Campaña de la izquierda
Dejad de insultar a Madrid: ni racista, ni machista, ni homófoba, ni bomba vírica, ni paraíso fiscal
Lo lamentable, lo más triste, es que los responsables políticos que se ensañan con Madrid y con los madrileños saben algo: que su relato está sostenido en mentiras
Madrid no es perfecta. Está claro. Tiene momentos dolorosos. Sufre. Se registran crímenes machistas y ahí están los datos. Siete en lo que va de año. Hay actitudes racistas. Agresiones contra personas LGTBI. Sí. Y es necesario denunciar todos estos episodios y delitos. Perseguirlos y trabajar por una educación que arrincone estos comportamientos. Todo eso es verdad. Como también lo es que Madrid no es una región homófoba. No es un lugar inseguro para las mujeres, como denunció la ministra Irene Montero. No es un territorio hostil al inmigrante. No se persigue al que viene de fuera como aseguró un diputado morado en la Asamblea de Vallecas.
Las exageraciones, las caricaturas, los señalamientos y las campañas orquestadas contra Madrid, alimentadas desde la política, caen con frecuencia en el ridículo. Fundamentalmente porque están orientadas, y eso es lo triste, a crear un clima de opinión en el que estas ideas vayan calando. Se trata de infundir terror. Pero tienen las patas cortas porque chocan con la realidad de lo que sucede en Madrid. Se dan de bruces con el día a día de una región y de una ciudad que, con sus defectos, no es ni mucho menos el lugar más horrible del mundo para un inmigrante, para un homosexual o para una mujer. Sino todo lo contrario.
Seguro que hay quien compre un discurso que busca crear miedo y confundir. Mucha más gente, sin embargo, sabe, porque así lo vive en su barrio, que Madrid no es como la pintan. Es la interculturalidad de Tetuán junto a la ciudad financiera de Azca. Es el Usera que revienta de color y de cultura con cada año nuevo chino. Es el Orgullo de Chueca. Es el centro de la capital engalanado año tras año por Navidad. Son las 30 nacionalidades distintas que conviven en las calles de Fresnedillas de la Oliva. No son guetos ni excepciones. No son los lugares peligrosos que nos retratan desde la comodidad de los despachos de los ayuntamientos o de la Asamblea. Son ejemplos de integración, de construcción de lazos y de comunidad. Y quieren seguir siendo así. Libres pese a todo.
Lo lamentable es que los responsables que se ensañan con Madrid y con los madrileños lo saben. Saben que Madrid no es racista. Ni homófoba. Ni machista. No es un paraíso fiscal para ricos. Ni fue una bomba vírica. Llevamos así muchos meses y aún quedan por delante otros muchos más. Parad. Dejad de insultar.
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