Política

Criminalidad

Un caníbal bajo el «síndrome de Nerón»

Los presos de la cárcel de Soto del Real evitan el contacto con Alberto y podrían cambiarle de cárcel por su seguridad.

Alberto S.G., el «caníbal del táper», en una de las fotos que subió en sus redes sociales
Alberto S.G., el «caníbal del táper», en una de las fotos que subió en sus redes socialeslarazon

Los presos de la cárcel de Soto del Real evitan el contacto con Alberto y podrían cambiarle de cárcel por su seguridad.

Cualquiera podría pensar que un joven que presuntamente maltrató a su madre, la asesinó y la descuartizó «con gran precisión» en numerosos trozos ayudado de cuchillos afilados y posiblemente de una picadora, y que después la cocinó y se llegó a comer sus restos junto a su perro, tiene un comportamiento errático, desequilibrado, fuera de control o, cuando menos, extraño. Sin embargo, Alberto S. G., de 26 años, el ya conocido como el «caníbal del táper», tiene un comportamiento «tranquilo», pero «solitario» y no se relaciona con el resto de internos de la cárcel de Soto del Real. «La gente no quiere hablar con él», afirmaron fuentes penintenciarias, únicamente «el interno que está con él», además del personal sanitario que le trata y que le está «haciendo pruebas» de tipo psiquiátrico y un «seguimiento».

Y es que, actualmente Alberto se encuentra aislado en prisión en la primera planta del módulo de enfermería, vigilado las 24 horas, por dos internos de apoyo que están atentos a todos sus movimientos y solo les separa un cristal por el que observan todos sus pasos. El joven fue incluido en el Programa de Prevención de Suicidios (PPS) después de que un equipo de expertos le valorara cuando ingresó en el centro pentitenciario y corroborara que existe riesgo de que se quite la vida.

Las razones de su soledad en prisión tienen que ver –aparte de que la gente no quiera hablar con él por la peculiaridad de su caso– con que Alberto no tiene vida en común con otros presos. Sale al patio sólo tres horas al día. Entre otras cosas porque su seguridad corre peligro. Forma parte de ese grupo de reclusos «indeseables», como son violadores, pederastas, maltratadores, asesinos de niñas y mujeres y chivatos que están expuestos a la condena de la «ley de la cárcel». Son muchas veces los propios reclusos los que se convierten en sus justicieros. Por ese motivo, la dirección del centro penitenciario solicitó su traslado a otra cárcel para garantizar su seguridad, cosa que se da ya casi por seguro aunque «aún no hay fecha» detallada.

El brutal parricidio, considerado como uno de los crímenes más atroces de los últimos tiempos para la Policía, no está exento de polémicas sobre lo que pudo llevar al joven a realizar un acto de asesinato y canibalismo. En ese sentido, Juan Francisco Alcaraz, presidente de la Sociedad Española de Investigación de Perfiles Criminológicos (Seipc), señala a LA RAZÓN que Alberto pudo sufrir lo que se conoce como el «síndrome de Nerón» no aceptando la figura de su madre Soledad ya desde una temprana edad y rebelándose contra su autoridad, lo que pudo terminar en las agresiones físicas o el maltrato documentado posterior. El mismo experto sostiene que el canibalismo sería «una figura anexa» derivada de un trastorno de personalidad. Posiblemente, por su carácter solitario e introvertido, Alberto sufría «esquizofrenia paranoide» o «bipolaridad», motivos que le llevaron en varias ocasiones a estar ingresado en centros psiquiátricos.

Igualmente, su fuerte adicción a las drogas y al alcohol, más que «potenciar» sus instintos, pudo ayudarle a «quitarle el freno moral» que le impedía actuar contra su progenitora, según explica Alcaraz, quien también afirma que un acto como éste «no se hace de la noche a la mañana», sino que sugiere una idea pensada durante un tiempo de asesinar a su madre al ser «un freno» para él. Asimismo, apuntó a que la acción homicida llegó probablemente por un brote psicótico –al no tomar la medicación– mediado por drogas o alcohol. Sin embargo, eso no significa que Alberto «no quisiera» a Soledad, destaca el experto. La idea caníbal sugeriría el querer «interiorizar» a su madre en su vida mediante el acto de comérsela. Seguramente, el «constraste» de su estancia de Erasmus en Grecia y «su vuelta a la realidad» en Madrid, relacionada con «el control» de su progenitora, pudo llevar al joven a pensar en deshacerse de ella, aunque es sólo «una hipótesis».