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«El profesor me chupaba las orejas y me daba besos en la boca»

Los padres de los alumnos del Vallmont recibieron la noticia con estupor y miedo
Los padres de los alumnos del Vallmont recibieron la noticia con estupor y miedolarazon

La dirección del colegio Vallmont restó importancia a los abusos y dijo a los padres que «los niños se inventan cosas».

La dirección del colegio Vallmont de Madrid, el centro de Villanueva del Pardillo del que uno de sus ex profesores se encuentra en prisión provisional por presuntos abusos sexuales a menores a los que impartía clases, no parecía tener mucho interés en que esos hechos trascendiesen y mucho menos que se denunciaran. Así al menos es lo que se desprende de las declaraciones de los padres de algunos de los menores que han prestado en el Juzgado de Instrucción número 3 de San Lorenzo de El Escorial, encargado de la instrucción de este procedimiento, a las que ha tenido acceso LA RAZÓN. Así, uno de los padres manifestó al juez cómo acudió a hablar con el director del centro, junto a su mujer, después de que su hijo le dijese que el profesor «le chupaba las orejas y le daba besos en la boca». En esa primera reunión, en el curso 2013-2014, el responsable máximo del colegio les dijo que hablaría con el profesor en cuestión y el jefe de estudios. Ese mismo día, el director les llamó por teléfono y después mantuvieron una reunión con el director y el docente, en el que éste «dijo que no es que le chupase las orejas, que sólo se las mordía». En ese momento, según consta en la declaración judicial del padre del menor afectado, «le dijo –el director– al profesor que esa actitud no tenía que repetirse», mientras que a ellos «les pidió discreción y que al niño le iba a ver un psicólogo». Pero, además, el responsable del centro fue más allá y «les dijo que no denunciaran».

En un primer momento, los padres accedieron a tal petición, pero cambiaron de criterio en febrero de 2015. El motivo fue que su hijo, al regresar un día del colegio, les contó que cuando estaba en el patio con un compañero y que éste le comentó que «el profesor Carlos le hacía las mismas cosas que le había hecho a él el curso anterior, guarradas». A partir de ahí, se pusieron en contacto con los padres de ese alumno. Los cuatro acudieron al centro escolar de Villanueva del Pardillo para mantener una reunión con el director, toda vez que, al parecer, los supuestos tocamientos y abusos a menores no habían cesado, sino todo lo contrario. Ese día no pudieron tener la reunión con el responsable máximo del colegio pero les atendió otro integrante del cuadro directivo, el cual les dio una respuesta, cuando menos, sorprendente para unos padres preocupados por los hechos que les habían relatado sus hijos. «Ya sabéis que los niños se inventan las cosas, no hay que darle más importancia». Y, en todo caso, añadió al respecto que lo que manifestaban los progenitores de esos niños era algo que «le extrañaba mucho, pues el profesor era muy querido en el colegio y no tenía constancia de que hubiera cualquier otra queja contra ese profesor». En esa reunión, una de las madres le preguntó si quedaba constancia de las quejas a un profesor –ya que las primeras las realizaron unos padres el año anterior–, a lo que el directivo le contestó que sólo «si era una queja de un profesor borracho, pero por esta cuestión, no»; a la vez que insistió en que «ya saben cómo son los niños, que se inventan las cosas». Poco después, el director les convocó a una reunión para anunciarles que «está solucionado el tema, que no se preocupen, que han despedido al profesor», a la vez que reconoció que había sido un «error» que esos niños no hubiesen sido atendidos por un psicólogos. Pero, en ese mismo encuentro, el jefe de estudios intentó quitar hierro de nuevo al asunto: «No se preocupen, porque ahora el niño tiene diez años y cuado tenga 14 le verán por la calle morreándose con las niñas», comentario que mereció el reproche de los padres.

«Le tocó el pitilín»

Otro de los padres también coincidió en que el director les dijo que «no hacía falta denunciar y que iban a seguir el protocolo del colegio», después de que acudieran al colegio cuando su hijo les contó que el profesor les tocaba sus partes íntimas. En otra de las declaraciones se recoge cómo el menor confesó a sus padres que el profesor en cuestión le tocó una vez «el pitilín», pero que no quería que al docente le pasara nada porque «les quería mucho». El profesor se encuentra en prisión provisional desde el pasado 18 de marzo, después de que la magistrada hubiese rechazado el último recurso que interpuso, en el que esgrimía, entre otras razones, que «no es el prototipo de abusador corrientemente conocido, que serían personas que, abusando de su autoridad, en la oscuridad, opacidad, pueda abusar en este caso de un menor».