Angel del Río
Arco de la Victoria: la Memoria entra en una guerra de competencias
Además de rebautizar el monumento como «Arco de la Memoria», Carmena quiere modificar las leyendas y signos. Para ello la alcaldesa necesita el plácet del Consorcio de Transportes y de Patrimonio Histórico, que dependen de Cifuentes
Además de rebautizar el monumento como «Arco de la Memoria», Carmena quiere modificar las leyendas y signos. Para ello la alcaldesa necesita el plácet del Consorcio de Transportes y de Patrimonio Histórico, que dependen de Cifuentes
Los que andan hurgando, enredando o pasando el tiempo con la Memoria Histórica, rápidamente pusieron sus ojos en el Arco de la Victoria, por entender que era un símbolo franquista de 49 metros de altura en la entrada a Madrid por la carretera de La Coruña o por la de El Pardo. Hace ahora sesenta años que se terminó este monumento, que nunca ha sido inaugurado oficialmente, porque Franco no quiso, sin dar más razones, que por otra parte nadie se atrevió a pedirle. Ahora, unos quieren hacerlo desaparecer, entre ellos Compromís, que así lo solicitó formalmente al Gobierno esta Navidad, y otros, reconvertirlo en Arco de la Memoria, como propondrá este lunes el Comisionado de la Memoria Histórica creado por Manuela Carmena para su aprobación en el Pleno del Ayuntamiento de Cibeles.
Se prevé que la propuesta que presenten saldrá adelante porque fue la propia alcaldesa la que pidió al Comisionado que se fijara en el «arco de la polémica» e incluso propuso hace un año llamarlo «de la concordia» o «de la democracia», además, la regidora siempre ha contado con el plácet del PSOE en los asuntos de la Memoria, pero lo cierto es que la propuesta del Comisionado no sólo depende de Carmena, porque su intención va mucho más allá de un cambio de nombre.
El Comisionado quiere modificar la leyenda y los diferentes signos externos del arco, algunos con claras referencias al franquismo. La inscripción, en la que puede leerse (en español): «A los ejércitos aquí victoriosos la inteligencia, que siempre es vencedora da y dedicó este monumento, y, en referencia a la vecina Ciudad Universitaria: Fundado por la generosidad del Rey restaurado por el Caudillo de los españoles, el templo de los estudios matritenses florece bajo la mirada de Dios», siempre ha sido objetivo de peticiones de retirada por parte de asociaciones de la memoria histórica, no obstante, hasta ahora nunca había sido el Ayuntamiento de Madrid quien liderara la propuesta.
El Comisionado también quiere hacer una intervención en el área externa del monumento para hacer un acceso peatonal al mismo e insertarlo en la estructura urbana. Además, en sus planes también está que su espacio interior albergue una exposición permanente sobre la Batalla de Madrid o «cualquier otro asunto relacionado con el objeto por el que fue erigido el arco». Para llevar a cabo todo esto, Carmena necesita el visto bueno de Cristina Cifuentes, ya que, al parecer está constuido sobre un suelo que es competencia del Consorcio Urbanístico Ciudad Universitaria, que forman las universidades Complutense, Politécnica, UNED y Ayuntamiento de Madrid, su mantenimiento depende del Consorcio Regional de Transportes, pero al estar protegido como Bien de Interés Cultural, la última palabra sobre todo lo que afecte al arco es de Patrimonio Histórico y por tanto tiene que tener el visto bueno del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid.
La iniciativa de levantar el Arco fue de la Comisión Permanente de la Junta de la Ciudad Universitaria, a instancias del entonces ministro de Educación, Ibáñez Martín, en 1942, aunque las obras se iniciaron en 1950 y concluyeron siete años después. Mientras unos aseguran que se erigió para conmemorar la victoria franquista sobre la República; otros afirman que recuerda el lugar donde se produjo la batalla de la Ciudad Universitaria, la más cruenta de la Guerra Civil en Madrid.
La obra fue encargada a los arquitectos Modesto López Otero y Pascual Bravo Sanfeliú. Los frisos alegóricos son obra de Moisés de Huerta, y la cuadriga de Minerva, que corona el monumento, de los escultores Ramón Arregui y José Ortells. El proyecto permaneció algunos años aparcado por falta de presupuesto. En 1946, la Jefatura de Obras Públicas consultó a la Junta de la Ciudad Universitaria, si se debería llevar a cabo el «proyecto de modificación de la avenida de entrada y del emplazamiento del Arco del Triunfo en honor del Generalísimo y del Ejército Español». La Junta de la Complutense, en su reunión del 16 de mayo de 1946, se ratificaba en la conveniencia de realizar este proyecto y se acordó que, dada su situación, al comienzo de la Ciudad Universitaria, el monumento también serviría para conmemorar la construcción de ésta a instancias del rey Alfonso XIII, así como su remodelación y ampliación tras la contienda. Las obras comenzaron en 1950, y se concluyeron cinco años después, aunque no se completaron con los ornamentos hasta 1957. El coste total del proyecto fue de 8 millones de pesetas.
