Política

Contaminación ambiental

Los malos humos que no ataja Carmena

Las zonas más contaminantes, como Fernández Ladreda o Escuelas Aguirre, están fuera del perímetro

Estación de medición de la calidad del aire situada en la Plaza de Fernández Ladreda / Luis Díaz
Estación de medición de la calidad del aire situada en la Plaza de Fernández Ladreda / Luis Díazlarazon

Las zonas más contaminantes, como Fernández Ladreda o Escuelas Aguirre, están fuera del perímetro.

La nueva Área de Prioridad Residencial (APR) Madrid Central se ha implantado como parte del Plan A de Calidad del Aire que quiere reducir drásticamente las emisiones de contaminantes mediante la restricción del tráfico rodado en el distrito Centro. Sin embargo, se da la circunstancia de que no es en esta zona donde se producen los mayores picos de contaminación pese a que el Ayuntamiento que gobierna Manuela Carmena afirma que se logrará bajar la polución un 40% gracias a la menor presencia de coches.

Es más, la alcaldesa tuvo recientemente un encontronazo con el consejero de Medio Ambiente, Carlos Izquierdo, al afirmar que «Madrid no ha empeorado su aire, Madrid esta mejorándolo cada día», durante la inauguración del 14º Congreso Nacional de Medio Ambiente. El consejero explicó, con datos del informe de Calidad del Aire de la Ciudad de Madrid que realiza cada año Ecologistas en Acción, que no sólo esta afirmación es incierta sino que, además, los peores datos de contaminación no se dan nunca en el centro de la ciudad, sino en los distritos más alejados.

Según dicho informe, 2017 fue el peor año de contaminación en la capital desde que gobierna Carmena e incluso antes. Así, en el caso del dióxido de nitrógeno (NO2), que es el contaminante que hace saltar las alertas del plan antipolución, 15 de las 24 estaciones de medición de la ciudad rebasaron el valor límite anual (40 micrográmos por metro cúbico), mientras que en 2016 fueron 9; en 2015, 13; en 2014, 6 y en 2013, 8. Asimismo, el valor límite horario que está establecido en 200 microgramos por metro cúbico y que no debería rebasarse más de 18 horas al año, se superó en siete estaciones.

La gran mayoría de las estaciones que registraron los peores datos de contaminación el año pasado se encuentra fuera de Madrid Central, donde tan sólo se ubica una en la plaza del Carmen y, en los límites, Plaza de España. En concreto, las dos estaciones que peores datos arrojan sobre el dióxido de nitrógeno son la de Escuelas Aguirre, situada junto al Retiro, y la de la plaza de Fernández Ladreda, en Usera. El pasado año la primera superó la media anual de NO2 hasta llegar a 62 microgramos por metro cúbico de media anual, y 41 superaciones horarias de 200 mg por m3; mientras que la segunda tuvo una media de 59 mg por m3, y 88 superaciones horarias.

En lo que va de año y, pese a las mejores condiciones meteorológicas, estas estaciones junto con la de Plaza de España y la de la Avenida Ramón y Cajal ya incumplen la media anual de 40 microgramos por metro cúbico, aunque tan sólo Fernández Ladreda ha superado el límite de 18 superaciones horarias de 200 microgramos por metro cúbico, llegando a 26 según los datos disponibles en la web de Calidad del Aire del Ayuntamiento de Madrid.

No existe aún ningún proyecto del consistorio madrileño para actuar sobre estas estaciones o sus entornos, aunque sí se modificó el protocolo anticontaminación para que, cuando haya superaciones horarias de dióxido de nitrógeno, también se tengan en cuenta las de los distritos de la periferia de la capital y no sólo del centro. Desde el Ayuntamiento siempre se ha afirmado que la limitación del tráfico del centro es fundamental para el resto de la ciudad, si bien en el caso de Madrid Central la restricción afecta a 58.600 vehículos de paso, que es una cuarta parte de los que entran diariamente al distrito Centro, según datos del consistorio. Es decir, de los 223.000 viajes diarios que se hacen por esta zona, Madrid Central elimina una cuarta parte que supondrá una reducción del 40 por ciento de la contaminación del distrito.

El Consistorio hizo ayer balance del primer fin de semana de Madrid Central. Y, como está siendo habitual desde este pasado día 30, lo hizo de un modo triunfalista. Según afirma en un comunicado, celebra una puesta en marcha «sin incidencias, menos tráfico y mayor uso del transporte público». Entre otras cifras, señala que la presencia de coches en Gran Vía se ha reducido en un 51%, eso sí, con respecto a «la antigua configuración de tres carriles», antes de las obras de remodelación de la avenida y que tuvieron su puesta de largo el día 23 de noviembre. También ha bajado la afluencia de vehículos en las calles Toledo (17,4%) y Alcalá (1,9%). El Ayuntamiento presume asimismo del aumento de usuarios en las líneas de EMT que pasan por Madrid Central y su perímetro: unos 17.000 viajeros más, lo que supone un incremento del 1,12%. El sábado, la subida fue del 4,32% y alrededor de 34.600 usuarios más. Por último, considera que la «mejora de la circulación» ha supuesto que los tiempos de viaje de la EMT se hayan reducido un 4,3% en aquellas líneas que recorren el perímetro y un 14,4% en las que pasan por las zonas restringidas. En resumen, el balance que realiza el Consistorio es «muy positivo», con unos resultados «acordes» o que «incluso mejoran» sus previsiones, si bien reconoce que «aún es pronto para realizar una evaluación completa» de la ordenanza.

Números rojos

Sin embargo, llama la atención el hecho de que en la nota no hay ni una sola referencia a la contaminación. Un factor que, como no se han cansado de repetir en el Consistorio, ha sido la principal motivación por parte de Manuela Carmena a la hora de poner en marcha la ordenanza. De momento, si nos ceñimos a la presencia de NO2, Madrid Central no ha supuesto un gran cambio. Es más, en algunos casos las cifras empeoran. Así ocurre, según los datos que el propio Ayuntamiento ofrece en su web de calidad del aire, en las dos estaciones en las que más deberían influir las actuales restricciones al tráfico: las situadas en la plaza del Carmen y en Plaza de España.

En la primera, si comparamos con la semana anterior –viernes 23– a la misma hora punta –9:00 horas–, se pasó de los 54 microgramos (µg) de dióxido de nitrógeno por metro cúbico a los 69. Lo mismo ocurrió este pasado sábado 1 de diciembre: de los 38 µg se aumentó hasta los 56. Y, ayer, los 30 µg del pasado día 25 pasaron a ser 41.

En lo que respecta a plaza de España, los datos no fueron mucho mejores. El viernes 23, a las 9:00 horas, se registraron 72 µg por 77 el mismo día de la inauguración de Madrid Central. El día 24, la estación de medición de esta zona frontera con Madrid Central marcó 38 µg, mientras que este sábado subió a 39. Ayer fue el único día en el que las cifras mejoraron: 26 µg, cuando el domingo 25 el medidor marcaba 39.

¿Qué ocurre mientras en las estaciones más contaminantes, como las situadas en la Plaza Fernández Ladreda y en Escuelas Aguirre, que se encuentran fuera de Madrid Central? Tampoco se ven liberadas de los gases contaminantes. En la primera, el viernes se pasó de 89 µg a 91 en una semana; el sábado, de 44 µg a 73, y ayer, de 34 a 39. En la segunda, este viernes y sábado fueron igualmente negativos en lo que respecta a la presencia de NO2. Sí es verdad que, ayer, el medidor de Escuelas Aguirre mostró cierta mejoría durante la mañana respecto al domingo 25.