Uno de los nuestros

Podemos y su filial madrileña, Ahora Madrid, se han empeñado en separarse de su pasado chavista. De hecho, se remueven en las tertulias cuando se les recuerda su defensa del régimen o los múltiples lazos políticos y económicos que les han unido durante años al régimen venezolano. Sin embargo, se resisten como gato panza arriba cuando se trata de condenar la brutalidad de un sistema que ha intentado disolver el parlamento, y que desde el ejecutivo ha intentado modificar por decreto el sistema jurídico para justificar su abuso de poder. El problema está en que el pueblo venezolano ya no aguanta más y sus protestas se han convertido en un baño de sangre. Nuestros amigos de Ahora Madrid se niegan a condenar a un sujeto que toma decisiones basándose en los consejos de un difunto transmutado en pájaro, que reprime a su pueblo y encarcela a la oposición.

La alcaldesa, que parece no controlar a sus concejales, para desmarcarse de esa ominosa posición va a realizar un acto de condena, pero eso sí, no en el Pleno porque sus chicos prefieren a Maduro antes que a la dulce Carmena. Y digo dulce por lo de las medallas de galleta. Lo mismo ofreciéndoselas a sus chicos hasta alguna vez le hacen caso, aunque Ahora Madrid debe pensar que Maduro es uno de los suyos.