Un símbolo
Tan viejo y tan joven: Museo Chicote cumple 90 años en la Gran Vía de Madrid
La mítica coctelería, ahora del grupo Mercado de la Reina, está de aniversario. A una década de ser centenario, luce una fachada similar a la de 1931 y conserva la puerta camuflada por la que escapaban los famosos sin ser vistos
A pesar de que han pasado 90 años desde su inauguración en 1931, el neón de Museo Chicote sigue luciendo en la Gran Vía de Madrid. Ahora más que nunca. Aunque nunca ha dejado de hacerlo. Muchas han sido las manos por las que ha pasado la mítica coctelería madrileña los últimos años, pero desde hace cinco es el Grupo Mercado de la Reina quién lleva el timón. Propietarios de otros locales en la famosa vía, comenzaron su andadura con Mercado de La Reina, La Parilla de La Reina después o Diurno, entre otros, aunque confiesan a LA RAZÓN que adquirir Museo Chicote ha sido su decisión más romántica.
Su fachada actual, similar a la de sus inicios, luce un gran neón que va cambiando de color según el momento del día aportándole ese toque de modernidad. Ese era el objetivo de los cuatros socios de este grupo de restauración, la fusión de lo moderno con la esencia del auténtico bar de cócteles. Sólo tienes que cruzar su puerta para comprobarlo. La disposición del bar sigue siendo la misma que entonces, el estilo Art déco -obra del arquitecto Gutiérrez Soto- sigue inherente en el local. Para su reapertura, desde el Grupo Mercado de la Reina han apostado por la tradición de Perico Chicote en cuanto a la atención al público, la elección de los cócteles -mantienen los mismos- o el mobiliario con el que cuentan y que pueden tocar porque son Patrimonio.
Como novedad, han apostado por un brunch completo que los clientes pueden disfrutar los fines de semana, un menú «Entrecôte Bistrot» que marida a la perfección con sus cócteles y un Dj que ameniza las tardes y las noches. En definitiva, lograr que la gente viva una experiencia entre sus cuatro paredes. Paredes cargadas aún de fotografías de algunos de los momentos vividos allí, en ese mismo lugar, durante estos 90 años llenos de recuerdos y anécdotas.
Aunque más que recuerdos, son historia. La lista de personajes ilustres del cine, el teatro, la música y la literatura que han atravesado sus puertas es casi infinita. Por que como bien dice uno de los actuales socios, Raúl Gómez-Carmona, «¿Quién no ha pasado por Museo Chicote?». Como lo hicieron la gran Ava Gardner, Grace Kelly, Audrey Hepburn, Frank Sinatra, Dalí o Lola Flores.
A día de hoy, sigue respirando la esencia de ese glamour que no se ha perdido desde 1931, dónde personajes del mundo de la cultura se acercan para degustar un buen cóctel y sentirse como en casa, lo que hace que cualquier día de la semana te puedas encontrar con Alejandro Sanz, Pablo Alborán o Pedro Almodóvar en su interior.
«Lo que pasa en las vegas se queda en Las Vegas» no se inventó en Las Vegas, sino que fue Perico Chicote el que dijo una vez que «Lo que pasa en Chicote se queda en Chicote». Allí se han grabado películas como «Los abrazos rotos» de Pedro Almodóvar o la serie de «Arde Madrid», creada por Paco León.
Han sido muchas las historias que se han vivido en este local madrileño, algunas con actores de Hollywood como protagonistas. Gómez-Carmona ha desvelado a LA RAZÓN una de ellas: el divorcio de Asthon Kutcher y Demi Moore. El actor escogió la coctelería madrileña para «celebrar» su divorcio y lo hizo por todo lo alto con el equipo de rodaje de «Sin Compromiso», película que protagonizó junto a Natalie Portman. Y es que como dice el chotis «Madrid»: «En Chicote, un agasajo postinero con la crema de la intelectualidad local», que el compositor mexicano Agustín Lara escribió entre las paredes del mítico local.
Perico Chicote logró lo que no se pudo imaginar, convertirse en historia no sólo en la capital sino a nivel internacional. Fue considerado el primer relaciones públicas, un chico que comenzó sirviendo aguardiente en el Hotel Ritz, donde aprendió como se preparaban los cócteles y lo que le llevó no sólo a querer tener una coctelería, sino a ser algo más que un coctelero, ser con todas las letras un relaciones públicas. Labor que desempeñó tan bien que sus clientes iban solo a Museo Chicote para verle.
La mismísima Ava Gadner, en 1953, mientras rodaba «Mogambo» en África, junto a Clark Gable, hizo escala en Madrid solo para tomar su cóctel favorito antes de volver a Hollywood. En la actualidad han bautizado con su nombre ginebra, vermut y dos licores distintos de naranja.
Puerta de huida
Como pueden imaginar, muchos fueron los compañeros de prensa que se aglomeraban a su puerta para cazar a las celebrities en todo su apogeo. Por esto, el ingenioso Chicote construyó una puerta lateral camuflada en una de las paredes que comunicaba con la calle trasera del local -actual Calle Reina-, por la que huían los famosos de la prensa.
No olvidemos que Bar Chicote abrió sus puertas a principios de los años treinta, pero fue tras la Guerra Civil cuando se convirtió en el oasis festivo poniendo color al Madrid gris del franquismo. No sólo contaba con una importante colección de botellas -rondaban las 110.000-, con los vinos y licores más sofisticados gracias a su licencia de importación, que a diferencia de otros establecimientos de la época, sus magníficas relaciones le permitieron. También fue lugar de contrabando de penicilina y estraperlo de alcohol. En conclusión, Museo Chicote es historia de Madrid y cómo dice esa frase que se ha escuchado durante décadas, no conocerás Madrid si no has estado en Chicote.
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