Amenaza de ruina en los 80
Corre el año de 1985, cuando un reportaje del diario YA, descubre que el Arco de la Victoria, sufre importantes desperfectos en su base, que pueden ponerlo en peligro. Los técnicos dictaminan que pueden llegar a ser graves, si no se actúa con rapidez. Se dice que la Administración municipal ha mostrado cierta indiferencia ante lo que puede ser importante si no se remedia. Parece que la Junta de Obras de la Universidad no estaba en condiciones de afrontar la reaparación. Se especula con que el Gobierno socialista municipal está haciendo la «vista gorda» al progresivo deterioro con el ánimo de que caiga en situación de ruina irreversible y poder tramitar entonces un expediente de demolición y acabar así con un vestigio del franquismo. Poco antes, el alcalde, Enrique Tierno, al referirse al Arco de la Victoria, había dicho que «representa una simbología que no se corresponde con la situación democrática del país, ya que constituye el ensalzamiento de una victoria de un bando en la Guerra Civil».
Descubierto el «pastel», se encarga un informe técnico, en el que se explicita los daños observados y se aconseja requerir a la Complutense para que en el plazo de un mes se lleven a cabo obras de reparación. El Ayuntamiento anuncia sanciones si no se realizan estos trabajos, que quizá evitaron una situación de ruina.
La estatua que no fue
Al escultor José Caput, le fue encargada, en 1956, una estatua ecuestre de Franco, vestido de general, para situarla, bien en lo alto del Arco de la Victoria, en vez de la cuádriga, o en la explanada de la parte frontal que mira a la Ciudad Universitaria, incluso se barajó que se situara bajo el arco. Dicen que fue el propio Caudillo quien rechazó que su estatua formara parte de un monumento que no le gustaba nada, y el Generalísimo terminó, en 1959, situado en los Nuevos Ministerios, frente al de la Vivienda, donde permaneció hasta 2005,en que la estatua fue retirada por decisión del Gobierno de Rodríguez Zapatero y abandonada en un almacén.
Actualmente el Arco de la Victoria se encuentra abandonado. Las puertas de acceso están soldadas para evitar los actos vandálicos que en algunos momentos se perpetraron, especialmente pintadas. Y una curiosidad: cerca de dónde se levantó el Arco, estuvo la fábrica de cervezas El laurel del Baco, de ahí que los madrileños bautizaran al nuevo monumento como «Laurel de Paco», en referencia a Franco.
Los signos del pasado
►El regusto imperial
El Arco se alza sobre un basamento rectangular de 130 metros por 42. Tiene 42 metros de altura, a los que hay que añadir los 7 de la cuadriga de Minerva situada en la parte superior. El arco se hizo con el regusto imperial con el que se contruían los tradicionales arcos del triunfo del Imperio Romano. Su diseño original contemplaba que una estatua ecuestre de Franco mirara a Ciudad Universitaria sobre un pedestal. La escultura nunca llegó a colocarse sobre el arco, sino en el patio del Ministerio de la Vivienda, en la Plaza de San Juan de la Cruz, de donde fue desmontada en 2005.
►Esculturas
En total son treinta y cuatro esculturas las que hay en los dos frisos. En el que mira al norte las figuras evocan a las virtudes militares, mientras que las del lado opuesto representan a las disciplinas académicas (Letras Ciencias y Artes). En el lado oeste una Minerva alada toca con las manos la frente de dos hombres, alegoría de la inteligencia: «Mens iugiter victura». En el lado oriental una mujer sedente con una cruz en el pecho, alegoría de la Universidad católica, acoge a los que se acercan a ella.
►Inscripciones
En la cara noroeste, la que mira hacia Ciudad Universitaria puede leerse (en español): «A los ejércitos aquí victoriosos. La inteligencia, que siempre es vencedora, da y dedicó este monumento». En el fronstispicio trasero, en la cara que mira a Moncloa, la inscripción dice: «Fundado por la generosidad del Rey. Restaurado por el Caudillo de los españoles, el templo de los estudios matritenses (se entiende que se refiere a Ciudad Universitaria) florece bajo la mirada de Dios».
►Medallones
Cuatro medallones tiene el Arco, dos en cada cara. En el lado norte (el que mira a Ciudad Universitaria), los medallones recogen dos fechas con números romanos que corresponden a las de comienzo y fin de la guerra civil, es decir: 1936 y 1939 respectivamente, y van acompañadas de las letras alfa y omega que representan el principio y el final. En la cara que mira a Moncloa, los rosetones reflejan las fechas de la construcción de la Ciudad Universitaria por Alfonso XIII y la de la inauguración del arco.
►Escudos
En las puertas que dan acceso al interior del arco, hay dos escudos con el águila de San Juan del franquismo. En la planta de cada uno de los cuerpos del monumento, hay un vestíbulo desde el que se accede a la parte superior mediante una escalera de construida de mármol, y por ella se llega a una sala central con unos miradores que nunca se han utilizado. También dispone de dos ascensores.
El Valle de los Caídos, ¿el siguiente en la lista?
Fue en marzo del pasado año cuando Carmena expresó su deseo de cambiar de nombre al Arco de la Victoria por «arco de la concordia» o «de la democracia», dijo en una entrevista a «Le Miau Noir». Dos meses más tarde creó el Comisionado de la Memoria Histórica, un organo colegiado para asesorar al Ayuntamiento en materia de Memoria Histórica, el mismo que mañana propondrá al Pleno modificar el nombre y los signos franquistas del Arco. En aquella entrevista, Carmena fue más allá y se mostró partidaria de rebautizar el valle de lo Caídos como «Valle de la Paz». La propuesta de cambio de nombre del arco ya está sobre la mesa. ¿Quién sabe si lo siguiente será hacerle una propuesta a El Escorial?
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