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Más de 7.000 propuestas moldean Castellana Norte
La promotora ha consultado el proyecto con 50 instituciones, 10 asociaciones y vecinos de Hortaleza, Chamartín y Fuencarral. La colocación de dotaciones sociales en los límites y la unión de las zonas verdes, entre las ideas que ha incluido
Cuesta imaginar, más allá de las recreaciones durante su presentación, lo que supondrá el nuevo distrito Castellana Norte, la antigua Operación Chamartín, para Madrid. Son tres millones y pico de metros cuadrados que abarcan desde plaza de Castilla hasta la M-40 en una zona en la que ahora no hay más que viejas naves industriales y caminos de tierra. Por ello y en una medida pionera en proyectos que surgen de la iniciativa privada, la empresa Distrito Castellana Norte Madrid (DCNMadrid) ha consultado a los vecinos de los distritos afectados –Chamartín, Hortaleza y Fuencarral– sobre qué mejoras harían a un proyecto en cuya redacción han participado 31 empresas, 21 locales y 10 compañías internacionales.
Es más, no sólo les han preguntado, sino que han modificado el plan urbanístico para adecuarlo a las necesidades de los vecinos. Para ello montaron un stand itinerante que durante 21 días ha recorrido los barrios del entorno de Castellana norte y por él han pasado nada menos que 7.000 personas, 50 colegios con un total de 300 niños y se ha contactado con 34 asociaciones de vecinos, con reuniones con 10 de ellas, así como con 50 instituciones a las que se les ha presentado el proyecto. Incluso participaron en un pleno en la Junta de Chamartín con la asistencia de un centenar de personas interesadas en cómo les va a cambiar la vida el proyecto en los próximos 20 años.
De estas reuniones han surgido miles de propuestas distintas que van desde lo más general, sobre el modelo de ciudad que conlleva Castellana Norte, al detalle, como cuánto va a ocupar un parque en particular de los muchos que se van a crear. Sin embargo, entre todas las dudas, cuestiones y sugerencias destacan tres que son las que ya se han incorporado al proyecto: unir los jardines, «coser» los barrios y que los equipamientos sociales previstos se ubiquen en los bordes del nuevo distrito para favorecer a los barrios limítrofes.
Una de las dudas que más surgían eran las zonas verdes, más allá del gran parque de 24 hectáreas que cubrirá las vías del tren junto a la estación de Chamartín. Están previstos 566.826 metros cuadrados de zonas verdes y espacios libres arbolados, entre los que se incluye una vía ciclista de 12,8 kilómetros de extensión, que estará conectada con la red ciclista existente y con acceso a todas las estaciones de Metro y Cercanías. Lo que interesaba a los vecinos es que los nuevos parques y zonas verdes se conectaran con los que existen actualmente en los distritos limítrofes para formar un gran paseo verde. De hecho, la prolongación de la Castellana tendrá un gran bulevar peatonal ajardinado que servirá de conexión con todos los parques.
La necesidad de unir los barrios proviene del gran rodeo que tienen que dar quienes, por ejemplo, residen en Las Tablas pero van a trabajar a Fuencarral. Sus únicas alternativas para sortear las vías de tren son la M-30 y la M-40, por lo que pidieron a DCNMadrid que «cosiera» los barrios. Así, se han incluido varias pasarelas para conectar los distritos –incluido un gran puente peatonal y ciclista– y se han cuidado la continuidad de las vías existentes para enlazar con el nuevo barrio.
Por último, la preocupación de los vecinos de los distritos que lindarán con Castellana Norte es que los equipamientos sociales previstos en la operación se queden únicamente para los nuevos habitantes de la zona. En su lugar, proponían acercarlos a las «fronteras» de los barrios para que puedan ser disfrutados por más madrileños. De este modo, la sociedad promotora ha modificado sustancialmente el proyecto ubicando prácticamente todos los equipamientos sociales previstos –centros de mayores, colegios, centros de salud, equipamientos deportivos, etc.– en los bordes del plan. Aunque dependerá del Ayuntamiento de Madrid decidir qué equipamiento pone en cada lugar reservado para ello, las parcelas para uso municipal ya han quedado reservadas en los laterales.
Junto a estas solicitudes, la sociedad que desarrolla el proyecto, financiada fundamentalmente por el banco BBVA, también ha recibido tanto críticas como aplausos por su plan urbanístico. Mientras algunos consideran que no es necesario un planeamiento tan enorme –hay que tener en cuenta que no se ejecutará de la noche a la mañana, sino que, pese a que ya tiene consignada toda la inversión necesaria, se hará a lo largo de las dos próximas décadas–, otros no pueden esperar a que se haga realidad.
Entre las cuestiones más aplaudidas está el incremento de zonas verdes, la conectividad, que se ha aumentado por las peticiones de los vecinos; el transporte público, que unirá –mediante Metro, Cercanías y autobuses de alta capacidad– tanto el interior del distrito con una nueva lanzadera como con los barrios limítrofes; la reubicación de los equipamientos en el exterior de Castellana Norte y la oferta de vivienda, ya que, debido a la parálisis económica que afectó a los nuevos desarrollos urbanísticos, el parque inmobiliario de nueva construcción es escaso en la actualidad.
Además, según explicaron desde Castellana Norte, estas reuniones no han terminado con el intercambio entre las propuestas de los vecinos y los promotores de la operación Chamartín, ya que planean repetir la experiencia tanto con el stand intinerante como con el fomento de encuentros con asociaciones y particulares afectados por el proyecto. Es más, está previsto que se instale un puesto permanente de información donde recoger las sugerencias, estudiarlas y, si es beneficioso para los madrileños, incorporarlas al proyecto.
¿Cuándo y por dónde meterán la piqueta?
Hasta dentro de al menos un año no se escucharán las primeras excavadoras que convertirán el norte de la capital en un nuevo distrito. Actualmente, el proyecto se encuentra a la espera de la aprobación definitiva de su Plan Parcial por el Pleno del Ayuntamiento de Madrid. Después tiene que pasar por el visto bueno del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid y luego será el momento de diseñar las unidades de ejecución, es decir, los trozos en los que se dividirá el proyecto para ir haciendo las obras poco a poco. Será el consistorio madrileño, en colaboración con la empresa promotora, quien diseñará estas unidades con el principio de que cada una tiene que ayudar al inicio de la siguiente, tal y como se hizo con la reforma de la M-30. Así, lo más probable es que las primeras zanjas se abran en la zona más cercana a la estación de Chamartín, entre las vías y la M-30.
Las principales solicitudes
- Zonas verdes conectadas. El proyecto diseñado por Castellana Norte contempla más de 566.826 metros cuadrados de zonas verdes que, a petición vecinal, conectará con las que ya había en los barrios adyacentes para crear una sensación de continuidad.
- Equipamientos en los extremos del barrio. La ampliación de la Castellana contará con 286.059 metros cuadrados de equipamientos sociales que se van a colocar en los bordes del proyecto para que las residencias, colegios y polideportivos nuevos den servicio a los barrios situados al este y al oeste.
- Mejorar la movilidad norte-sur, este-oeste. La prolongación en más de 3,7 kilómetros de la Castellana permitirá unir los barrios del norte de Madrid con el de Chamartín y «coser» Hortaleza y Fuencarral mediante varias pasarelas solicitadas por los vecinos.
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