Música

Música

Villagers: Escribir canciones, ni nadar ni ahogarte

Villagers presentan «The Art Of Pretending To Swim»

El nuevo disco de Villagers: «The Art of Pretending To Swim»
El nuevo disco de Villagers: «The Art of Pretending To Swim»larazon

Villagers presentan «The Art Of Pretending To Swim» en la Sala Changó de Madrid.

Durante dos años, Conor O’Brien dejó de leer. «Me enganché al puñetero móvil. No hacía otra cosa», dice el alma mater de Villagers. «Es terrible lo que te puede hacer eso. Me fui de viaje a principios de año para leer solamente libros, porque el teléfono te genera esa descarga de dopamina inmediata que es realmente mala para el cerebro», cuenta el artista, que está licenciado en Literatura Inglesa y que tiene en la escritura de letras uno de sus fuertes como músico. Un talento que no ha perdido a juzgar por el resultado de «The Art of Pretending To Swim», su nuevo disco, que desde el título juega con una idea bonita: ¿Es escribir canciones algo así como «el arte de fingir que nadamos»? «Sí, es el proceso creativo... Deseas sacar algo de ti, pero realmente no sabes ni lo que estás haciendo. También eso es la vida para mí. No estás exactamente hundiéndote pero tampoco estás realmente nadando. Es bonito y aterrador», señala el irlandés, que ha vuelto a los libros y que presenta hoy.

El sello de Villagers siempre ha sido la escritura literaria y una instrumentación que juega por ciclos entre la electrónica y el folk. «Para este álbum estuve a punto de hacer un disco de pura electrónica y hasta el comenté la idea a mi mánager. Le dije que será un trabajo de texturas, con algunas palabras en bucle, sin texto apenas y se emocionó mucho. Le encantó la idea y de hecho pensamos que no saldría bajo el nombre del grupo. Al poco tiempo lo estropeé todo porque no pude parar de escribir textos. Supongo que no puedes cambiar tanto quién eres en el fondo», comenta. Las palabras surgieron de un retiro en el fin de Irlanda, en la Península de Dingle, al suroeste de su país, donde se confinó en una cabaña por algunas semanas, lejos de la cobertura móvil.

«Después me obsesioné con las técnicas de grabación y con los equipos de sonido, con la edición de sintetizadores, el manejo de secuenciadores... muchas cosas que no había hecho. Te parecerá raro, pero me obsesioné con las frecuencias, escribí una especie de carta de relación de notas y frecuencias... no sé, me salieron como unas 700 posibilidades. Pienso que eso es lo que conecta la música con los sentimientos en el fondo. Tengo amigos que han profundizado en ello y me parece fascinante, así que intenté aprender pero soy un negado en matemáticas. La idea me resultaba muy poética, es la parte científica de la emoción», explica. Como nadar fingiendo que se nada.

Cuándo: Hoy. 21:00 horas.

Dónde: Sala Changó. Calle Covarrubias, 42, Madrid.

Precio: 23 €