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Mueren tres jóvenes por un escape de gas en un piso okupa de Móstoles

El aviso lo dio un amigo, que tras llamar sin obtener respuesta, rompió una ventana para entrar en la vivienda. Dos dormían, sólo una chica intentó huir sin éxito

Los familiares de los fallecidos tuvieron que ser atendidos por los servicios de Emergencia Social de la Comunidad de Madrid
Los familiares de los fallecidos tuvieron que ser atendidos por los servicios de Emergencia Social de la Comunidad de Madridlarazon

Sandra, Ángel y Crístofer estaban de visita en casa de un amigo que había asaltado una vivienda –vacía por ser propiedad de un banco– en Móstoles y vivía allí de okupa con su chica. Éstos habían salido, dejando a los tres jóvenes en la casa, por la que, según explicaron los vecinos «pasaba mucha gente». De hecho, Javier, un cuarto amigo del trío, se extrañó cuando, al ir de visita al piso, no obtuvo respuesta después de aporrear la puerta durante un rato justo después de comer. Una vecina, harta del ruido, le sugirió que probase por la ventana ya que era un primer piso y al entrar se encontró con una escena dantesca: los cuerpos de sus amigos. Dos de ellos yacían sin vida en el sofá, pero Sandra estaba en el suelo, cerca de la puerta, como si hubiese querido salir de allí, sin lograrlo.

Tras la llegada de los servicios de Emergencias se descubrió que se había producido un escape de gas y los tres amigos habían fallecido por inhalación de monóxido de carbono. No llegaban a la treintena y por la disposición de los cuerpos, que se encontraban todos en la misma habitación, parece que los hombres no se dieron cuenta de lo que sucedía, puesto que debían de estar dormidos y la muerte por inhalación de gas es conocida como «muerte dulce». Sin embargo, la chica sí debió notar un mareo extraño y trató de salir de la casa.

Un piso conflictivo

La tragedia tuvo lugar en el número 14 de la calle Oviedo de Móstoles, en el piso primero, puerta 1, okupada desde hacía más de seis meses, según detallaron los vecinos, que relataron que había habido muchas peleas en torno a la vivienda. «Se oían ruidos y gritos y pasaba mucha gente por allí», aseguró uno de los habitantes del inmueble. El propietario de un bar cercano explicó a su vez que la Policía había acudido recientemente a detener a un individuo en la misma vivienda okupada al que, por su violencia, habían tenido que reducir entre cuatro agentes.

Efectivamente, el piso era un lugar de trasiego en el que los incidentes eran habituales. «Hace poco tuve que saltar por la misma ventana por la que he entrado ahora, porque aparecieron tres magrebíes con un cuchillo por la puerta para intentar quedarse con el piso», explicaba Javier, mostrando las cicatrices en su brazo por el enfrentamiento con quienes habían detectado que el piso estaba vacío.

Mientras la Policía Científica recababa pruebas de lo ocurrido, se acercaron hasta el lugar los familiares de los chicos fallecidos, que venían de Leganés y de las localidades toledanas de Yuncos y Puebla de Montalbán. El impacto al conocer el destino de Sandra, Ángel y Crístofer fue tan fuerte que tuvieron que ser atendidos por efectivos de Emergencia Social de la Comunidad de Madrid y de la Cruz Roja que les trataron por crisis de ansiedad. También los vecinos, sorprendidos por lo sucedido, apoyaron a los parientes de los jóvenes llevándoles sillas, mantas y algo de beber.

Hasta el piso ocupado se acercó también un equipo de Bomberos de Móstoles para controlar el escape de gas que provocó la muerte de los tres chicos y que podría poner en peligro a todos los vecinos en caso de que afectase a las tuberías generales del edificio, ya que no se sabe a ciencia cierta si al okupar el inmueble habría podido «pinchar» la electricidad de forma ilegal con un enganche que hubiera afectado a la instalación de gas o tuviese el peligro de hacer saltar una chispa que convirtiese la bolsa de monóxido de carbono acumulada en la vivienda en un polvorín. De hecho, otra de las hipótesis que se baraja es que los chicos hubiesen utilizado una estufa cuya mala combustión hubiese provocado el escape mortal.

Así, los Bomberos de Móstoles explicaron que en las mediciones realizadas en el piso se detectaron 28 partes por millón de monóxido de carbono, cuando el umbral de la toxicidad está en 10. Posteriormente, el equipo de Bomberos ventiló el lugar del suceso para evitar que los vecinos se intoxicasen y para facilitar la extracción de los cuerpos de los fallecidos. Los Bomberos y la Policía Científica se harán cargo de la investigación para analizar cómo se produjo el escape de monóxido.

Las causas de la «muerte dulce»

Generalmente son los aparatos conductores de calor los más peligrosos a la hora de que se produzca una fuga de monóxido de carbono ante una combustión incompleta de gas natural o de otros productos que contengan carbono. Los aparatos más peligrosos son los braseros, calefactores o estufas de gas. La intoxicación es también muy común por un escape de una tubería, una bombona en mal estado o en el caso de incendios, siempre en lugares donde los detectores de humo no han funcionado correctamente y había mala ventilación, según explica Carlos Novillo, presidente de la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos y jefe de Bomberos en Alcorcón. «Al tratarse de una casa ocupada habrá que ver qué sustancias tóxicas había en el inmueble y esperar a la autopsia de los cuerpos». Informa: L. Hernández