Suspenso en pleno a Ahora Madrid

PP, PSOE y C’s criticaron la inacción de Carmena en el debate sobre el Estado de la Ciudad. Aguirre lamentó el «sectarismo» de un Gobierno que sólo en un año «ha perdido uno de cada tres votos».

Con 103 minutos de discurso. Así se estrenó ayer la alcaldesa en su primer Debate sobre el Estado de la Ciudad. Casi una hora y tres cuartos de los que Carmena reservó la segunda mitad para versar lo que su equipo de Gobierno ha hecho en este primer año de legislatura. Antes, Carmena se refirió a los «valores éticos» que adornan al actual consistorio y subrayó su compromiso con la transparencia, la democracia –«hemos abierto las puertas», repitió en varias ocasiones– o la capacidad de rectificar. En el balance, ocupó la mayor parte de su intervención en las políticas puestas en marcha para garantizar el «derecho a la vivienda» de los madrileños. Repasó los proyectos urbanísticos desbloqueados en estos meses –mencionó en este apartado a las cooperativas de Cuatro Caminos y Raimundo Fernández Villaverde que acusan al Ayuntamiento de impedirles levantar sus casas–, del impulso a la recuperación patrimonial y tuvo también tiempo para avanzar la puesta en marcha de un centro de adopción de mascotas en el Retiro.

Frente al paisaje dibujado por Carmena, las tres portavoces de la oposición criticaron este primer año de Gobierno de Ahora Madrid. La ultima en intervenir, por ser la portavoz del grupo con más concejales, fue Esperanza Aguirre, del PP. Para valorar a Carmena se limitó a comparar los resultados del 26-J con los de las municipales de 2015: «En trece meses, 180.000 madrileños han dejado de apoyar a los partidos que le han hecho alcaldesa. Uno de cada tres madrileños han dejado de votarle. Es un suspenso sin paliativos». También destacó Aguirre «el ánimo de la revancha» contra el PP como una de las señas de identidad del Gobierno de Carmena. Se refirió, a este respecto, a la comisión de investigación sobre las legislaturas de Ruiz-Gallardón y Botella, la «fulminación» de la interventora general «por ser independiente, y por no ser afín» o la propuesta de bajar el IBI «a los barrios que votan a Podemos». Según Aguirre, esta bajada fiscal anunciada en plena campaña «es una muestra de la viejísima política», ya que retrotrae a los años de la Ilustración. Se llamaba caciquismo, hoy se llama sectarismo y compra de voluntades».

El momento más tenso se vivió cuando Carmena, en su turno de respuesta a los grupos políticos, aseguró que las «organizaciones empresariales están contentas porque saben que este es un equipo limpio y que no hay que pagar para conseguir nada».

La portavoz de PSOE, Purificación Causapié, aseguró que el «cambio aún no haya llegado para los madrileños». Begoña Villacís, de Ciudadanos, lamentó los 21.000 empleos y los 17.000 millones perdidos en estos doce meses y acusó al Gobierno de no haber cumplido objetivos y de no ser «un ejemplo para los madrileños».