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Camino de Santiago
Cuaderno de viaje: de Palas de Rei a Arzúa
Afronto la séptima y más larga etapa etapa de mi camino francés en suelo gallego con fuerza y cada vez más pensando en el final
Me despierto temprano y repongo fuerzas con el desayuno, antes de comenzar una de las jornadas más desafiantes de mi viaje. La séptima etapa del camino, la que me ocupará en el día de hoy, cuenta con un perfil muy serrado que le ha ganado el nombre de “rompepiernas”.
Sin embargo, uno de los consejos que más me han repetido es que la disfrute, ya que se trata de una parte del camino con muchos lugares de interés. Por ello, me dispongo a emprender la marcha sin prisa, pero sin pausa.
Dejo atrás Palas de Rei bajando por la travesía del Peregrino y la rúa do Apostolo. Ya en la Avenida de Compostela, cruzo a la derecha el río Roxán y doy de frente con el mojón 64, que me indica que he llegado a la parroquia de San Sebastián de Carballal.
Atravieso algunas aldeas hasta cruzar la N-547 y llego hasta San Xulian do Camiño. Allí, desciendo por el camino hasta el río Pambre, del que cerca está el Castillo del mismo nombre, una fortaleza del siglo XIV en un alto rocoso.
Sigo por la naturaleza hasta llegar al desvío que lleva a A Bolboreta, que dejo atrás y tomo el camino para bajar hasta Porto de Bois. Pasando por el río, subo hasta la aldea de Campanilla y pongo rumbo a la frontera con A Coruña.
Dejando, por tanto, Lugo atrás, atravieso O Coto y tomo una senda que me lleva hasta Leboreiro. Abandono esta población a través de un puente medieval y bajo hasta el río Furelos. Tras ver la iglesia de San Xoán, tomo la rúa do Convento para continuar mi trayecto hacia Melide.
En esta localidad, que cuenta con todos los servicios, visito el edificio del ayuntamiento, que data del siglo XVIII y la iglesia de Santa María de Melide. Aunque muchos peregrinos se detienen en Melide para visitar algunos monumentos más, yo decido seguir con mi camino para seguir por la N-547 hasta Raido, Parabispo y Peroxa.
Después de Boente, paso por Castañeda y Ribadiso da Baixo, donde se encuentra el hospital de peregrinos de San Antón -hoy, albergue público.
Retomando la N-547 para llegar a la avenida de Lugo, veo a los lejos las primeras casas de Arzúa. Tras casi 29 kilómetros, estoy llegando a mi destino.
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