Sucesos

Usera clama justicia por el «asesinato» de Ichi

Vecinos de San Fermín aseguran que el detenido por la muerte del menor chino había conducido más veces un coche aunque no tiene carné.

Las asistencias del Samur Protección Civil desplazadas al lugar diagnosticaron al niño parada cardiorrespiratoria y traumatismo severo con pérdida de masa encefálica, confirmando el fallecimiento del menor en el mismo lugar del suceso
Las asistencias del Samur Protección Civil desplazadas al lugar diagnosticaron al niño parada cardiorrespiratoria y traumatismo severo con pérdida de masa encefálica, confirmando el fallecimiento del menor en el mismo lugar del sucesolarazon

Vecinos de San Fermín aseguran que el detenido por la muerte del menor chino había conducido más veces un coche aunque no tiene carné.

48 horas después de que el pequeño Ichi de tres años muriera arrollado por un coche que se empotró contra la cristalera de la tienda de alimentación que regentan sus padres en Usera, las velas, las flores, y los mensajes de apoyo a la familia, seguían amontonándose ayer a las puertas del comercio de la calle Mezquita. De hecho, además del altar improvisado que se originó el día después del incidente, ayer a las 20:00 horas de la tarde, decenas de vecinos y compatriotas de la comunidad china en Madrid se reunieron para pedir justicia ante un caso que, según denuncian algunos vecinos del barrio, no fue un simple accidente.

A la concentración no sólo acudieron ciudadanos chinos amigos de la familia. El barrio entero estaba consternado tras lo ocurrido, nadie sabía dar una explicación coherente a lo que había pasado, nadie parecía querer aceptar que Ichi no volvería a saludar a los vecinos que pasaban por su puerta con un gran sonrisa.

En el barrio son muchos los que reconocen que no era la primera vez que veían a Aarón, el conductor del vehículo que arrolló a Ichi –para el que el juez ha decretado prisión provisional sin fianza por los delitos homicidio por imprudencia, dos de lesiones y otro contra la seguridad vial–, al volante de un coche a pesar de que no tiene carné. Apenas hace unos meses que cumplió los 18 años y no ha pasado por la autoescuela. Otros que conocen al detenido de cerca, como Teresa, aseguran que se trata de un «buen chico» que nunca ha tenido problemas con nadie. Esta vecina aseguró que Aaarón y su hijo jugaron juntos en el equipo de fútbol A.D.C. Sanfer y ayer todavía seguía sin creerse que este joven de etnia gitana pudiera haber cometido «semejante estupidez».

Los padres de Ichi, Weili Xu y Jia Fu Wan, vinieron a España hace diez años con la maleta cargada de sueños. No lo hicieron solos, junto a ellos viajaron sus dos primeros hijos de doce y once años. Tres años después de su aterrizaje en España acabaron mudándose a Madrid, al distrito de Usera, donde montaron su propia tienda de alimentación. La misma que conoció la tragedia el pasado domingo por la noche.

Poco a poco toda la familia fue adaptándose al que en pocos meses se convirtió en su hogar. Sus hijos fueron escolarizados en el colegio San Fermín y, como cualquier niño, comenzó a hacer amigos y a integrarse dentro de la cultura española. «Ya formaban parte del barrio eran como uno más de los nuestros», contaba una señora ayer mientras dejaba un ramo de flores junto a la foto del pequeño que estaba a las puertas del comercio.

Sin embargo, las cosas fueron complicándose y durante años la familia tuvo que hacer frente a varios robos y agresiones. Jing, primo del pequeño Ichi, contó a este periódico que era habitual ver como a la tienda de sus tíos entraba gente de etnia gitana «a robar todo lo que podían» y que les amedrentaban con insultos.

Para Jing y para toda la familia ha sido un duro golpe perder a Ichi. «Yo soy el único que habla bien español en la familia y cuando llegué al barrio y vi lo que había pasado corrí hacia la tienda para ayudar a mi tío que estaba tirado en el suelo intentando sacar al niño de debajo del coche», cuenta todavía muy afectado por lo sucedido. «En cuanto vi a mi primo supe que no iba a salir de ésta», añadió este familiar. Cuando el coche se empotró contra la cristalera el pequeño estaba jugando en la acera y, probablemente, no fue consciente de lo que estaba pasando y no tuvo tiempo de apartarse.

Cuando los médicos certificaron la muerte del niño, Jing se fijó en su tío y vio que algo le pasaba. Aunque él sólo pensaba en el estado de su hijo y no reparó en sus propios dolores y heridas. Por ello, Jing habló con los servicios de Emergencias que inmediatamente inspeccionaron al hombre y descubrieron que sufría un traumatismo abdominal tras el impacto del vehículo. Finalmente, según cuenta Jing, a su tío le han tenido que extirpar el bazo. Después de una operación tan delicada, tras despertar de la anestesia, su única pregunta fue: «¿Cómo está mi hijo?». Jia Fu, que permanece en observación, no sabía nada y la familia tuvo que comunicarle la noticia.

También la madre del pequeño Ichi se acercó ayer al altar que los vecinos del barrio de San Fermín levantaron en la puerta de su tienda para recordar al menor. «Lo que necesito ahora es cuidar a mis hijos y mi marido», aseguró en declaraciones a Telemadrid. «Por sólo dos segundos, yo estaba dentro... Mi hijo ya no está», se lamentó entre lágrimas Weili Xu que no paraba de repetir que tiene «otros tres hijos». Rota por el dolor, la madre no aguantó la presión y tuvo que ser evacuada por los efecctivos de emergencias del homenaje al niño que se celebró a las ocho de la tarde de ayer en Usera. En el barrio evitan hablar de atropello y quieren que la Policía determine si, en realidad, se trató de «un asesinato». Fuentes de la Jefatura Superior que se han hecho cargo de la investigación del suceso informaron que tanto el conductor como el dueño del vehículo, de 21 años, dieron negativo en las pruebas de alcohol y drogas a las que les sometieron el domingo.