Desafío

Un ingeniero recorre en bicicleta los 131 barrios de Madrid

Tras el confinamiento, Miguel se propuso explorar la capital haciendo rutas marcadas por los enclaves arquitectónicos y urbanísticos de cada vecindario

Miguel Álvarez, ingeniero de caminos de 40 años aficionado a la bicileta.
Miguel Álvarez, ingeniero de caminos de 40 años aficionado a la bicileta.Luis DíazLa Razón

Desde allí, las miradas de quienes alcanzan la cima en busca del cielo custodian el horizonte de Madrid. Al sureste de la ciudad, en lo más alto del distrito de Vicálvaro, un cerro al que da nombre uno de los más aclamados cineastas del país es testigo mudo y testimonio vivo de la erosión del suelo y del florecimiento de la ciudad. «Desconocía muchos de los parques metropolitanos de Madrid y son una verdadera maravilla; si subes al cerro Almodóvar, por ejemplo, puedes ver desde la Bola del Mundo de la sierra de Guadarrama hasta las Cuatro Torres de la Castellana», confiesa Miguel, un ingeniero de 40 años inmerso desde el inicio de la desescalada en la gesta de visitar en bici los 131 barrios de la capital. Una «vuelta ciclista» en la que cada etapa es un vecindario distinto y en lugar de puertos hay tesoros arquitectónicos y urbanísticos, tal y como afirma el protagonista: «Lo que quería con esto es descubrir los barrios madrileños por dentro a través de sus construcciones más interesantes, algunas históricas e icónicas y otras menos turísticas, pero que, igualmente, se salen de lo habitual».

Todo empezó hace cosa de un año, con los primeros pasos fuera de casa después de meses de aislamiento social tras la irrupción en escena de la Covid-19: «Más que como un reto, me lo plateé como una forma de entretenimiento haciendo ejercicio físico al aire libre en un momento en el que los bares estaban cerrados y era imposible hacer actividades de ocio con otra gente o en interiores», cuenta este aficionado a la bicicleta al que la salida del confinamiento motivó a recuperar una costumbre de la juventud que había deja perder por el camino. Y aunque insiste en que su aventura por Madrid no responde a ningún desafío, Miguel se propuso tachar las 131 divisiones del mapa político de la capital antes del fin del estado de alarma, aunque entonces nadie sabía con seguridad si eso sería definitivamente el día 9 de mayo de 2021 o no: «Aunque pueda parecer un obseso, no lo soy, y no he ido con el cronómetro en la mano para hacerlo más rápido, sino que me lo he tomado como un paseo del que disfrutar y pasarlo bien», remarca el madrileño nacido en Chamberí.

Así, durante los últimos meses, Miguel ha ido rascando momentos libres y energía después de trabajar para preparar con mimo las rutas de sus ya rutinarias expediciones del fin de semana. «He usado una guía de urbanismo editada por el Ayuntamiento y otra del Colegio de Arquitectos de Madrid, pero también he consultado los datos del catastro, leído información curiosa en blogs como Historias Matritenses y ojeado muchos mapas», explica el ingeniero, que añade: «También he tenido que estar muy pendiente de cuáles eran las Zonas Básicas de Salud cerradas perimetralmente antes decidir cada recorrido». Y es que, en tiempos tan poco previsibles como los que corren, Miguel ha tenido que hacerse a la idea de que no siempre todo sale a la primera, que a veces una tormenta con nombre propio puede sepultar las calles bajo la nieve durante días impidiéndote salir una vez más y, por eso, este ciclista aficionado se lo ha tomado con filosofía: «Al final, te dejas llevar, y no pasa nada si necesitas parar porque estás cansado o, simplemente, porque te apetece comer en alguna parte».

Detalles fotografiados por el propio Miguel durante sus rutas en bicicleta por la ciudad de Madrid.
Detalles fotografiados por el propio Miguel durante sus rutas en bicicleta por la ciudad de Madrid.Miguel Álvarez.

Una ciudad de contrastes

Los últimos restos casi arqueológicos de lo que fueron en el siglo XIX Carabanchel, Fuencarral, Hortaleza o Vallecas cuando aún eran villas independientes de la capital frente al resultado de Programas de Actuación Urbanística como el de El Cañaveral en Vicálvaro, que inició sus obras de construcción hace menos de 20 años y es el último barrio reconocido administrativamente en Madrid. Edificaciones autoconstruidas tras la guerra civil por los primeros forasteros en llegar al barrio de Tetuán frente a las colonias de lujo de Puerta del Hierro o Paseo de la Habana. Fachadas de ladrillo, ventanas de aluminio y toldos verdes como marca del Madrid de las clases populares de los años 60 y 70 frente a los bloques que en los 80 sustituyeron los mayores poblados chabolistas de Europa en Entrevías y Palomeras o en Orcasitas y Orcasur.

Madrid es una ciudad de contrastes y así lo ha podido constatar Miguel montado en su bicicleta durante esta pandemia: «De esta experiencia, más que con un lugar en concreto, me quedo con aprendizajes y sensaciones, como el hecho de comprobar que esta ciudad es muy desigual, cosa que ya sabía, pero que no había visto de forma tan clara como lo he visto ahora; hay barrios muy pobres y barrios muy ricos y ver la diferencia entre unos y otros es chocante, pero importante», reflexiona sobre los cientos de paradas que ha hecho a lo largo y ancho de la capital en las últimas semanas. «La verdad es que me he divertido tanto preparándolo todo y explorando Madrid con mi bici que necesitaba contarlo y compartirlo, que puede que ahora alguien se anime a hacer lo mismo; yo, sin duda, lo recomiendo: es una forma fácil y barata de conocer mundo empezando por el barrio de al lado», lanza al aire el ingeniero.

¿Y ahora qué? Pues, para empezar, Miguel confiesa que aún le quedan algunos sitios que visitar: «Con tantos contratiempos, no he podido terminar, me falta por ver una media docena de barrios y ahora que mis padres ya están vacunados y que empezamos a poder hacer otras cosas, lo cierto es que me apetece más volver a ver a mis amigos y a mi familia, pero acabaré». Lo que no sabe es cuándo, porque, habiéndole cogido el gusto como lo ha hecho, probablemente, Miguel siga encontrando en ciudad Madrid muchos rincones más que fotografiar haciendo turismo sin salir de la capital.