Política

Sucesos

Tensión en Vallecas: los vecinos tratan de incendiar la casa del presunto homicida

La tensión ha ido creciendo tanto que se ha convocado una reunión entre la Policía Nacional, concejalía de distrito y Policía Nacional

Agentes de antidisturbios de la Policía Nacional cargaron ayer contra los manifestantes
Agentes de antidisturbios de la Policía Nacional cargaron ayer contra los manifestanteslarazon

Unos 200 vecinos se concentraron en la calle Esteban Carros para clamar venganza. El Secretariado del Pueblo Gitano denuncia un “linchamiento”.

El barrio del Pozo del Tío Raimundo, en Vallecas, se ha convertido estos últimos días en un polvorín. La muerte el pasado domingo de Paco, un vecino de 64 años, jubilado y «muy conocido y querido» en la zona presuntamente a manos de un miembro del clan gitano de «Los Visita», tras una pelea por un perro, ha incendiado los ánimos. Un grupo de vecinos se concentraba ayer por tercer día consecutivo para condenar la muerte de este hombre y para protestar por el clima de inseguridad en el que vive el barrio desde hace tiempo.

Alrededor de las siete de la tarde de ayer, varios de estos vecinos colocaron unas telas y unos sacos con basura y plástico enfrente de la puerta de la familia del presunto asesino y les prendieron fuego para tratar de quemar la vivienda entre gritos de «fuera asesinos» y «queremos justicia». También lanzaron objetos contra la fachada. Minutos después, agentes antidisturbios de la Policía Nacional, que se desplegaron en la zona, sofocaban las llamas mientras parte de los manifestantes les lanzaba latas y distintos objetos. Fue en ese momento cuando se produjo una carga policial y un hombre resultó herido en la cara. Otro de los momentos de mayor tensión se produjo cuando uno de los vecinos apareció con una motosierra, la encendió y, gracias a que otros le instaron a que la apagara, lo hizo pocos segundos después.

Los disturbios continuaron hasta pasadas las ocho de la tarde, momento en que los ánimos se calmaron y los manifestantes se fueron dispersando y regresando a sus casas. Varios vecinos quisieron aclarar a LA RAZÓN que no se trataba de «una cuestión de racismo», porque siempre convivieron con ellos, pero nunca se había llegado hasta este extremo.

En la noche del martes, sobre las 21:00 horas, vecinos de Puente de Vallecas quemaron un camión de la familia del supuesto asesino en represalia por la muerte de Paco, a la altura del número 32 de la calle Cabo de Tarifa, fuego que fue extinguido por los bomberos. Pero este no fue un hecho aislado ya que el lunes por la tarde otro grupo de vecinos se congregó también frente a la vivienda de la familia de etnia gitana, situada en la calle Esteban Carros, clamando venganza, y llegaron a provocar daños en furgonetas y coches aparcados en frente. De hecho, agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) y de la Policía Municipal tuvieron que rodear la vivienda para impedir que los vecinos se abalanzaran contra ella.

La muerte de Paco ha supuesto para ellos «la gota que colma el vaso», ya que llevan años soportando esta situación de inseguridad. Una de las vecinas, que prefirió conservar el anonimato, afirmó a este periódico que en el pasado recibió comentarios ofensivos mientras «paseaba al perro», y que se han dado con anterioridad «casos de palizas a gente que al final se ha tenido que ir de El Pozo». La misma vecina detalló que en esa zona antes había una serie de chabolas «que tiraron» para construir unos pisos, «en teoría para gente sin recursos». Muchas de las familias que se asentaron «terminaron por «adueñarse del barrio». Tanto es así, que, según detalla, en verano ponen «piscinas en la calle» como si fuese «el patio de su casa», e incluso montan «carpas» donde preparan «sus fiestas».

De hecho, fue a raíz de una de estas fiestas cuando se desarrolló el conflicto que terminó con la vida de Paco por un navajazo en el cuello. Según relató a LA RAZÓN el hijo menor del asesinado, Francisco, en el portal de su casa, su familia lleva «muchos años de conflicto» con los miembros del clan gitano de «Los Visita» por «sus escándalos», incluso presentaron varias «denuncias» en su día, que no prosperaron.

Francisco narró cómo el domingo, día en el que se produjo el crimen, la familia del presunto asesino «estaba súper borracha celebrando un cumpleaños» en la plaza del barrio e, incluso, habían colocado «una barbacoa». La casualidad es que, el mismo día, la familia de Paco estaba celebrando el cumpleaños de su mujer. En ese momento, decidieron bajar a la calle Francisco, su hermano mayor David, la prima de éstos y algunos familiares más con sus perros. Uno de ellos, «un cachorro», –según cuenta un vecino–, se le subió a las piernas a la hija de un miembro del clan, la cual se asustó y empezó a gritar. Esta situación fue la que llevó a Paco a bajar, justo cuando a sus familiares «nos asaltaron. Eran una banda de entre 15 y 20 gitanos que intentaron apuñalar a David», explica Francisco. En ese momento, Paco intervino para salvar a su hijo y recibió la mortal puñalada. Acto seguido, unos atacantes huyeron a pie y otros en coche.

La Asociación de Vecinos de El Pozo pidió calma por los sucesos «puntuales», fruto de la «rabia contenida mucho tiempo» y condenó toda la violencia producida. Además, insistieron en que en el barrio no existe «un problema étnico», y que se trata solo de «problemas de convivencia» sumados a una «escasa presencia policial».

Por su parte, la Fundación del Secretariado del Pueblo Gitano alertó del «linchamiento» que dicen estar sufriendo familias de esta etnia en el barrio de Vallecas tras el suceso. «Hay 150 menores que no pueden ir al colegio y están sufriendo», dijo Laly Camacho, técnica de igualdad de la Fundación, quien también solicitó que se «proteja» a las familias del barrio. De hecho, pidió que «se actúe de la misma manera que si la persona que ha cometido el delito no fuese gitana».