Estado de alarma

Madrid, la ciudad herida que no baja la guardia

100 días de estado de alarma. Se adentra en la nueva normalidad con más de 8.000 muertos por el virus, 5.000 empleos perdidos y un impacto en la economía de 3.000 millones de euros tras fuertes enfrentamientos con el Gobierno central

No había llegado aún a España y en Madrid ya se le esperaba. Por eso, cuando el 31 de enero se confirmaba el primer caso de Covid-19 en La Gomera, en Madrid ya se habían convocado varias reuniones de «avituallamiento» para hacer frente un virus que en aquel momento no se pensó que pudiera ser tan mortífero y devastador. En poco más de cien días Madrid vivió los días más negros de la batalla contra un virus «desconocido y traidor», llegó a decir la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, que resultó infectada.

Madrid ha sido precisamente la comunidad que ha sufrido el golpe más brutal con más de 8.000 muertos y 6.000 de ellos en las residencias de mayores. Aún de luto por las víctimas, Madrid nunca pensó que tendría que afrontar la mayor crisis sanitaria jamás conocida ni que su día grande, el 2 de mayo, lo tuviera que vivir sin festejos, sólo con coronas de laureles en la fachada de la Casa de Correos en la Puerta del Sol, pero esta vez en honor de los que luchan contra el coronavirus: sanitarios, bomberos, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Protección Civil, Fuerzas Armadas...Tampoco hubo celebraciones por San Isidro. Ni se bailó el chotis en las verbenas, ni hubo chulapos y chulapas en la Pradera, ni fieles en la Ermita del Santo.

Después de que el 25 de febrero se confirmara el primer caso de contagio en Madrid de un joven que viajó a Italia y de que tres fieles en una iglesia evangélica fueran ingresados en Leganés, la Comunidad se convierte en la más afectada de España, con Torrejón de Ardoz como el principal foco.

Cuando el día 3 de marzo una mujer de 99 años fallece en una residencia y se convierte en la primera víctima mortal de coronavirus en la región, y la tercera de España, comienza a dispararse la estadística de muertos y los casos se suceden sin solución hasta llegar a registrarse días con cerca de 500 muertos.

El 6 de marzo se cierran las residencias y se desata la mayor crisis sanitaria jamás vivida en hospitales y residencias que ha llevado a un replanteamiento del modelo y a una crisis política en el gobierno de coalición de Díaz Ayuso e Ignacio Aguado, además de un duro enfrentamiento con el Gobierno central.

Los hospitales vivieron situaciones especialmente críticas, como el Hospital Severo Ochoa de Leganés, desbordado por la acumulación de contagios con imágenes de pacientes en los pasillos. Los propios enfermeros que trabajaban en el servicio de urgencias se lamentaban de la situación generada por la pandemia: «Tenemos a los pacientes en sillas de plástico, sin sus familias, sin agua, sin una ducha... Se me cae el alma a los pies», contaba una. «Salí muy tocada del triaje, vino una paciente a la que se le había muerto su marido el día anterior por Covid-19 y al día siguiente le incineraban. Ella tenía síntomas, pero no se quería quedar porque si no, no podía despedirse de su marido de 69 años. Sólo tenía un hijo enfermo del corazón...», relataba otra. O el caso de una pareja de mayores. «Estaban solos en casa y llevaban una semana con síntomas. El hombre tenía alzhéimer avanzado, pero se levantaba todas las noches diciendo que no podía respirar y que se moría. La mujer al intentar atenderle se cayó de rodillas...Esto es muy duro, no somos de piedra...», se lamentaban los sanitarios convertidos en héroes durante la pandemia.

Mientras, el virus ganaba terreno y Madrid empezó a encerrarse: el 6 de marzo las residencias; el 11, los centros educativos, el 13 todos los establecimientos, excepto supermercados y farmacias; el 14, los parques. La Consejería de Sanidad presenta un plan de acción ante el coronavirus con más de 200 medidas y asume el mando de los hospitales privados y, el 15 de marzo, Madrid se confina por decreto y las principales arterias de Madrid quedan vacías, como nunca antes se habían visto. La capital se convierte en una ciudad fantasma.

