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Un desconocido que actuó en solitario

El detenido es conducido a dependencias judiciales.
El detenido es conducido a dependencias judiciales.larazon

La Justicia francesa dictó ayer prisión para Ahmed Chelh. Estaba casado con una española cuando cometió el crimen. El entorno de Eva asegura que la joven no le conocía.

El Grupo de Homicidios de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid tomará declaración en los próximos días a las amigas de Eva Blanco por si alguna pudiera recordar algo del presunto asesino de la joven, Ahmed Chelj Gerj, de 52 años, y que fue detenido a eso de las 14:30 horas del jueves en un pequeño pueblo francés y para quien la justicia gala ordenó ayer prisión provisional. Los investigadores que han llevado el caso tratarán de averiguar si alguna le conocía de vista, si habían cruzado palabra con él o con alguien de la pandilla de amigos o, por el contrario –y como todo parece indicar– se trataba de un completo desconocido para la víctima. Sin embargo, si no le había visto nunca, ¿por qué se metería Eva en su coche? La respuesta sigue siendo un misterio para los investigadores y no tendría mayor repercusión de cara al juicio aunque para la familia ya no tiene mayor importancia. De hecho, la madre de la joven, Olga Puig, se mostró ayer tajante y pidió que no se especulara más sobre el tema ahora que por fin pueden descansar de verdad.

«El entorno no conocíamos a ese hombre de nada. Pido respeto para mi hija», declaró ayer tras una multitudinaria concentración en Algete. Tampoco nadie del pueblo recordaba nada de Chelh, si bien es cierto que su imagen aún no se ha difundido claramente aunque en las imágenes difundidas ayer por el Ministerio del Interior se podía apreciar claramente su rostro. Eso sí, habría que restarle los 18 años que han pasado desde el crimen, cuando el único imputado contaba con 34 años (16 más que su víctima). Pero aunque nadie le ponga cara, hizo vida en la localidad. Ahmed Chelh Gerj, nacido el 1 de marzo de 1963, tiene la nacionalidad española pero es de origen marroquí. Tiene dos hermanos: uno de ellos vive también en Francia aunque no en el mismo pueblo y el otro, a día de hoy, en Murcia, según fuentes cercanas a la investigación. Lo más llamativo que, hasta el momento, ha trascendido del presunto asesino de Eva Blanco es que está casado y tiene tres hijos, según las mismas fuentes, y que ya había contraído matrimonio en el año 1997, cuando cometió el crimen. Un par de años después de la tragedia, en parte por quitarse de enmedio de la investigación y, en parte también por buscarse la vida, según los investigadores, se trasladó a Francia. Antes, dio de baja su vehículo, con el que cometió el crimen: un Renault 18 blanco. Fue en el año 1999 y, desde entonces, ha trabajado en distintas empresas aunque para las autoridades francesas ahora constaba que estaba en paro. Sin embargo, parece que estaba trabajando sin contrato para una empresa de construcción, según las mismas fuentes.

La experiencia laboral de la que la Guardia Civil tiene constancia en España se reduce a conductor del vivero (se dedicaba a suministrar plantas a floristerías y demás clientes del mismo) situado en la carretera de Belvis del Jarama (M-111), muy cerca de la localidad donde vivía su víctima. Allí trabajaba en la época del crimen. Su residencia, según las mismas fuentes, es confusa. Ahmed podría haber estado compartiendo piso con su hermano (quien curiosamente, le deletaría inconscientemente hace un par de años al prestar su ADN para la investigación) aunque también se asegura que vivía en una autocaravana que tenía aparcada en algún terreno cerca del vivero donde trabajaba. Otra parte llamativa de su biografía es su mujer: de origen español y con quien ya estaría casado en abril de 1997. El matrimonio tenía tres hijos: dos niños y una niña, que alguno ya podría ser mayor de edad. La familia vivía con total normalidad en el pequeño pueblo francés de Pierrefontaine Les Varans, situado muy cerca de la frontera suiza. Allí, en ningún momento llamaron la atención. Posiblemente sólo él sabría lo que fue capaz de hacer aquella noche de 1997 a una menor de 16 años. Después de mantener relaciones sexuales con ella sin consentimiento, la joven habría tratado de zafarse de él y Ahmed acabó apuñalándola hasta la muerte hasta en una veintena de ocasiones, según determinó la autopsia realizada en su día. La lluvia de aquella noche entorpeció la inspección ocular que realiza la unidad Científica de la Guardia Civil en la escena del crimen. El agua había borrado de aquel cuerpo abandonado en una cuneta de la M-100 huellas dactilares, había borrado parcialmente la huella de un zapato con el que también se estuvo trabajando mucho tiempo y parate de las rodadas del coche, pero sí quedaron en la ropa de la chica restos de semen, de donde se pudo extraer el ADN del autor, que sería determinante muchos años después para su detención.

El pueblo entero se volcó con el caso y las manifestaciones de apoyo a la familia y pidiendo justicia para Eva sacudieron a la sociedad madrileña de los 90. Aunque un par de años después el Ayuntamiento solicitara voluntarios dispuestos a hacerse pruebas de ADN y unas 2.000 personas firmaron (el documento se guardó bajo llave, pero finalmente el juzgado y la Fiscalía se opusieron a esta prueba masiva) siempre hubo en el pueblo la incómoda sensación de que el asesino de Eva estaba entre ellos. Muchos recordaban ayer como entonces hubo algún señalado y cientos de rumores acerca de quien podría estar detrás de la autoría del crimen. Nunca se pudo demostrar nada contra ninguno pero durante muchos años cargaron en sus espaldas con la grave acusación. El jueves, cuando se conoció la noticia de la detención del verdadero autor, muchos pensaban en lo injusto que habían sido entonces con muchos vecinos a quienes rápidamente colgaron la etiqueta de «sospechoso».

Ayer el mismo pueblo (mucha gente joven que entonces eran niños pequeños) quiso recordar a Eva en una concentración convocada de forma espontánea por los vecinos. Algete quería mostrar su cariño a la familia Blanco Puig y éstos también quisieron agradecer el apoyo recibido por los vecinos durante tantos años. Pero el padre de la joven, Manuel Blanco, quiso agradecer, una vez más, el trabajo realizado a la Guardia Civil que, a pesar de tantas adversidades, nunca tiró la toalla.