que permite conservar estas maravillas se creó en 1992 con el fin de otorgar el máximo nivel de protección a los ejemplares que forman parte del patrimonio arbóreo de la región. En este mismo año, tras un exhaustivo reconocimiento, 260 ejemplares de distintos municipios inauguraron este ranking. Aunque tres de los ejemplares inicialmente aceptados fueron descatalogados y en Madrid cada vez se descubrían más maravillas arbóreas, no fue hasta 2015 cuando se realizó una segunda catalogación que engrosó el tomo.
En este segundo examen se incluyeron otros 69 ejemplares procedentes de 43 municipios distintos, quedando el catálogo con un total de 283 ejemplares.
De hecho, los madrileños pueden sentirse muy orgullosos de los árboles que crecen a su alrededor ya que, en la actualidad, la Comunidad de Madrid posee el catálogo regional más amplio en cuanto a representatividad arbórea, con un total de 97 especies de flora distintas, más que en países como Alemania, Reino Unido y Portugal. Sin embargo, los amantes de la naturaleza tendrán que esperar un par de meses para que se desvele el misterio de quiénes serán finalmente los nuevos integrantes de este catálogo.
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