Madrid
Villacís: «El escenario es infernal e ilógico y no hay otro culpable que Pedro Sánchez»
La vicealcaldesa de la capital naturaliza las diferencias entre PP y Cs, asegura sentirse «cómoda» negociando con Vox, promete unos presupuestos «sociales» y considera que las medidas sanitarias en Madrid están dando frutos: «Si algo funciona, no lo cambies»
De todos los asuntos que hay sobre la mesa del Ayuntamiento de Madrid, no pocos por otro lado, el más inmediato es la presentación de los presupuestos para 2021. La vicealcaldesa, Begoña Villacís, adelanta que serán unas cuentas acordes al preocupante momento histórico por el que atravesamos.
–¿Qué presupuestos les esperan a los madrileños?
–Su primer atributo es que cuadran las cuentas. No se ha utilizado la imaginación para llevarlos a cabo. Son reales hasta el último céntimo: los ingresos y los gastos son los que son. Si tuviese que definirlos, diría que son sociales y económicos. Reconocen que se nos viene una emergencia social y económica importante, con una crisis de proporciones históricas. Nuestro principal objetivo es garantizar que nuestras empresas y autónomos puedan sobrevivir y que los ciudadanos tengan garantizadas unas condiciones mínimas de vida: comida, atención social, etc.
–Y todo eso, pese a una caída de ingresos en el Ayuntamiento inevitable...
–No ha sido inevitable. Ha sido deliberada. Es una declaración de intenciones. Este Ayuntamiento se ha caracterizado en los últimos años por tener un amplio superávit. Gana más dinero del que necesita en un momento en el que las familias no llegan a fin de mes. Si tenemos que optar por la economía del Ayuntamiento y la de las familias madrileñas, elegimos lo segundo. Defendemos que bajar impuestos es una buena política social. Si ayudas a las empresas es más fácil que puedan mantener empleo. Preferimos que se paguen nóminas a que se paguen ingresos mínimos vitales.
–El Ayuntamiento baja impuestos y el Gobierno central los sube...
–Son dos modelos económicos totalmente distintos. Preferimos que la economía privada resista. Y desde el Gobierno apuestan por el propio Gobierno. Los partidos políticos tenemos una responsabilidad que debemos asumir. Hay dos opciones: lavarse las manos para no mancharse, que es la más sencilla pero no útil, o bien remangarse y conseguir que no se suba el IVA a la educación concertada y especial, que no se suba el impuesto de sociedades quince puntos cuando las empresas están peor que nunca... No es lo que necesita España.
–PP y Cs necesitan el apoyo de Vox para sacar los presupuestos. ¿Cuentan con su voto?
–Ya hemos comenzado los contactos con Vox y estamos en una fase preliminar. Son unos buenos presupuestos. Nos han puesto de acuerdo a dos partidos sin que haya discrepancias. Ponen el ojo en la economía y hacen cambios que nos exigen mucho esfuerzo. Todas las subvenciones de participación ciudadana han pasado de ser nominativas a ir en concurrencia pública, con criterios justos, transparentes y de competencia leal y abierta. Esto, más allá de Vox, lo abrimos al resto de formaciones políticas. La oposición ha sido muy activa pidiendo participar en los presupuestos. Me gusta que hayan rectificado. Estando en la oposición, en cuatro años presentamos más de 600 enmiendas con el objetivo de mejorar los presupuestos. Se cuentan con una mano las que fueron apoyadas. Nos encontramos con un rodillo que no me parece democrático.
–¿Se siente cómoda negociando con Vox?
–Cuando fuimos capaces de acordar los pactos de la Villa, Ciudadanos fue el partido que menos mérito tuvo. Lo tuvieron Vox y Más Madrid, partidos que no se «ajuntan», valga el significado infantil del término. Sí, me siento cómoda. No te tienes que sentar con gente que sea tu amiga. No es una coalición. Debes hacer política en beneficio de los ciudadanos. Y para eso hay que superar ese tema tan infantil. Si tenemos que sentarnos con Vox, Más Madrid o PSOE, lo vamos a hacer. Y no se nos van a caer los anillos.
–Pero Vox es el socio prioritario...
–No es que haya socio prioritario, es que son ellos los que inicialmente los van a aprobar. A mí me gustaría que los apoyasen todos. Cuando unos presupuestos son buenos, deberían ser capaces de reconocerlo. Y las dinámicas hacen ver que serán ellos los que tendrán que apoyarlos. Además, gran parte de los presupuestos vienen dados por los pactos de la Villa.
–¿Cómo valora las medidas sanitarias adoptadas por la Comunidad de Madrid en estas últimas semanas?
–No soy autoridad sanitaria, pero yo diría que son buenas. Y lo digo porque los datos están mejorando. Antes éramos la ciudad que más preocupaba y ya hemos dejado de serlo. Si algo funciona, no lo cambies. Pero no podemos cantar victoria. En esto nadie puede mostrarse triunfalista. Si algo nos ha enseñado la pandemia es a ser humildes. No podemos relajarnos, volver a ese proceso de desescalada tan «feliz» que tuvimos este verano y que tan nefastas consecuencias nos ha traído.
–Afirmó recientemente que los madrileños no sabían a qué atenerse con el cierre por días...
–No domino todos los datos científicos, ni el alcalde ni yo. Hablamos de impresiones. Donde sí tengo competencias es en Línea Madrid, el servicio de información a los ciudadanos, que depende de vicealcaldía. Y lo que sí nos enseñan los datos es que hay mucha desinformación. El ciudadano está inquieto. Cambiamos tanto las normas que es difícil saber cuáles se exigen en cada momento. Creo que es mejor mantener unas medidas más estables durante dos semanas que ir cambiando por días. Por una mera cuestión de practicidad, unos criterios estables suponen que los ciudadanos estén más informados.
