Lotería de Navidad
El pleno de Doña Manolita
La famosa administración del centro ha repartido décimos de los cinco primeros premios: el 26.590, 10.989, 00750, 41.710 y el 66.212
“Es la primera vez que hacemos un pleno”, dice a LA RAZÓN emocionada Claudia, una de las trabajadoras de la administración más famosa de Madrid, Doña Manolita. Con la cara llena de purpurina, como sus compañeras, no puede dejar de sonreír. La emoción de haber repartido suerte a cientos de personas “es inigualable”, insiste. Han vendido décimos del 26.590, 10.989, 00750, 41.710 y el 66.212.
Como el Gordo ha sido tan madrugador, en la administración de la calle Carmen, en pleno centro de Madrid, el champán ha empezado a correr pasadas las diez de la mañana. Y es que, como ya vaticinó su gerente, Concha Corona a este periódico ayer, han vuelto ha repartir décimos del primer premio. Ayer, la administración tuvo que cerrar sus puertas durante unas horas por la caída de cascotes de su edificio, pero por la tarde ya volvieron las famosas colas. Nadie quería perder la oportunidad de comprarle un décimo: “Aunque vendemos bastante on-line, la venta en ventanilla sigue siendo la más importante. Vienen de todas partes de España”, insiste la gerente.
Alrededor del céntrico local se congregan multitud de curiosos y de personas que “vienen a comprar lotería para el Niño. Esto es un no parar”, dice Sonia, otra de las trabajadoras. Y es que, como insiste su gerente, “esto es como una pequeña familia”. Los premiados, sin embargo, evitan acercarse, no quieren salir en televisión. “Nos ha llamado un chico de Galicia para confirmar que sus tres décimos eran del Gordo”, dice Sonia. “¡Toma un poco de champán, brinda con nosotros!”, dice otra empleada a esta redactora. Quieren compartir su felicidad.
“Sabíamos que este iba a ser un buen año. Íbamos a repartir muchos premios”, insiste Concha. “Ha sido un año muy duro, hemos tenido varios percances, como verás”, dice, mostrando la muleta que lleva decorada de espumillón. “Otra de nuestras compañeras tuvo un accidente de tráfico...”, añade sincera.
“Este año hemos vendido menos”
La gerente evita dar cifras: “Dan mala suerte”. Lo tiene claro, lleva toda su vida evitando darlas porque cree que, al no decirlo, sigue repartiendo premios. “No digo ni cuánta gente trabaja aquí, ni cuánto venden. Y lo seguiré sin decir. Sólo comentarte que este año hemos vendido menos que el anterior. Creemos que es por la situación política”. A su lado, una mujer sonríe. “¿Le ha tocado algo?”, la preguntamos. “No, pero me encanta ver a la gente tan feliz. Sólo vengo para disfrutar de tanta alegría”.
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