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“Se aprende más de las derrotas que de las victorias”

Pedro “Perico” Delgado y su legado imperecedero

Pedro Delgado
Pedro Delgadola razonLa Razón

Confieso que no soy mucho de páginas web y redes sociales. Que no tengo seguidores, ni busco likes. Uso internet para comunicarme, para aprender, para conectarme. En pocas palabras para lo que los demás llaman descubrir, admirar, comprender, sonreír o llorar. Y yo llamo emocionar. Confieso, aunque a nadie le interese que me he hecho fanático de #MejorConectados, una web con la experiencia humana, no solo profesional, de algunos de los talentos más importantes del país y del mundo: Rafa Nadal, Ferran Adrià, Perico Delgado… Todos ellos me hablan a mi. Por eso, hoy, en el trabajo, me sorprendió escuchar a dos clientes fijos hablar sobre esta web. Y yo, aunque apenas soy un testigo mucho de esos encuentros…me sentí #MejorConectados… Jorge y Pablo tienen casi 60 años, llevan casi dos décadas sentándose el mismo día, a la misma hora y en la misma mesa.

Jorge: Por fin llegas hombre – con tono exasperado mientras se señalaba el reloj –. Ya me estaba dando por vencido.

Pablo se sentó o más bien se derrumbó en la silla. Es obvio que estaba agotado. Levantó la mano hacia mí y casi con señas, más que con palabras, me dijo: “Un café y un vaso de agua, bien fría”. Me puse a preparar el pedido mientras la conversación seguía su curso.

Pedro Delgado
Pedro Delgadola razonLa Razón

Jorge: A ver, ¿qué pasó hoy?

– Nada, nada, lo de siempre – le respondió Pablo con desgana.

– Pablo, llevamos 20 años, siempre los jueves, siempre a esta hora y siempre en este café. Nunca has llegado tarde y jamás sin una sonrisa… –.

– Estoy cansado – se derrumbó, esta vez no física sino anímicamente –. La guerra en algún lugar, en los mismos de siempre, la pandemia, el trabajo… – .

Les llevé el café y el agua. Pablo me sonríe como siempre. Nos conocemos desde hace mucho. Por eso me tomé la confianza de apoyar mi mano en su hombro con un ligero apretón. Ambos sabemos que no es abuso de confianza, sino uso de respeto. Entonces me fui a la barra y seguí con lo mío, esperando el desenlace mientras pensaba que #MejorConectados también me daba esos momentos únicos para espiar la intimidad ajena y aprender. Pablo se bebió el agua de un trago.

– Y después está mi viejo… no responde al tratamiento –.

Jorge extiende la mano y la apoya en su amigo, que sigue revolviendo el café como si allí dentro hubiera un tesoro por desenterrar. “No hay nada que te pueda decir Pablo. Hay días así, son los días que nos gana la vida”.

– Mira, no me jode que me gane la vida – le dijo Pablo mirándolo por primera vez a los ojos –. Lo que me saca de quicio, lo que de verdad me revienta por dentro es la derrota propia, no encontrar nada en las sombras.

– ¿Confías en mi? – Pablo no contestó, pero levantó la mirada y ladeó la cabeza, como si la respuesta fuera obvia – ¿Tanto como para no interrumpirme hasta que termine? – Pablo repitió el gesto, esta vez con una leve sonrisa. Los dos saben que entre ellos no hay monólogos, no creen en ellos y constantemente se interrumpen, se suman opiniones, se agregan contradicciones y se contradicen con agregados

–. Pues escucha. Hoy estuve viendo el vídeo de Perico Delgado en #MejorConectados…

Casi grité en ese momento. Lo sabía, no sé porqué pero sabía, de algún modo que no era el único que me había enganchado a esa página web.

– ¿Perico Delgado? – preguntó extrañado Pablo.

– Ey, ey, ey… Sin interrupciones.

– No me vas a vender un curso de autoayuda hombre… ¿de verdad? – señaló incrédulo Pablo.

– Dijiste que confiabas en mí. Dame 10 minutos. Si no cumplo… – Jorge levantó la mano llamándome y alzó la voz – Paco, yo pago los cafés de los próximos 20 años.

Pablo hizo un gesto, como un cierre con la boca y sonríe por segunda vez en la tarde. Ahora también con la mirada. Yo también me sonreí y empecé a afinar el oído para escuchar la historia que venía.

– Lo que te decía. Me enganché a la página #MejorConectados, de Telefónica. – Pablo está a punto de abrir la boca, pero su amigo le hace un gesto y decide callarse –. Al principio pensé que era otra web con vídeos y masterclass de famosos y personajes reconocidos. Estaban Ferran Adrià, Rafa Nadal, un violinista con un nombre poco común Kamran de la Escuela Superior de Música del Reina Sofía, gente del Estudiantes de baloncesto, Pablo Laso y muchas más historias de inspiración para que la gente pueda conseguir cosas increíbles…Y entonces vi el vídeo de Perico Delgado. Ya sabes que siempre me gusto el ciclismo y en particular Delgado.

