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Con el corazón dividido

Juan Molina, Carmen Vaquero y Manuel Sánchez
Juan Molina, Carmen Vaquero y Manuel Sánchezlarazon

«Desilusión». Era la palabra más repetida ayer en las calles de Alcorcón cuando a los vecinos se les preguntaba su opinión sobre la noticia del día. Sin embargo, además de la resignación propia de quien acaba de recibir una mala noticia que no tiene vuelta atrás, los alcorconeros aseguraban sentirse molestos con «las formas» utilizadas por el magnate americano y «orgullosos de que le hayamos dicho que no todo vale».

Buen ejemplo de ello es Juan Molina, que a sus 59 años regenta una cafetería en la calle Mayor de la localidad y asegura que, por su trabajo, escucha muchas opiniones sobre este caso. «Y la gente aquí piensa que es una pena que se pierda una oportunidad así, que iba a crear tantos puestos de trabajo, pero también que no puede ser que para hacer negocio cualquiera pueda imponer las condiciones que considere oportunas». Juan lamenta, por otra parte, «que no venga el proyecto porque iba a ser una gran ayuda para los comerciantes».

Otros se muestran más viscerales a la hora de analizar la situación. Manuel Sánchez, por ejemplo, asegura que se alegra «de que Adelson no venga a montar su empresa aquí porque es un mafioso. Ese señor ha hecho su fortuna con actividades indecorosas y aquí quería hacer lo mismo». Este jubilado de 73 años considera que, por lo tanto, está de acuerdo con que el Gobierno «le haya parado los pies».

Los jóvenes lo ven de otra forma. Nerea y Nacho, de 19 años, se alegraban ayer de la noticia puesto «que el trabajo que estaban prometiendo que iban a crear no estaba claro, no creo que fuera con sueldos dignos. Así que era mejor quitárselo de en medio y ya está». Ellos, estudiantes ambos, aseguran que no tenían el menor interés en que el proyecto cuajara.

El mejor ejemplo de cómo se analizaba la situación de forma diferente en función de las circunstancias lo expresaban Carmen Vaquero y Carmen García, madre e hija. «A mí me da mucha pena porque veo a gente joven necesitada de trabajo y creo que esa inversión era una posibilidad que les iba a dar un respiro importante a muchas personas que lo están pasando mal», decía la madre. «Me siento desilusionada y un poco triste, pero ya vendrán otras oportunidades, seguro». Carmen hija no estaba de acuerdo. Ella argumenta que «no era lo que el pueblo necesitaba. Alcorcón es un pueblo con una gran calidad de vida que se iba a ver trastocada por el tipo de negocio que este señor quería implantar. El ambiente iba a empeorar seguro». Aún así, la pequeña diferencia familiar se solucionó con una sonrisa.

Con más dureza criticaba la situación José Antonio Cortés, dependiente de una sala de juegos, que aseguraba que Adelson «es un corrupto y quería traer esa corrupción. Es una alegría porque pretendía llevarse los beneficios y que el Estado asumiera las pérdidas».