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Arte

El Prado presenta a Muñoz Degrain, un "rara avis" del XIX que pintó con libertad

La muestra presenta siete obras representativas de sus principales temáticas: nocturnos, paisajes, exotismo y Antiguo Testamento y la mitología clásica

(Foto de ARCHIVO)'Antes de la boda', Muñoz Degrain, Antonio Óleo sobre lienzo, 120 x 95 cm 1882 Madrid, Museo Nacional del Prado. Adquirido en 1884REMITIDA / HANDOUT por MUSEO DEL PRADOFotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma16/01/2012
'Antes de la boda', de Antonio Muñoz DegrainMUSEO DEL PRADOMuseo del Prado

El Museo del Prado ha presentado este lunes una muestra dedicada a Antonio Muñoz Degrain (1840–1924), una de las figuras más originales del arte español del siglo XIX, un “rara avis” que no se dejó llevar por las corrientes naturalistas de la época, si no que siguió su propio camino repleto de paisajes, temas religiosos y exotismo.

La exposición, compuesta por una decena de pinturas pertenecientes a la colección del Prado muestra la variedad temática, el dominio técnico y la visión estética del pintor valenciano, que fue “extraordinariamente libre a la hora de escoger temas”, ha subrayado el jefe de la Colección del XIX del Prado y comisario de la exposición, Javier Barón.

La muestra presenta siete obras representativas de sus principales temáticas: nocturnos, paisajes, exotismo y Antiguo Testamento y la mitología clásica.

La selección incluye piezas emblemáticas como ‘Paisaje del Pardo al disiparse la niebla’ (1866), restaurada recientemente para esta presentación y considerado el paisaje más destacado del autor. Con una pincelada suelta, que recuerda en ciertos aspectos a la factura de Velázquez, y una captación asombrosa de la atmósfera, esta pintura le valió una medalla en la Exposición Nacional de 1866, ha explicado Barón.

Obras como ‘Recuerdos de Granada’ (1881) o ‘Vista de Granada y Sierra Nevada’ (h. 1915) ilustran su enfoque subjetivo y evocador del paisaje, en el que la imaginación se funde con la realidad.

La exposición también recupera su faceta de pintor de historia y temas literarios, como en el estudio preparatorio a lápiz para su obra de mayor fama, ‘Los amantes de Teruel’, no incluida en la muestra pero que se puede ver en una sala cercana.

La fascinación del artista por el exotismo norteafricano en ‘Los escuchas marroquíes’ (1879), la pintura religiosa en ‘Jesús en el Tiberíades’ (1909) y el detalle cotidiano en ‘Rincón de un patio toledano’ (1904), confirman la versatilidad del artista y su constante búsqueda de nuevos lenguajes pictóricos.

Profesor en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, Muñoz Degrain era muy amigo del pintor José Ruiz Blasco, quien en el curso 1897-98 le mandó a su hijo, Pablo Picasso, como alumno.

Sin embargo, Picasso se saltaba las clases con tal frecuencia que “su maestro dudaba de si le había sacado mucho partido”, ha explicado Barón, antes de considerar que “sí que le sacó partido, porque en vez de ir a clase, se venía al Prado a aprender de los maestros”.

Como ha explicado el director adjunto de Conservación e Investigación del Museo, Alfonso Palacio, la muestra se enmarca en el programa de difusión de colecciones del siglo XIX, las más extensas entre las de pintura que conserva el Prado, que ha permitido mostrar artistas, técnicas y contextos en pequeñas exposiciones monográficas.

Se continúa así la línea iniciada en 2009 de mostrar al público conjuntos de interés de la vasta colección del siglo XIX del Museo de artistas como Aureliano de Beruete, Federico de Madrazo, Francisco Pradilla o José de Madrazo.