Catolicismo

Se imparten Conferencias sobre los santos Cosme y Damián, en Madrid

Se imparten Conferencias sobre los santos Cosme y Damián, en Madrid
Se imparten Conferencias sobre los santos Cosme y Damián, en Madridlarazon

El próximo viernes 20 de octubre, a las 19:00 horas, se ofrece, en el salón parroquial de la Real Colegiata de san Isidro de Madrid, calle Toledo 37, unas conferencias sobre los santos Cosme y Damián, médicos y mártires.

La conferencia «Los santos mártires Cosme y Damián. Patronos de los sanitarios» será impartida por la Excma. Señora doña María del Carmen Francés Causape y la segunda titulada «La Antigua y Pontificia Hermandad de san Cosme y san Damián de Madrid: un valor para los profesionales sanitarios del siglo XXI» correrá a cargo del doctor. don Antonio Helguera Gallego.

El acto está organizado por la Antigua y Pontificia Hermandad de san Cosme y san Damián de Madrid, en honor de sus santos patronos, protectores de la sanidad.

Cosme y Damián eran dos hermanos gemelos que nacieron en Arabia de padres cristianos a mitad del siglo III, estudiaron medicina en Siria y la ejercieron después en Egea (hoy Turquía). Fueron afamados médicos, caracterizándoles la atención a los más pobres y la prestación gratuita de sus servicios profesionales (anárgiros), así como la difusión de la fe entre las personas que acudían a ellos. Murieron decapitados alrededor del 300 d.C. y desde muy pronto su culto fue muy difundido. Una tradición muy antigua atestigua la existencia de su sepulcro en Ciro (Siria), donde se erigió una basílica en su honor.

El papa Félix IV (526-530) trasladó sus reliquias a Roma y levantó otra basílica en el foro romano, lugar en el que la tradición decía había vivido el gran médico Galeno, y donde solían reunirse los profesionales de la Medicina. Transformó la basílica de Rómulo y templumsacrusurbis en esta nueva construcción.

Se relatan innumerables milagros, sobre todo curaciones maravillosas, obrados por los mártires después de su muerte. Entre las personas que atribuyeron su curación de males gravísimos a los santos Cosme y Damián, figuró el emperador Justiniano I. Conocidísimo es también el milagro del trasplante de una pierna.

Fueron elegidos santos patronos de médicos y farmacéuticos. Las reliquias de sus cráneos se encuentran en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, habiendo sido traídas desde Alemania por la emperatriz María a petición de Felipe II.

La espada con la que fueron decapitados se encuentra en el tesoro de la Catedral de Essen.

El oracional visigótico de Verona los menciona entre los santos que celebraba la iglesia de España.

Bajo la advocación de los santos Cosme y Damián se tiene constancia de la existencia de una Hermandad en Madrid al menos desde 1583, con sede en el Convento de San Benito y luego en el Real Convento de San Felipe de la Orden de san Agustín, tristemente desaparecidos. Estaba constituida por médicos, cirujanos, farmacéuticos y en algún momento de su historia también por odontólogos, añadiéndose entonces al nombre el de santa Apolonia su patrona.

El 14 de abril de 1653 la Hermandad se traslada a una capilla que adquirieron (a los herederos de Miguel Soria y Francisca Carrero) en la Iglesia del Carmen Calzado. Encargaron un retablo para la capilla en 1687, dedicado a los santos patronos y a la Anunciación de Nuestra Señora (podría ser el que se encuentra en la actual capilla de la Colegiata, junto con la reja y unas placas conmemorativas).

En el año 1931 empezó a funcionar en el seno de esta Hermandad, la academia de Deontología, iniciativa que se extendió a otras Hermandades de España y en 1932 se creó una Federación de Hermandades.

La Iglesia del Carmen fue destruida en 1936 y con ella la capilla de los santos. En 1947 el Patriarca Eijo Garay, Obispo de Madrid, solicitó a la Hermandad que se instalaran en una capilla que había quedado vacía en la entonces Catedral de san Isidro.

Numerosos testimonios de años posteriores permanecen en la hemeroteca del ABC recogiendo conferencias y cultos celebrados por los hermanos en honor de los santos. Le fue concedida la bendición Papal por el Papa Pio XI y el título de Pontificia, según atestigua también la hemeroteca.

Entre los fines de la Hermandad siempre ocupó un lugar preeminente el religioso y la caridad con los hermanos necesitados. Durante siglos se ocupó también de los intereses profesionales.

La Hermandad retoma el camino emprendido hace siglos por sus antecesores, tras un paréntesis de inactividad, con un nuevo y renovado impulso consciente de la necesidad de su testimonio y existencia. Esta Hermandad no debe confundirse con una de reciente creación, sino de adecuación histórica, nexo de unión entre el pasado y el presente. El objetivo de este documento es actualizar los Estatutos para adaptarse al vigente Código de Derecho Canónico.