Política

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Casta pura

La Razón
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Para erigirse enemigo oficial de la casta no se puede tener pasado político. Y de tenerlo, antes de comenzar la encomiable tarea de serlo, ha de repasarse concienzudamente la trayectoria no sea que un día tus feligreses descubran que el banco al que tanto has criticado te concedió una beca; cuyo presidente, hoy entre rejas, te estrechó fuertemente su mano mientras el monarca al que pretendes desterrar os aplaudía de fondo; que uno de tus máximos colaboradores se apropió de otra beca universitaria que tanto bien hubiera hecho a algún investigador andaluz que sí la merecía, o que el Gobierno de un Estado que cuelga homosexuales de las grúas y asesina a mujeres por el hecho de serlo te pagaban una millonada para que, a su vez, dieras limosnas en negro a la gente que estaba a tu cargo en tu productora de televisión. Una empresa audiovisual que a su vez hacía encargos para el partido político, Izquierda Unida, que un día decidisteis repartiros entre cuatro amigos mientras tomabais unas cervezas al salir del plató.

Y de ahí que una de tus compañeras, cuya relación os aclaramos, no le importaría a nadie si no fuera porque la estáis utilizando para repartiros una organización histórica mientras engañáis con ello a propios y a ajenos, también tenga un pasado ya no oculto donde parece que no le han dolido prendas, como a otros compañeros de Rivas, en repartirse subvenciones y viviendas de protección oficial, algo que, imagino, la camarada Colau no verá con buenos ojos. A quien ose criticaros le diréis la bobada esa de que el miedo está cambiando de bando. Quizá con ese pasado político, sois vosotros quienes no lo habéis perdido nunca.