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Los trucos sucios de los furtivos

Utilizan desde cepos que mutilan a los animales hasta redes invisibles que alteran la fauna y el ecosistema

RED JAPONESA O INVISIBLE. Está red es casi imperceptible para los ojos, se ata verticalmente para que los pájaros se choquen contra ella.
RED JAPONESA O INVISIBLE. Está red es casi imperceptible para los ojos, se ata verticalmente para que los pájaros se choquen contra ella.larazon

MADRID- Los Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid tienen mucho trabajo este verano porque, aparte de investigar los incendios que asolan la sierra madrileña, también velan por al seguridad de la fauna que allí vive, ya que son muchas las trampas que los cazadores furtivos colocan por el monte para matar animales de manera indiscriminada.

El pasado 17 de agosto se inició la temporada de caza de media veda –que incluye especies como el conejo, la liebre, los córvidos o las palomas migratorias– y, a su vez, empieza una dura temporada para los Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, ya que los cazadores furtivos infestan los montes de la sierra de Madrid con trampas ilegales y no selectivas, que alteran de manera perjudicial la fauna y el ecosistema.

Localización por GPS

Los agentes forestales recorren el monte día tras día en busca de estos artefactos y, hasta el momento se han registrado 22 denuncias por el empleo de artes ilícitas para la caza. Cuando encuentran una de estas trampas el procedimiento a seguir siempre es el mismo: «Lo primero que hacemos es colocar un testigo métrico en el lugar justo donde hemos hallado la trampa, después establecemos las coordenadas del lugar con el GPS, tras ello realizamos fotografías tanto de la trampa como de los alrededores y redactamos un acta que registre el hecho», explica Antonio Martínez, jefe de servicio de los Agentes Forestales. «Este acta en muchas ocasiones nos sirve para relacionar el modus operandi con hallazgos anteriores que hallan seguido la misma metodología», añade.

Tras realizar este proceso las trampas son precintadas y quedan bajo custodia, mientras que el acta se envía al departamento de disciplina ambiental de la Comunidad de Madrid para que ellos gestionen el expediente sancionador correspondiente. Muchos los cazadores que usan estos métodos no son conscientes del peligro que supone la colocación de estas trampas por el campo, «por estas zonas pasan muchos excursionistas con su perros domésticos, son lugares de mucho tránsito de personas, no sólo de animales, que pueden resultar heridas» comenta Javier.

Detener a un cazador furtivo es una tarea muy complicada, sobre todo si ha utilizado métodos como el del lazo, que no dejan huella y que no hacen necesaria la vuelta del infractor al lugar de los hechos. Lo primero que hacen los agentes es observar si cuando encuentran una de estas trampas se repiten indicios, como una forma determinada de colocarla o si por ejemplo el trampero se ha dejado colillas o alguna bebida en los alrededores, cualquier detalle que pueda conducirles hasta el culpable. Si esto ocurre, se establece una patrulla de vigilancia, que puede permanecer en el lugar durante varios días, para intentar descubrir al furtivo manipulando la trampa, y así poder constatar el delito e imponerle la sanción correspondiente.

«La sanción por el empleo de métodos prohibidos de caza puede ir desde los 6.000 hasta los 60.000 euros; es un delito penal», comenta Antonio. Sin embargo, a pesar de las elevadas sanciones económicas, la mayoría de los cazadores vuelven a reincidir al año siguiente. «Cuando volvemos a encontrarnos con ellos nos dicen que es como un veneno, que lo llevan en la sangre», explica Javier, jefe de comarca, a lo que Antonio añade: «les gusta cazar animales por naturaleza, y a eso se le une el morbo de hacerlo de forma furtiva y a escondidas».

En algunas ocasiones, y dependiendo de las trampas, es más fácil capturar a un cazador, ya que vuelve al lugar de los hechos a recoger su presa y a volver a colocar la trampa. Los animales capturados vivos son trasladados al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de la Comunidad de Madrid para su reconocimiento por los veterinarios, recuperación si procede, y su posterior puesta en libertad en el medio natural.

Ademas de la utilización de métodos de caza ilegales, los agentes forestales deben ocuparse de muchas más infracciones, sobre todo en estos días que se acaba de abrir la temporada de caza de media veda, y muchos cazadores se saltan la normativa de no cazar a menos de 50 metros de las carreteras. De hecho, ayer mismo los agentes forestales recibieron un aviso del centro de control de la R-2 porque un grupo de cazadores se encontraba disparando a menos de 25 metros de la carretera y un ciudadano dio el aviso al 112 que a su vez alertó a los agentes forestales. No respetar los cotos de caza conlleva una sanción de 300 euros y dos años de inhabilitación para cazar.

Un cebo con veneno

Respecto a la colocación de los famosos cebos con veneno, en lo que va de año se ha detectado tan sólo un caso de colocación de pasta cocida con veneno. Hasta ahora han muerto por envenenamiento un búho real, un erizo y un milano real, aunque aún queda confirmar los resultados de las analíticas de tres cigueñas blancas, un zorro, un águila calzada y un ratonero. Todos ellos han sido encontrado por los agentes forestales de la Comunidad de Madrid.