Madrid
Estudiantes en «pisos patera»
La búsqueda de alquiler de habitaciones en algunos barrios de Madrid se ha convertido en una tarea imposible para los jóvenes que vienen a estudiar. La demanda supera tanto la oferta que, a estas alturas del curso, se puja al alza por las disponibles. Los que no lo consiguen se amontonan en pisos de conocidos
La búsqueda de alquiler de habitaciones en algunos barrios de Madrid se ha convertido en una tarea imposible para los jóvenes que vienen a estudiar.
Buscar una habitación de alquiler para compartir en el barrio Chamberí en estas fechas es misión imposible. El comienzo del curso universitario se ha hecho notar en el mercado del alquiler. Basta entrar en las páginas web en las que se anuncian las ofertas para encontrar decenas de mensajes como: «De momento no se aceptan más visitas. Por favor, no enviar más Whatsapp, lo siento...». El motivo es que, a pesar de que el curso universitario ya ha comenzado, son muchos los estudiantes que aún no tienen casa. La demanda del alquiler de pisos crece cada año en septiembre, sobre todo en zonas universitarias como Chamberí que, aunque es el tercer barrio con los alquileres más caros de todo Madrid, cuelga estos días el cartel de «no hay habitaciones disponibles».
Según datos de idealista.es, el precio medio del alquiler de viviendas en España prácticamente se ha mantenido en el último año, al sufrir únicamente un aumento del 0,2 por ciento. Pero éste no es el caso de las urbes, que cuentan con un mercado de arrendamientos más activo, como ocurre Madrid donde el precio de los alquileres ha aumentado un 3 por ciento, duplicando incluso la cifra de ciudades como Barcelona. De hecho, según señala idealista.es, Madrid es la tercera provincia española con el alquiler por habitación más caro, sólo por detrás de San Sebastián y Barcelona. Se paga una media de 339 euros por habitación, 52 euros por encima de la media. Pero ésta es la media, ya que si el objetivo es vivir en un barrio universitario y es ya octubre, la cifra por una habitación puede llegar a duplicarse.
La demanda supera en tal proporción a la oferta que los aspirantes a conseguir una habitación digna se ven sometidos a auténticos «castings». «En el mismo día se publican alrededor de diez o doce ofertas nuevas y desaparecen. Ahora mismo hay en Madrid muchas más personas buscando pisos de doce por día», explica Iñaki, que ha venido a Madrid desde Vitoria. La consecuencia es que los precios que se muestran de inicio en internet llegan a duplicarse, hasta los 600 euros mensuales por habitación.
El perfil del inquilino de este tipo de alquiler es el del estudiante universitario, que se instala en Chamberí dada las características del barrio: una zona cercana a Ciudad Universitaria y otras universidades como ICADE o CEU, con mucho ambiente tanto de día como de noche. También hay muchos que ya han acabado sus estudios y buscan sus primeros trabajos. Es el caso de Irene Gil Jorge, de San Sebastián, que aún no cobra suficiente para alquilar en solitario y sigue necesitando compartir piso.
Requisitos imposibles
Aunque la demanda siempre es alta, a estas alturas del curso las necesidades se disparan y con ellas, los precios. «Uno de los apartamentos que fui a visitar estaba en mal estado, en obras y sin amueblar, y por él cobraban 500 euros, más gastos a parte», asegura Iñaki, que lleva desde hace dos meses buscando piso mientras se aloja en la vivienda que su pareja comparte con otros compañeros. «Primero tienes que cumplir con los requisitos que el propietario del piso desea –me han pedido que presentara contrato en vigor, últimas dos nóminas, e incluso que el alquiler no superara el 40% de mis ingresos– y después te someten casi a una entrevista de trabajo». Iñaki ya es asalariado, por lo que no le supone un problema presentar las nóminas que requiere para la selección, pero este requisito es casi imposible para los estudiantes como Irene, que ha conseguido instalarse en una habitación después de un mes de búsqueda continua mañana, tarde y noche desde la casa de una amiga, donde tuvo que meterse para poder seguir buscando por la zona.
La competencia puede ser feroz. «Hemos llegado a estar diez personas viendo una habitación, pasando de uno en uno para verla y posteriormente someternos a una entrevista con la casera para ver si eres el perfil que buscan. Te preguntan: cuánto te vas a quedar, tus aficiones, o cómo eres en la convivencia...», explica Irene.
Iñaki asegura que aún está a falta de respuesta del «casting» que le hicieron hace días para instalarse en la última de las habitaciones que ha visto. «En otro piso, los inquilinos que seleccionaban al candidato a la última habitación que les quedaba libre me contaron que habían hecho 25 entrevistas y ayer me enviaron por la noche un mensaje en el que podía leer literalmente: “Tras una difícil decisión, no has sido elegido. Mucha suerte en tu búsqueda”». Irene relata cómo los propietarios se aprovechan de esta situación: «Vi un anuncio de una habitación por 400 euros. Llamé y me informé y a los diez minutos me volvió a llamar la chica para informarme de que el precio iba a ascender a 450 euros».
Irene no es la única. Carolina Bengoechea encontró un piso, aunque para hacerse con el alquiler se vio obligada a pujar por él. La «subasta» al alza hizo que al final tuviera que ofrecer 50 euros más al mes por el arrendamiento: «Al menos tengo casa», afirma.
Todos ellos se quejan además de que los pisos aparecen en los portales de búsqueda en internet como si pertenecieran a propietarios individuales cuando, en realidad los ofertantes del inmueble son agencias inmobiliarias que reciben un cobro más por el servicio prestado. «Somos estudiantes, no asalariados. Hay pisos que no alquilamos porque tendríamos que pagarle una mensualidad más a la agencia», apuntan.
Sólo en Chamberí, el barrio de moda de los estudiantes madrileños, el precio del alquiler por habitación ha subido un 5,4 por ciento en el último año, según datos de idealista. A pesar de ello, la demanda de los alquileres se ha visto incrementada en un 16,7 por ciento.
Cien mil estudiantes de fuera
Pese a que el curso universitario no comienza hasta octubre, en septiembre ya comienzan a llegar muchos de los estudiantes extranjeros y de otras comunidades autónomas que cursan sus estudios en Madrid. En torno a 100.000 alumnos de las universidades madrileñas proceden de fuera de España y de otras provincias. En concreto, son 35.000 los extranjeros –entre los que se engloban los beneficiarios de las becas Erasmus– y 45.000 nacionales procedentes de otras localidades españolas. Habitualmente son éstos los primeros en llegar a los campus para poder iniciar todos los trámites del comienzo del curso, tanto si es su primer año como otros, puesto que al residir fuera de Madrid hay muchas cuestiones que retrasan hasta volver a la comunidad. Un ejemplo de ello es la búsqueda de piso si es la primera vez que viven en la región o si no han podido mantener aquél en el que vivían en cursos anteriores –o pasan de un colegio mayor a vivir de forma independiente–, para lo que necesitan más antelación entre que se visitan las habitaciones y se encuentran compañeros de piso. Este año se celebró por primera vez un festival de bienvenida para todos ellos.
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