Estreno
Una comedia clásica femenina y singular
Lo bueno se defiende por sí solo, a menudo frente a la adversidad. Cuatro años lleva ya en cartelera, yendo y viniendo, «La mujer por fuerza», un hermoso trabajo de teatro clásico que firma la Compañía José Maya. Lo estrenaron en Guindalera en 2009, y fue entonces una grata sorpresa. Ahora, esta producción, casi de cámara, se acerca al espectador en la cercanía de la sala pequeña del Teatro Fernán Gómez. La compañía, que es tanto como decir José Maya y Amaya Curieses, teatreros de largo recorrido, y un puñado de actores fieles, muchos habituales de la Guindalera, no aspira a revolucionar el teatro áureo, pero hay en este Tirso de Molina una mirada moderna y abierta. Para empezar, por lo sencillo de su concepción, con la firma de Curieses, autora de la versión, y de Maya, director, que viaja a los maestros del espacio vacío. Aquí hay actores. Y punto. Bueno, y un vestuario hermoso y trabajado, lleno de color y sabor de época, aunque no fiel a su siglo, con la firma de María Luisa Engel. Lo demás es sobriedad, texto y una coreografía actoral que llena el escenario.
«La mujer por fuerza», un texto escrito por Tirso de Molina en 1612 o 1613 –si es que lo escribió él, algo que está en entredicho–, dos años antes que el «Don Gil de las calzas verdes», es una comedia con tapadas, metamorfoseadas o travestidas, llámenlas como quieran. Era género corriente en su momento, pero aquí hay particularidades: Finea, la protagonista, le echa arrestos y se viste de hombre para perseguir a su amor, el Conde Federico, hospedado en casa de Alberto, su hermano. Prendada de él, entrará a servirle como el criado Celio. Y, claro, el enredo está servido. Disfruten del trabajo de Alicia Rodríguez, la Finea de esta compañía, de Álex Tormo y Ana Alonso, de Iria Márquez y José Bustos, de José Carrasco y Alicia González, y de Chiqui Maya, regio como el monarca de Nápoles. Se puede hacer otro teatro, sencillo, preciso y con encanto. Y esta comedia lo prueba.
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