Madrid
Los policías acusan a Barbero de provocarles
Los sindicatos, sorprendidos por la investigación que el concejal quiere iniciar por delito de odio. «En su cargo van incluidas las quejas», le dicen
Los sindicatos, sorprendidos por la investigación que el concejal quiere iniciar por delito de odio. «En su cargo van incluidas las quejas», le dicen
Si la plantilla de Policía Municipal ya estaba bastante cabreada antes de la concetración del martes en la Plaza de la Villa (el desmantelamiento de las UCS fue sólo la gota que colmó el vaso, ya que sólo pedían el cumplimiento de los acuerdos firmados), el transcurso de los acontecimientos desde entonces ha empeorado la imagen que ya tenían de sus jefes: el director general del Cuerpo, Andrés Serrano (también policía) y el concejal de Salud y Seguridad, Javier Barbero. Hasta ahora, los agentes, representados a través de los sindicatos, cargaban principalmente contra Serrano porque «realmente es él quien toma las decisiones; Barbero no tiene ni idea de la Policía». Sin embargo, su reacción tras el escrache, acusándolos de «fascistas» y de haberle agredido –cuando en los vídeos se aprecia que no le tocaron aunque sí insultaron– ha abierto la caja de los truenos y ahora, el concejal lo tendrá más complicado. Y es que Barbero anunció que iba a estudiar si iniciaba una investigación por si los protestantes hubieran incurrido en un delito de odio (entre los insultos que le profirieron estaba «rojo de mierda»). La investigación, según una portavoz del Área de Gobierno de Seguridad, podría ser sólo de forma administrativa, por parte de Policía Nacional o de Asuntos Internos de Policía Municipal, es decir, los propios compañeros de los manifestantes o incluso ellos mismos si es que acudieron a la protesta del martes. Desde el sindicato CPPM, el mayoritario, enviaron una carta al concejal en la que decían que «los policías municipales y, no un grupo de fascistas, como usted va diciendo, ejercieron su derecho constitucional de protesta, previa autorización para ellos de la Delegación del Gobierno y en vez de reflexionar de por qué estos policías protestan, les insulta y ofende». Los sindicatos siempre se han quejado de que las mesas de negociación no son precisamente de tal. «Convocan para decir “hemos hecho” o “vamos a hacer”. Eso no es diálogo, simplemente nos informan». La misiva a Barbero reprocha el tono del concejal. «Ya que ocupa un cargo de responsabilidad pública, debería ser más moderado en sus manifestacionesy aplicar verdades como provocación». Porque los sindicatos manifestantes le acusan de que tanto él como Serrano trataron de provocar a los policías «con su mirada y su sonrisa», paseando a lo largo de la Plaza de la Villa. «Estudie los motivos que han llevado a manifetarse a trabajadores del Ayuntamiento con bastantes más años que usted de servicio en esta Administarción (...) En su cargo van incluidas las quejas y protestas, y si no sabe asumirlas ya sabe lo que tiene que hacer». Ayer fueron muchos los políticos que se pronunciaron al respecto. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, pidió diferenciar entre «libertad de expresión» y «situaciones que puedan vulnerar la integridad física». Por su parte, la portavoz del PP en el Ayuntamiento, Esperanza Aguirre, recordó a Barbero que no se puede distinguir entre «escraches buenos y malos», destacando, además, que fue precisamente Podemos quien los puso «de moda». La presidenta regional, Cristina Cifuentes (víctima de un escrache hace años), condenó estas acciones pero matizó que, cuando ella lo sufrió, «no se hicieron condenas por parte de los compañeros de viaje de Barbero». «Probar de tu propia medicina te hace darte cuenta de lo que hacías», dijo el ministro del Interior, Jorge Fernández.
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