
Pasillos de poder
Un nivel por debajo de los infiernos
Leire Díez fue una de las ejecutoras de Susana Díaz en nombre de Pedro Sánchez. Los que perdieron aquella batalla ven motivos para rearmarse

La corrupción se ha convertido en una losa del presente para el PSOE. Nadie habla en alto, pero el silencio es ensordecedor. Hasta el de Leire Díez, la mano ejecutora de las maniobras diseñadas muy por arriba, y que estos días ha abandonado su exaltada fogosidad en las redes sociales para hacer de pregonera del orgullo socialista.
La periodista, feminista de bandera y una de las «caras nuevas» que venía con el Pedro Sánchez del Peugeot a rejuvenecer el partido, hoy es vista por quienes conocen bien cómo funciona la organización socialista como uno de los tantos brazos ejecutores de los deseos presidenciales.
Aunque Ferraz intenta sostener el discurso oficial –todo es una operación de desgaste de la derecha y de sus terminales mediáticas–, la narrativa genera fatiga en los interiores de un partido sometido al desánimo de las bases y de los cuadros medios. «¿Hasta cuándo podemos seguir señalando al enemigo sin señalarnos a nosotros mismos?».
La situación se complica en la medida en que Leire Díez sí está señalada internamente como una de las figuras clave en aquellas primarias que encumbraron al presidente del Gobierno al frente de su organización política. «Ella fue decisiva en las primarias en toda la estrategia de Pedrito para ensuciar el nombre de Susana [Díaz] en las redes sociales y demás plataformas».
Esto añade un grado más de tensión al proceso de ruptura de las costuras internas, porque quienes estuvieron entonces en el lado de la derrota, y no solo ellos, consideran que lo normal, en una situación como esta, sería que el partido actuara contra la periodista y agitadora del «sanchismo». Siempre que sea verdad que no ha actuado en su nombre en las presuntas maniobras contra la UCO, contra la oposición y para interferir en las investigaciones abiertas por los casos de corrupción que afectan al entorno del presidente. «Si es cierto que Leire Díez no ha actuado en nombre del PSOE, la gravedad de los hechos obligan a expulsarla o incluso a tomar otro tipo de medidas disciplinarias». Por lo que, si el PSOE no responde, la conclusión es que sí se movía en su nombre, concluyen aquellos que pelearon del lado de la expresidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz en aquellas primarias en las que Sánchez arrolló con el apoyo de las bases. Y que dejaron un partido completamente roto después de aquel bochornoso Comité Federal del 1 de octubre y de la abstención del PSOE para que Mariano Rajoy volviera a ser investido como presidente del Gobierno.
La ventaja para la cuadrilla de peones de Sánchez –los Óscar (López y Puente), Esther Peña y compañía– es que, entre todos ellos, han conseguido que no haya partido. «Pedro lo ha destruido». Y los que deberían levantar la voz para no hacerse cómplices de esta inmundicia, los socios parlamentarios, están también mudos, validando como actos progresistas la riada de escándalos. Moncloa se está encargando de hacer saber a Aitor Esteban, a Carles Puigdemont o a Oriol Junqueras que, aunque no lo parezca, lo tienen todo atado y que, por supuesto, pueden estar tranquilos porque esto tampoco hará caer a Sánchez. Ya no le creen, pero están en la misma rueda en movimiento en la que gira, atrapado, el líder socialista y su partido. Además de estar sometidos al vértigo que provoca la confirmación de que lo que se les viene es mucho peor de lo que tienen, porque aquí hay por medio «una operación de chantaje de quien tiene capacidad de chantajear».
El nombre que más desestabiliza es el de Ábalos, mucho más que el de Aldama, porque el exministro tiene material y consta que está muy enfadado por la ruptura desde finales del año pasado de las vías de contacto. La «mano» que ha filtrado las últimas informaciones es más que probable que tuviera en cuenta que con este movimiento iba a desactivar las maniobras de Moncloa, partido y demás enviados que han estado tanteando a testigos y abogados relacionados con los procesos abiertos, como informó ayer este medio. Las semanas próximas se prevén muy intensas, «clarificadoras». Y conforme a esta información tomó Alberto Núñez Feijóo la decisión de convocar un congreso extraordinario del PP para usarlo de plataforma de su candidatura a las generales. Castilla y León, Andalucía, y, por si acaso, generales.
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