#MejorConectados
#MejorConectadosla razonLa Razón

Siempre pensé que el tipo este tiene la montaña dentro y por eso es tan bueno en la escalada. Y lo confirmé mientras lo escuchaba. La vida de Perico tuvo subidas, bajadas, días de roca y noches de caídas. Pero el tipo siempre se levantaba. Y levantaba a los demás. Trabaja con Caritas, formó parte de un taller de bicicletas dirigido por niños y niñas con discapacidad, estuvo en todos los saraos solidarios que te imagines… y en muchos que jamás llegaron a la prensa. El tipo ayuda porque lo siente, no porque es famoso… Bueno, que me enrollo. Eso, que estaba viendo el vídeo de Perico en #MejorConectados y se pone a hablar de la derrota, de que aprendió más de sus caídas que de sus oros y, ahí, entre todas sus anécdotas, habla de su primera bici. Yo no sé dónde fue, pero había leído que Perico recibió su primera bici “de correr” un 1 de octubre de no me acuerdo qué año – Pablo levantó las palmas y lo miró desconcertado, con los ojos diciendo “¿Y qué tiene que ver con todo esto que te cuento?”–. El 1 de octubre – Pedro ignoró el gesto y siguió –. Justo un día como hoy. Y mira el periódico…

–¿Sequía en Australia? ¿Descubren el gen de la risa? – preguntó Pablo.

– No hombre, eso no. Esto, la historia del doctor Louis Leaky, el antropólogo…

Pablo enarcó las cejas – Hombre estás como una cabra… ¿Qué tiene que ver el Leaky este, el Perico Delgado y lo que te estoy… Vale, vale… Me callo –.

– El Leaky ese, como dices tú, era un antropólogo británico y descubrió algo, en una región africana, en el Lago Turkana, que ningún otro científico había descubierto hasta entonces – le explicó Jorge con paciencia –. Eso la noticia no lo cuenta, que ya sabes que los periodistas cuentan lo que quieren, pero si lees entre líneas lo de Leaky es una pasada.

– ¡Pero si el tipo encontró dos huellas en el desierto hombre! –.

–Sí, eso es lo que dice la noticia. Y yo hubiera pensado lo mismo que tú si no le hubiera visto a Perico en #MejorConectados hablar de la derrota. Y entonces pensé en escribirle a mi hija.

– A ver, a ver… aquí sí me meto – le interrumpió Pablo –. ¿Le has escrito a Clara? Hombre, eso se cuenta primero. Llevas cinco años sin hablar con ella y ahora me cuentas de Leaky, Perico y no sé qué otras cosas.

Pedro le extiendió una hoja en silencio. Pablo la cogió y leyó en voz bajo, pero lo suficiente como para que yo pudiera oír.

Pedro "Perico" Delgado
Pedro "Perico" Delgadola razonLa Razón

“El antropólogo se encontró con dos pares de huellas: una es de un hombre alto y saludable. Lo deduce por cuánto se hunden sus pisadas y por los espacios entre ellas. El otro par de huellas pertenecen a una mujer, mucho mayor. Arrastra una pierna, la izquierda, pero el hombre sigue el ritmo de ellas. A pesar que ralentizarlo le costará la vida. Más de un millón y medio de años atrás, una hembra de Homo Erectus se debatía entre la vida y la muerte. Más de un millón y medio de años atrás, el lago Turkana fue un volcán que erupcionó sepultando dos cuerpos entre cenizas y lodo. El antropólogo sigue durante kilómetros las huellas y entonces encuentra los huesos y confirman sus suposiciones. Los de ella estaban deformados y cubiertos de bultos, una consecuencia de la hipervitaminosis. Hacía meses sufría de esta dolencia, pero alguien había cuidado de ella. Era el primer testimonio de ternura en la historia de la humanidad. El 1 de Octubre de 1972 moría Louis Leaky, el antropólogo que confirmó que el ser humano nació en África y que ya conocía la ternura. Fue el mismo día que naciste tú Clara. Y el día que descubrí, yo también, la ternura y la derrota”.

Nos quedamos todos en silencio. Yo ya había visto a Perico Delgado hablando de la derrota en #MejorConectados y sabía a qué se refería Jorge exactamente.

– Mira hombre, si no hubiera visto a Perico, en esa web de #MejorConectados, si no lo hubiera escuchado hablar de sus derrotas más que de sus triunfos, jamás le hubiera escrito a Clara – Jorge interrumpió el monólogo y miró a su amigo que le devolvió la mirada –. Pablo… vamos a perder muchos días y muchas vidas, pero esto es una carrera de montaña y subimos a fuerza, a pulmón y, cuando bajamos…, bajamos a toda leche –.

Entonces se levantaron y se fueron abrazados sin apenas despedirse. Lo último que escuche fue que Jorge le decía a su amigo: “Por eso hay que bajar con un compañero, con un amigo. Al final estamos todos en la misma ruta”.

Por suerte ya no quedaban clientes. Nadie me vio desaparecer en la cocina,pensando en mis propias derrotas ganadas a pulso y en las ternuras que perdí. Nadie me vio volver, por enésima vez a escuchar a Perico Delgado. Y emocionarme, por enésima vez.

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