–El cierre se ha repetido durante este puente.
–Lo dábamos por hecho. Además es una medida que está generando beneficios. En el pasado puente, la hostelería mejoró alrededor de un 10%. Madrid es una ciudad más emisora que receptora. Pero más allá de eso, estamos de acuerdo con que se cierre Madrid atendiendo al criterio sanitario.
–Hay un tira y floja en la Comunidad de Madrid, con el vicepresidente Aguado en defensa de medidas más duras que Ayuso. ¿Existen esas diferentes sensibilidades en el Ayuntamiento?
–Al no ser nuestras competencias, tenemos suficientes materias de las que debatir. Siempre decimos que, se apruebe lo que se apruebe, vamos a aplicarlo. Me parece normal que haya distintas sensibilidades, son dos proyectos políticos distintos. Uno no puede pretender la homogeneización en un gobierno de coalición.
–¿No cree que, en el caso de la Comunidad, al hacer tan públicas las diferencias, se contribuye a aumentar la incertidumbre ciudadana?
–En el Ayuntamiento hemos discutido sobre muchas cosas, y hemos tenido diferencias de criterio. Yo diría que hasta más que en la Comunidad: Madrid Central, Valdemingómez... Es verdad que las hemos salvado bastante bien. El Ayuntamiento es un ejemplo de gobierno de coalición. Lo estamos viendo en la elaboración de los presupuestos. Todos hemos negociado con Hacienda y, desde Ciudadanos, no hemos tenido la sensación de tener un peor trato. Sabemos que tenemos que hablar, con la madurez necesaria para asumir esas diferencias. Pero la Comunidad tiene muchísimo más foco, porque las competencias fundamentales para la pandemia se llevan a cabo desde el Gobierno regional. Hay una situación de estrés que están padeciendo todas las regiones, unido al escasísimo apoyo desde el Gobierno. Es irracional lo que está pasando. No es normal que no tengamos una normativa nacional que despeje el trabajo para las 17 comunidades autónomas. No debería haber 17 comunidades tomando decisiones distintas. No tiene ningún sentido que esas regiones estén sufriendo ese desgaste para que una persona, que es Pedro Sánchez, no lo asuma. Ha decidido no ejercer de presidente del Gobierno, que es lo que necesitamos, para que la gestión la asuman otros. No tenemos un Macron o una Merkel... no estamos teniendo a un presidente. Cuando alguien no hace su trabajo, se plantea un escenario infernal e ilógico. Y no hay otro culpable que Pedro Sánchez.
–¿Se está escudando el Gobierno en la descentralización de las competencias sanitarias?
–Una cosa son las competencias en materia sanitaria y otra las competencias en lo que respecta a la pandemia, que le siguen correspondiendo al Gobierno. Las ciudades que peor lo están pasando son Ceuta y Melilla, a las que quiero mostrar mi apoyo. Son las únicas bajo el mando del Gobierno. Si tuviésemos que comparar por autonomías, el «farolillo rojo» sería para Sánchez. No hablamos de competencias sanitarias ordinarias. En otros países, incluso más descentralizados que el nuestro, alguien asume el mando. Ese mando es duro, desgasta, y en Moncloa piensan que tiene coste electoral. Es la mayor de las desidias. No sé cómo lo afrontamos con tanta naturalidad. Sánchez ha decidido ser presidente solo a los efectos de hacer viajes internacionales y tener un helicóptero. No quiere gobernar España.
–¿Está el Ayuntamiento recibiendo la ayuda que necesita por parte de Delegación de Gobierno?
–No la suficiente. Hasta que no se decretó el estado de alarma, se ha encargado de la vigilancia nuestra Policía Municipal, a pleno pulmón. Necesitamos ese apoyo. Normalmente tienen muy buenas palabras, pero nos faltan efectivos.
–Ciudadanos no volverá a apoyar, en un sentido o en otro, mociones de cambio de calles con motivo de la memoria histórica. ¿Se arrepiente de haber avalado quitar las calles a Largo Caballero y Prieto?
–No. Si así fuera, me tendría que arrepentir de lo que he hecho en los últimos cuatro años. He votado a favor de la aplicación de una ley, la presentasen unos u otros. Pero llega un momento en que, cuando estás en una situación de pandemia, cuando ves la situación en las calles, con comercios que cierran y que llevan tres meses de ERTE, y el Pleno se convierte de nuevo en un escenario de revanchismo porque a algunos les resulta rentable electoralmente, nos ha llevado a reflexionar y a decir: «Hasta aquí». Tenemos 15 escaños en el Ayuntamiento; si el centro no apoya una medida, no va a salir. No vamos a contribuir más a este debate con nuestros votos Tenemos que reivindicar el centro para frenar este histerismo bandista.
–Por último, ¿qué Navidades le esperan a la ciudad de Madrid?
–Van a ser distintas. Todos nos acordaremos de las Navidades de este 2020. Van a ser tristes, en la medida que mucha gente ha perdido seres queridos. Y no vamos a poder hacer lo de siempre. Debemos asumirlo, porque tenemos que salir de esto lo antes posible. Evidentemente, no habrá concentraciones, las cabalgatas serán distintas... Todo será distinto. Estas Navidades tenemos que pensar que lo vamos a superar, porque Madrid lo ha superado todo. Y también que las Navidades tradicionales volverán.
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