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Los biocombustibles avanzados, del laboratorio a la conquista del mercado

Cada año se generan en Europa unos 100 millones de toneladas de restos orgánicos. Una oportunidad para nuevos modelos de negocio que ayuden a transformarlos en biocombustibles avanzados que contribuyan a la descarbonización

Hay un gran potencial de transformación de residuos orgánicos en biocombustibles de bajas emisiones
Hay un gran potencial de transformación de residuos orgánicos en biocombustibles de bajas emisionesRepsol

Quizá no seamos del todo conscientes, pero cuando paramos a repostar en una estación de servicio, una parte de lo que entra en nuestro depósito de gasolina o diésel es biocombustible de origen no fósil. Además, un porcentaje de esa fracción de biocombustible se obtiene a partir de residuos. Los llamados biocombustibles avanzados se pueden producir a partir de los restos orgánicos domésticos, de los residuos agrícolas o, incluso del papel y cartón residual. El potencial que esconde “nuestra basura” es enorme. Basta pensar que en Europa cada año se generan 100 millones de toneladas sólo de residuos orgánicos. “De esta cantidad actualmente solo un tercio se está valorizando. Por tanto, hay una gran oportunidad en estos residuos para la obtención de biocombustible de baja huella de carbono, que, además evitan utilizar materias primas de cultivos (como los cereales para producir bioetanol) que compiten con el mercado alimentario”, explica Caterina Coll, CEO de Perseo Biotechnology.

El equipo de Perseo, una spin-off de la empresa de ingeniería valenciana Imecal, lleva trabajando en ese tipo de biocombustibles desde el año 2005, mucho tiempo antes de que se aprobara la Directiva Red II, que establece la obligatoriedad de que la gasolina y el diésel que se comercialicen en Europa a partir de 2030 integren al menos un 3,5% de estos biocombustibles avanzados. En este tiempo han desarrollado una tecnología propia patentada para obtener bioetanol a partir de residuos orgánicos, restos del canal HORECA (restaurantes, comercios y hoteles) y residuos de papel y cartón y otros productos celulósicos.

Después de años de investigación y mejoras en el proceso, actualmente cuentan con una planta piloto en la que son capaces de tratar hasta 25 toneladas de residuos al día. Hasta ella llegan los diferentes restos que son sometidos a un proceso de preparación y acondicionamiento, para la obtención de bioetanol, bioenergía y otros bioproductos. El proceso biotecnológico que utilizan evita aplicar altas temperaturas y presiones y, además, es apto para todos los materiales con los que trabajan.

El equipo de Perseo ha desarrollado una tecnología propia patentada para obtener bioetanol
El equipo de Perseo ha desarrollado una tecnología propia patentada para obtener bioetanolRepsol

Ahora Perseo está a punto de dar el salto a la escala comercial y construir las primeras plantas industriales en España que aprovechen el potencial de los residuos. Para ello, Perseo ha contado con el apoyo de Repsol a través de su fondo corporativo Repsol Deep Tech Fund (la evolución de Repsol Corporate Venturing que se creó en 2016), el vehículo de la multienergética para invertir en startups que desarrollan tecnologías para la descarbonización. “Muchas ideas innovadoras nacen en pequeñas empresas como la nuestra, pero cuando ya has probado que tu tecnología funciona, necesitas salir al mercado y hacer grandes inversiones para que la tecnología llegue al sector industrial. Para hacer el escalado necesitas músculo económico y las pequeñas empresas en esta fase se pueden ahogar. Tener el apoyo de una gran empresa como Repsol hace que el riesgo económico sea menor. Además, ellos también son clientes del producto final”, afirma Coll.

Barcos, aviones, transporte de mercancías de larga distancia necesitan alternativas para moverse de una manera más sostenible y los biocombustibles avanzados procedentes de residuos representan una solución inmediata puesto que, entre otras ventajas, no necesitan de cambios en los actuales motores ni de nuevas infraestructuras para su uso. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía estima que para 2030 los biocombustibles triplicarán su demanda en todo el mundo (y de ellos, los avanzados o provenientes de residuos serán hasta un 45%).

Además, son una oportunidad para generar nuevo tejido industrial y es que, sin ir más lejos, ya este año los biocombustibles avanzados tienen que alcanzar una cuota del 0,2% en el mercado. En el campo de los combustibles renovables están surgiendo numerosas iniciativas de pequeñas empresas que se quieren posicionar en este incipiente mercado. Hay ejemplos como la americana InEnTec, nacida como spin off del Instituto Tecnológico de Massachusetts que recicla también residuos sólidos urbanos. Las hay como BluShift Aerospace, que hace un año presentaba un servicio de cohetes basados en biocombustibles y proyectos que, al igual que el de Perseo, han unido a grandes empresas y startups. Es el caso del gigante del transporte marítimo de contenedores Maersk que se ha decidido a invertir en una pequeña start-up americana, WasteFuel, para asegurarse el suministro de bioetanol proveniente de residuos orgánicos para su flota de barcos. “A día de hoy ya hay una gran demanda de biocombustibles en Europa. El potencial es enorme. La apuesta por nuevas plantas industriales o biorrefinerías que aprovechen estos residuos supone la creación de puestos de trabajo; mano de obra directa e indirecta y la generación de riqueza y tejido industrial alrededor”, comenta Coll.

Es cierto que se están investigando otras alternativas para la descarbonización de la movilidad como son los combustibles sintéticos, la electrificación o el hidrógeno renovable. Los usos de unos u otros dependerán de las necesidades específicas de cada tipo de usuario, porque lo importante ahora es conseguir los objetivos marcados por las Naciones Unidas sobre emisiones. Sin embargo, también es innegable que fabricar biocombustibles avanzados es una buena forma de potenciar la economía circular y convertir en nueva materia prima los residuos que de otra forma están llegando a vertedero.

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