Medio Ambiente
SOS: solo cinco parejas de cigüeña negra en Madrid
Investigadores de la Complutense ponen en marcha un proyecto de protección de nidos y alimentación suplementaria para evitar la extinción de las últimas parejas de aves migratorias
La cigüeña negra es una de las especies más amenazadas de la Comunidad de Madrid. En quince años, ha pasado de haber 20 o 25 parejas a tan solo cinco. ¿Y qué ocurre si se extingue? «Realmente nada, lo mismo que si esto mismo sucediera al lince o el águila imperial, pero nunca hasta ahora la extinción de las especies se estaba produciendo de una manera tan acelerada y es un síntoma de que algo está pasando en nuestro planeta, que no está tan sano como debería. Por eso seríamos tontos si pensamos que lo que está sucediendo a otras especies no nos puede pasar a nosotros. Y la respuesta la tenemos en la pandemia», explica Alberto Álvarez, investigador de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense y coordinador de un programa para evitar la extinción de la cigüeña negar en la Comunidad de Madrid.
Las cinco parejas de cigüeñas negras que anidan en Madrid en primavera, ahora se encuentran en el Sahel, entre Burkina Faso, Mauritania, Senegal y Mali. Es una zona que ahora está verde por que ha llovido y donde encuentran comida con facilidad. Es donde emigran en el invierno buscando lugares más cálidos donde refugiarse. Álvarez asegura que tienen esa información porque colocaron transmisores GSM a tres pollos nacidos en Madrid. Estos transmisores, alimentados por energía solar y de pequeñísimo tamaño, envían información en tiempo real sobre la situación de las cigüeñas y esto ha permitido poder seguir la ruta migratoria este pasado mes de octubre.
Además, es la primera vez que se emplea esta tecnología con estas aves migratorias esbeltas, de gran tamaño y plumaje negro sólo en las partes superiores y de pico y patas rojizos. «Están todas allí y queremos que cuando vuelvan puedan criar en Madrid», asegura el investigador. De hecho, solamente existen cigüeñas negras en Madrid, en Extremadura y en Andalucía. En realidad, solo quedan en la zona suroeste de España y Madrid es el último bastión nororiental de esta especie que ya figura en la lista de las más amenazadas en la Comunidad.
Protección de nidos
La idea es revertir esta situación. Por eso, se ha puesto en marcha un proyecto de conservación que coordina el asesor científico Alberto Álvarez y que cuenta con la colaboración del naturalista José María Traverso, además de la financiación de la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, y de la Feria de Naturaleza Madbird Fair.
Para abordar el proyecto, primero se hizo un trabajo de campo de seguimiento de las parejas nidificantes. Eso permitió conocer la distribución de las parejas reproductoras, el espacio que coupan, las zonas donde se alimentan o de dispersión. A partir de ahí, se empezaron a implementar las medidas de conservación.
El proyecto contempla varias acciones y una de ellas consiste en la protección durante el invierno de los nidos de estas rapaces para que no los ocupen otros animales. «Muchas veces lo hacen los búhos o los buitres y cuando llegan se encuentran que no están vacíos. Por eso, los protegemos con unas plataformas y cuando estas otras aves ya están en cría, retiramos los protectores para que puedan ocuparlos las cigüeñas», dice el investigador. Otras veces se restauran los que están destruidos.
Charcas artificiales
Además, se ha realizado un programa de alimentación suplementaria para las parejas que están criando y se crean charcas porque estas rapaces, tímidas y huidizas necesitan lugares tranquilos donde alimentarse, y eso no siempre es posible en Madrid. Es por esto por lo que se crean charcas en zonas protegidas donde es difícil acceder y fincas privadas para que dispongan de un lugar tranquilo donde alimentarse.
«En 90 días, las crías adquieren el mismo tamaño que sus progenitores, por eso necesitan comer mucho. Las charcas las llenamos de peces para que la alimentación se produzca cerca del nido en la época reproductora. Los pollos comen mucho y crecen muy rápido y, si tienen que ir muy lejos a pescar pierden demasiado tiempo y bajamos el ritmo reproductor», añade el experto.
No están claras las razones por las que hay tan pocas cigüeñas negras, pero una de las hipótesis que se baraja es que «en Madrid ya quedan pocos sitios tranquilos donde alimentarse y, otros nidos históricos de estas aves ahora están en sitios más concurridos. Y es que esta especie, a diferencia de la cigüeña blanca, es muy tímida». Ahora, los investigadores que participan en el proyecto preparan los nidos para que estas rapaces vuelvan a Madrid la próxima primavera.
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