Pero si hay una cosa de la que la Comunidad de Madrid se siente especialmente orgullosa es por el Hospital de Ifema «que ha admirado a la OMS», llegó a decir en reiteradas ocasiones Díaz Ayuso.

Fue montado en tiempo récord con capacidad para albergar 5.500 camas y, ahora mismo, podría volver a entrar en funcionamiento en menos de 48 horas si volviese a haber un rebrote. En seis horas se podría estar admitiendo a pacientes, después de que toda la instalación de tuberías de oxígeno haya quedado montada.

«Lo que ha pasado en Ifema marcará un antes y un después en mi vida. Esta situación nos tiene que hacer reflexionar sobre qué tipo de sociedad queremos, de servicios públicos y el modelo de personas que queremos ser. Ha sido un gran varapalo, pero debemos usarlo como un aprendizaje, darle la vuelta a todo lo ocurrido. Lo vivido en Ifema ha sido increíble, la gente se ha volcado y ha puesto todo de su parte. Aquí me encontré a gente con una vocación inmensa y que ha puesto al paciente en el centro de todo», cuenta Ángel Ruiz, uno de los sanitarios del turno de noche.

La crisis ha derivado, además, en la creación de un hospital específico para epidemias que estará listo en otoño en Valdebebas, que seguirá el modelo Ifema y que contará con tres pabellones de 7.400 metros cuadrados cada uno. Estará ubicado en la Ciudad de la Justicia, muy cerca del aeropuerto. Se pretende que el centro sea un punto de referencia para la investigación y del desarrollo de soluciones para hacer frente a ésta y otras pandemias.

Reapertura de terrazas en el centro de Madrid.
Reapertura de terrazas en el centro de Madrid.Jesús Gómez Feria

La economía

Mientras, la economía madrileña sufre las duras consecuencias de una crisis que va más allá de lo sanitario. De momento, plantar cara al virus en Madrid ha supuesto a las arcas de la Comunidad 1.260 millones y se supone que el impacto del virus en las cuentas a final de año llegará a los 2.737 millones.

La crisis, además, ha generado un fuerte enfrentamiento con el Gobierno central y Ayuso ha denunciado en reiteradas ocasiones el desamparo que ha sufrido del Ejecutivo durante la pandemia. Una de las cuestiones que ha generado mayor fricción ha sido, precisamente, que Madrid tardara en pasar de fase cuando se creía preparada para dar el paso. Pasar con quince días de retraso sobre lo que la Comunidad hubiera deseado ha supuesto para el «motor económico de España» un lastre económico importante: el perjuicio económico asciende a los 1.900 millones y 5.000 desempleados.

De momento, el Gobierno de coalición ya ha anunciado la puesta en marcha de un plan que pretende reactivar la Comunidad tras la crisis sanitaria. El objetivo es frenar la pérdida de puestos de empleo y evitar las «colas de la pobreza». La idea es que sirva para evitar la pérdida de mil millones de euros para la economía de los madrileños.

La educación

La educación en Madrid, se convirtió de un día para otro de presencial en digital. Sólo ha habido retorno a las clases de manera voluntaria para aquellos con necesidad de refuerzo o los que se presentan a la EVAU, para reforzar conocimientos, pero Madrid ya prepara una vuelta en el mes de septiembre de manera presencial para los de Infantil y Primaria, con medidas de distanciamiento, mientras que los Secundaria y Bachillerato compatibilizarán la formación a distancia con la presencial. Madrid arranca ahora su nueva normalidad en dos fases, de manera lenta y progresiva, en que las medidas se irán relajando a partir del 6 de julio, pero aún no ha perdido la memoria del miedo a un virus mortífero.

Una veintena de aviones con material sanitario

Tener suficiente material sanitario ha sido una de las obsesiones del gobierno de Díaz Ayuso durante la pandemia. Reprochó al Gobierno central su falta de diligencia y previsión para gestionar como mando único las compras para hacer frente a la crisis sanitaria, pero acabó trayendo una veintena de aviones con toneladas de guantes, batas de aislamiento, trajes de protección, gafas...procedentes de China, que llegó a convertirse en un difícil mercado por la saturación de la demanda y por la exigencia del pago por adelantado y en efectivo. Díaz Ayuso llegó a pedir al Ejecutivo central que no bloquease sus pedidos en las aduanas.