Exposición
Líneas en el desierto
Espacio Fundación Telefónica acoge hasta el 19 de mayo la muestra más completa hasta el momento en España sobre la cultura prehispánica que habitó la cuenca del río Grande de Nazca entre el 200 a. C. y el 650 d. C., una de las más enigmáticas del antiguo Perú, cuyo rasgo más característico son los impresionantes y misteriosos geoglifos lineales de gran tamaño dibujados en el desierto, hechos para ser vistos desde el cielo.
Organizada por el Museo de Arte de Lima y el Museo Rietberg de Zúrich, y en colaboración con otras instituciones, «Nasca. Buscando huellas en el desierto» propone desvelar la historia de estas gentes a través de una selección de cerca de trescientas piezas, entre cerámica, tejidos, orfebrería... Pero también mediante novedosos recursos tecnológicos que ayudan a explicar su tecnología hidráulica y el significado de los mencionados geoglifos
–que significa «grabados en la tierra»–, que siguen siendo motivo de debate 2.000 años después. Así, la muestra analiza el desértico paisaje sagrado al que acudían a realizar ofrendas y rendir culto a sus dioses en la permanente búsqueda de agua y fertilidad. Un terreno pedregoso transformado en espacio ritual con miles de líneas y figuras, que representan imágenes inspiradas en su entorno y también personajes sobrenaturales que pertenecen a un mundo paralelo.
Cahuachi, uno de los sitios arqueológicos más conocidos de la cultura Nasca –o Nazca– ocupa un lugar destacado con los valiosos objetos especialmente traídos para esta exposición, junto al contenido de tres fardos funerarios de la necrópolis de Wari Kayan. Con complejas estructuras piramidales, fue el centro político-religioso de la región, que controlaba los recursos de agua con respecto a las poblaciones menores cercanas. A este lugar se acudía a hacer ofrendas y era el punto de partida hacia la zona de los geoglifos para realizar las ceremonias multitudinarias.
Como destacan los comisarios de la muestra, Cecilia Pardo, arqueóloga y subdirectora del Museo de Lima, y Peter Fux, del Museo de Rietberg, el visitante vivirá una experiencia única, ya que, aparte de la exhibición de piezas únicas de extraordinario valor, se ha implementado el uso de animaciones, «mappings», realidad virtual y simulaciones en tres dimensiones. Estos recursos técnicos ayudan a difundir la información que arrojan estos objetos sobre las sociedades prehispánicas, cómo pensaban, cómo se organizaban, y sobre todo, sobre cómo fueron capaces de sobrevivir en un desierto tan árido y desarrollar una sociedad agrícola y marítima. La exposición, además, se completa con actividades gratuitas y talleres dedicados a todos los públicos.
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