El viaje mágico de Vetusta Morla

Con mucha expectación les recibía el WiZink Center de Madrid repleto, anhelando escuchar qué recuerdos tienen los de Tres Cantos del «disco que les cambió la vida».

Que Vetusta Morla levantan pasiones es una obviedad, y que en Madrid, su casa, son los amos, quedó muy claro anoche en la celebración del décimo aniversario de su álbum de debut, «Un día en el mundo». Con mucha expectación les recibía el WiZink Center de Madrid repleto, anhelando escuchar qué recuerdos tienen los de Tres Cantos del «disco que les cambió la vida», el trabajo que enganchó a una masa de aficionados al pop de unos desconocidos sin casa de discos.

Precedidos de un luminoso que proclamaba que «Solo sí es sí», el sexteto apareció en escena. Un vídeo marcha atrás situaba al público en el contacto de los recuerdos, con imágenes de imberbes futuras celebridades capturadas en un vídeo casero, cuando nadie sabía lo que vendría uno, cinco y diez años después. Y en perfecta sintonía, al son de «Un día en el mundo», en acústico y con algo más de vello facial, hicieron entrada los de Madrid caminando por el pasillo del pabellón hasta presentarse en el escenario.

Pucho vestía una camiseta conmemorativa de la noche, la penúltima de 2018, mientras otro Pucho detrás, quien sabe de cuándo, cantaba con flequillo hasta las cejas. «Autocrítica» sonó mas rockera, fuerte, pesada, y esa era la primera pregunta: saber cómo iban a recrear unas canciones que para sus seguidores son icónicas. «Rey sol» y «Pequeño desastre animal» precedieron al primer parlamento. «Esto no es un concierto al uso, es un documento», dijo Pucho, que recordó que el primer concierto del grupo tuvo lugar en la Casa de la Juventud de Tres Cantos y 40 años de la Constitución Española. «Fue importante, pero quizá se obvió el pasado. Se hicieron leyes de amnistía pero también de olvido.

Y quizá de esos lodos estos barros», dijo. Nadie (tampoco la Constitución) resiste la prueba de sus fotos de hace una década, y los Vetusta no son excepción: como reconoce Juanma Latorre, aparecen todos con una pinta de pardillos de muerte, pero capaces de firmar dos temas como «La marea» y «Al respirar», que ayer deconstruyeron (¿o reconstruyeron?) con potentes instrumentaciones. Los madrileños demostraron por qué marcan una época. Dejaron la emoción de sus mejores temas con el poso intelectual que les caracteriza pero con una fuerza en escena inédita, una potencia instrumental de gran banda de rock. Mirando atrás de esta manera, imaginen cómo va a ser el futuro. Esperamos canciones que volver a celebrar.