Transporte
El Ayuntamiento cobrará por aparcar fuera de la M-30
Creará un sistema de pago para los no residentes que dejen su coche en la frontera de la almendra central bajo petición de los vecinos afectados.
Creará un sistema de pago para los no residentes que dejen su coche en la frontera de la almendra central bajo petición de los vecinos afectados.
Hace apenas diez días, el Ayuntamiento de Madrid anunció que se limitará el aparcamiento en las zonas saturadas por el «efecto frontera» en los distritos que limitan con la M-30. Insistían, desde el área de Medio Ambiente y Movilidad, que dirige Inés Sabanés, en que «no se tratará de un criterio de regulación monetario», sino que se establecerá el acceso o no a los espacios de parking a los vehículos que tengan dos o más ocupantes, como en el carril BUS-VAO (vehículos de alta ocupación). Sin embargo, ahora se plantean cobrar a los no residentes en los barrios en los que los vecinos soliciten al consistorio que se controle el aparcamiento por las dificultades para dejar el coche en horario laboral.
Así lo explicó ayer a Efe la directora general de Sostenibilidad y Control Ambiental, Paz Valiente, que detalló que se establecerá «siempre que los vecinos lo pidan» y para disuadir del uso del coche. Se trata de una medida dentro del nuevo Plan de Calidad del Aire que está desarrollando el área de Medio Ambiente y no supondrá coste alguno para los residentes en los barrios de fuera de la M-30, quienes, a diferencia de lo que sucede con los vecinos de la almendra central, no tendrán que pagar ninguna tasa anual por dejar su coche en la calle.
De este modo, en barrios periféricos que se saturan debido al «efecto frontera» que producen los parquímetros del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) en el interior de la M-30 como Arturo Soria o Ventas, «se va a incluir la regulación del estacionamiento con muchos matices», aclaró Valiente. Y es que los vecinos, asegura, denuncian que en muchas zonas colindantes a la vía de circunvalación es imposible moverse ni aparcar. Es por ello que desde el consistorio madrileño insistieron en que será una medida que se implantará «a demanda» de los residentes en cada barrio.
«Se buscará un sistema que no sea de pago para residentes, pero que a aquellos que vengan de fuera les suponga un coste», señaló la directora general de Sostenibilidad y Control Ambiental, que no quiso dar fechas de cuándo podrían empezar a solicitarse las áreas para residentes fuera de la M-30. Lo que sí apuntó Valiente es que esta propuesta está ligada al proyecto municipal de crear una red de aparcamientos disuasorios para aquellos que residen en otros municipios de la Comunidad pero que se desplazan a diario al centro de la ciudad por motivos laborales, que todavía no se han comenzado a construir, «para que los coches vayan allí y no a esas zonas fronterizas».
Igualmente, desde el consistorio madrileño explicaron que esta medida es compatible con la anunciada hace diez días por la delegada de Medio Ambiente y Movilidad dentro del proyecto europeo de movilidad Civitas-Eccentric, que consiste en controlar mediante barreras las zonas de aparcamientos en los puntos más saturados de los barrios limítrofes con la M-30, en aquellos lugares con más afluencia de coches como universidades, hospitales, centros de salud, ciudades tecnológicas o centros comerciales.
En este caso se trataría de acotar mediante barreras estos espacios de aparcamiento para permitir el paso tan sólo a los vehículos con más de dos ocupantes, sin que se cobre un céntimo ni a los que dejan el automóvil en estos parking ni a aquellos que no puedan acceder. «No es un criterio de regulación monetario sino de alta ocupación de vehículos y sin parquímetros ni nada que se le parezca», señalaron desde el Ayuntamiento de Madrid. Igualmente, también se valora introducir criterios energéticos –por el tipo de combustible que utilice el vehículo– a la hora de permitir o no el acceso a estos aparcamientos.
Y es que el «efecto frontera» está en el punto de mira del equipo de Medio Ambiente y Movilidad, tanto por las quejas vecinales como por la calidad del aire, ya que el nuevo protocolo de contaminación restringe el acceso a la almendra central con niveles más bajos de polución, lo que, en los días de alerta, puede originar mayores problemas de aparcamiento en el entorno de la M-30.
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