Cultura

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La España vaciada hecha arte

«Despobla 2», la muestra de David del Cura, periodista de radio, fusiona el carácter natural de lo rural con la frescura de lo contemporáneo

El artista ha utilizado piedras de un trillo para crear muchas de las obras / Foto: Alberto R. Roldán
El artista ha utilizado piedras de un trillo para crear muchas de las obras / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Una de las máximas que sugiere el espacio expositivo y culinario «Despacio Arte y Vino» tiene que ver con la percepción pautada del tiempo y con esa necesidad de aprender a paladear los minutos en mitad del ruido, la prisa y la intimidación de las grandes ciudades. Con semejante premisa, no es de extrañar que David del Cura haya elegido este pequeño oasis artístico del barrio de Malasaña para inaugurar la exposición «Despobla 2». Una muestra cuyas obras conviene contemplar con la misma ritualidad con la que se recomienda entrar a la galería, es decir, sin prisa, despacio.

A través de fotografías rotas, collages y elementos rurales reconvertidos en objetos contemporáneos, este periodista que se define así mismo como «un tipo de la radio» elabora un discurso estético sobre la España vaciada que invita a una reflexión sobre el impacto que han generado los escenarios rurales en la configuración de nuestro entorno. «Despobla 2 es una observación muy amplia del impacto que el abandono del medio rural genera en cada uno de nosotros. Con un mismo escenario y una misma realidad ¿cuáles son los recuerdos que cada uno mantiene de todo eso?», comenta Del Cura. El proceso de creación de todas las obras que forman el grueso de la muestra, además de basarse en estudios previos de collages clásicos, se sirve de la materialidad de las piedras de un trillo para la construcción de una metáfora no agrícola, sino intelectual, de la expresión «separar el grano de la paja». El resultado son unas fotografías rotas por la presión del trillo que dejan entrever en los huecos restantes la esencia primaria de las imágenes.

El presentador de Onda Cero asegura que no existe ningún trasfondo de crítica social en la elaboración de cada una de las piezas, sino una llamada de atención «para que nos preguntemos qué se puede hacer sin caer en la nostalgia».

Una de las piezas estrella de la muestra es, tal y como asegura Del Cura, una tabla totémica de trillo que ha sido modificada previamente con sprays de diferentes tonalidades para conseguir un resultado que se asemeja al de una tabla de skate con ruedas incluidas, cuya significación recae en la idea de «no incidir en esa autocomplacencia de mirar el pasado como un adorno, sino intentar rehacerlo para plantearnos un futuro mucho más colorista, más vitalista». Tanto es así, que la utilización de colores llamativos responde a una necesidad rupturista con ese pasado históricamente representado en blanco y negro para de esa manera poder «meter una reflexión en cada recoveco que deja la piedra».

«Rehacer lo rural»

La estimulación del cambio, es algo que en esta faceta artística del periodista sigue jugando un papel fundamental: «Como en todas mis obras utilizo la técnica mixta. Necesito muchos elementos para expresar cada cosa que siento y todo tiene lógicamente también un pulso narrativo. Es inevitable, yo al fin y al cabo soy periodista y lo que me gusta es contar cosas. En este caso las historias las cuento yo, pero cada uno las puede interpretar como quiera. Se trata de llamar la atención sobre unos escenarios que hemos vivido todos, sobre un pasado en el que todos hemos estado y sobre un presente y un futuro que quizá convenga que no olvidemos para que seamos capaces de rehacer nuestro concepto de lo rural. Se parte de una premisa muy básica. Hace medio siglo, los pueblos eran ese lugar del que todo el mundo quería huir, ahora parece que todo el mundo quiere ir, pero solo un rato», señala el artista. Y es ahí, entre la huida y el regreso donde David del Cura es capaz de encontrar un espacio de creación para la reconstrucción de los recuerdos.