Tabernarios

Riverita se llama la barra del producto

Los hermanos Rivera inauguran esta taberna en Ponzano en la que las alcachofas son las reinas de la temporada

Restaurante taberna Riverita
Restaurante taberna RiveritaJesús G. FeriaLa Razon

Paco y Alberto Rivera dirigen desde hace seis años Candeli en la misma calle Ponzano, templo del producto donde los haya, al que hace un par de meses se unió Riverita. Nos cuenta Alberto que la idea de inaugurar una tabernita informal y canalla, con la esencia de la casa madre, la cocinaron ya antes de amarga pandemia. Sin embargo, su feroz llegada les obligó a pensárselo, pero la ilusión y la tenacidad de los hermanos les llevó a no tirar la toalla y apostar por un local diferente en el que recuperar esos platos típicos de Madrid que tanto nos gustan. Entre ellos, unos excelentes callos picantitos, el clásico pollo en pepitoria, las imprescindibles chacinas (jamón ibérico al corte, mortadela de Bolonia...) y una amplia variedad de marisco (gamba de Huelva, zamburiñas al horno, ostras francesas, carabineros de Isla Cristina, centollos....): “Queremos que la gente se divierta en Riverita, pero, a la vez, que salgan satisfechos con la oferta gastronómica y con la carta líquida”, afirma, al tiempo que nos reconoce que le entusiasma, lo mismo que a su hermano Paco, el concepto bar: “Ni políticos, ni toreros, somos taberneros”, dicen.

A pesar de que las restricciones en el interior de los establecimientos son menores, aún prefieren ser precavidos y mantienen las dos mesas altas, que en su día colocaron junto a la preciosa barra de mármol, ya que, asegura, los comensales se han acostumbrado a picar sentados. ¡Un vermut!, escuchamos a un parroquiano recién llegado. En esta acogedora taberna, lo sirven de grifo, estamos en Madrid y es el trago que más gusta a quienes respetan ese momento del día, que tanto agradecemos su vuelta. Para acompañarlo, una de anchoas de Santoña. Cierto es que la bodega es menor que la de Candeli, pero las etiquetas están muy bien seleccionadas y en ella descansan vinos de más de 20 zonas. Por supuesto, por copas encontramos varias botellas muy sugerentes, que Alberto cambia con asiduidad. Nos quedamos con La Viña de Ayer, de Cebredos.

Como producto de temporada, la alcachofa se encuentra en todo su esplendor. Y si a la mesa llega maravillosa a la plancha. Según pasa el invierno, la elaboran de diferentes maneras, ya sea rellena de rabo de toro con una muselina de yuca y una base de boniato o con trufa llegado el momento. Incluso, pueden formar parte de unas pochas, que son de quitarse el sombrero. Aún, debemos aprovechar los últimos pimientos de cristal de Navarra, ya que la temporada se ha alargado. Así que, no dejamos pasar semejante manjar que aquí lo sirven asados en la brasa de Candeli, donde los pelan, los envasan al vacío y al emplatarlo lo aliñan con aceite de oliva virgen extra de Castillo de Canena, variedad picual, con su cebollita y sal de nueces machacada. Una delicia.

Ojo, no busque en la carta elaboraciones en las que destaquen los níscalos o los boletus, porque no llegan excelentes y como bien saben, tanto a Riverita como a Candeli cada producto que ocupa la despensa pasa un exhaustivo examen realizado por los hermanos, apasionados del buen cuchareo. Por eso, estos días proponen unas sabrosísimas pochas con sobrasada, de Ibéricos Maldonado, o estás con verduras y pronto volveremos para disfrutar de unos gloriosos judiones de La Granja y de unas clásicas lentejas, que jamás deben faltar. Lo mismo que esos platazos, que los comensales asiduos siempre demandan, como el changurro a la donostiarra con su carne y una salsa americana con carabineros o el cocinado con verduras. También, las conservas trabajadas en casa, tan espectaculares como la navaja emulsionada con la salsa de los callos, un mar y montaña bueno como pocos. Lo mismo que el hojaldre de manzana.

¿Un capricho? Una de ostras
Una ración de jamón ibérico al corte, otra de ensaladilla y unas ostras, ¿quién da más? Este podría ser un aperitivo diez en esta taberna a la que acuden tanto vecinos del barrio amantes de la buena mesa, como clientes fijos de Candeli. Que ambos locales estén a pocos metros uno de otro sólo tiene ventajas.