Cultura

Al rescate de la memoria de la «diosa» de Machado: «Escritora, inteligente y moderna»

Alicia Viladomat, nieta de la artista Pilar de Valderrama, la reivindica como poeta y dramaturga con una agitada vida intelectual: se carteaba con la generación del 27, Concha Espina o Juan Ramón Jiménez

Alicia Viladomat, nieta de la escritora Pilar de Valderrama.
Alicia Viladomat, nieta de la escritora Pilar de Valderrama.Enrique CidonchaLa Razón

Hay quien no lo entiende, quien se debate por saber cuál era la relación entre los escritores Pilar de Valderrama y Antonio Machado. Uno de los asistentes este jueves a la charla del Instituto Cervantes del «VI ciclo Españolas por descubrir», pregunta llanamente a la nieta de la poeta: «¿Sentían amor o era admiración?».

Alicia Viladomat se esmera en compartir a su abuela; lleva cinco años sin parar. Pone el cuerpo a aquellas cajas de cartón que encontró en una mudanza. Eran un tesoro: documentos con más de 500 cartas, recortes de periódicos y poemas inéditos. Palabras de personajes reconocidos como los escritores Gerardo Diego, Concha Espina, José Luís Cano o Juan Ramón Jiménez, que ahondaban sobre la madrileña nacida en 1889, en una familia de alta burguesía, que falleció a sus 90 años, en 1979.

«Tengo este archivo desde el 2016 y está inacabado. Hay multitud de correspondencia de la generación del 27 y algunas del 98 como Azorín, quien la nombra en una tarjeta manuscrita precursora del teatro de cámara», comenta Viladomat sobre las obras que escribió además de sus cinco poemarios. Los dos primeros, antes de conocer al poeta sevillano.

En 2017 a la nieta le llegó un impulso para organizar toda aquella información: impartió un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) sobre ella. «Para prepararlo, localicé a amigos, conocidos, intelectuales y poetas para abrir archivos y organizar esas clases», rememora.

«Con estos papeles la pongo en el lugar que le corresponde y salgo del paso de todas las barbaridades que se han escrito sobre ella, como que era un fantasma», comenta. «Mi abuela se lo quería llevar a la tumba porque tenía miedo. Ella era casada y en aquellos tiempos lo más probable era que le quitaran a sus hijos, y ella no quería renunciar a ellos ni a su marido, pero mucho menos al poeta».

Sus confidentes intelectuales ya lo sabían, pero lo dejó descrito en «Si, soy Guiomar. Memorias de mi vida». Era ella a quien se refería el autor de «Campos de Castilla» cuando escribió estos versos: «Guiomar, Guiomar,/ mírame en ti castigado:/ reo de haberte creado,/ ya no te puedo olvidar». La bautizó así en honor a Guiomar de Castañeda, esposa de Jorge Manrique.

«Tuvo una relación con Machado poética e intelectual», sentencia Viladomat sobre unos encuentros que la escritora definió como castos. Ambos compartían esa duda constante del artista, ese encuentro con uno mismo donde surgen las obras. Ella lo confensó en sus diarios, en un viaje, donde todo tenía que ser estimulante. Allí relució su sensibilidad. «Una extraña sensación de soledad me invadía, y aunque admiraba el estar en Venecia con alma de poeta, hubiera querido sentirla con plenitud de mujer», esbozó.

Pilar de Valderrama
Pilar de ValderramaLa RazónLa Razón

Una pérdida prematura

Se conocieron en 1928. Ella tenía 38 años y él 52. «El marido de mi abuela, Rafael Martínez, tuvo una amante que se suicidó y ella fue a Segovia para encontrar la paz». Allí coincidió con Machado, que ejercía como profesor.

En ningún momento se planteó terminar su relación. Priorizaba a su familia, la quería unida. En su niñez sufrió una ruptura en la suya que la marcó y no quería generar esa sensación de ausencia. Su padre falleció cuando tenía seis años y su madre se volvió a casar. «Entonces, tan pequeña, decidió ingresar en un internado y salió con 19, para casarse».

El primer poemario, «Las piedras de Horeb», se publicó en 1923 cuando tenía 34 años, pero desde su infancia estuvo inmersa en la escritura. «Era inteligente, moderna y adelantada a su tiempo, fue una de las sufragistas por el voto de la mujer, era creyente, pero no beata», describe su nieta, quien vivió con ella hasta que cumplió 22 años. «La conocí bien como escritora y mujer».

La estela sobre el papel

En ese tiempo, de Valderrama jamás confesó esos encuentros con el poeta, que concluyeron en 1936, cuando se fue con su familia a Estoril. Fue el fin de su relación epistolar, pero pervivió en los escritos. «Tú asomada, Guiomar, a un finisterre, miras hacia otra mar, la mar de España/ que Camoens cantara, tenebrosa», redactó él.

Él la llevó encima hasta el fin de sus días. Falleció en 1939 y en su bolsillo, un papel garabateado: «Estos días azules y este sol de la infancia...». Una frase por la que se le recuerda. Y además, una cuarteta corregida de «Otras canciones a Guiomar»: «Y te daré mi canción: / Se canta lo que se pierde / con un papagayo verde / que la diga en tu balcón».

Quedaron mensajes encriptados, solo para ellos. Pilar de Valderrama está en «La Lola se va a los puertos». «¡Es ella!», exclama su descendiente. «En la obra de teatro de los hermanos Machado, que luego lleva a escena la actriz del momento, Lola Membribes, las dos últimas estrofas las hace ella a petición. Aquello de: “El corazón de la Lola solo en la copla se entrega”».

La poeta le nombró directamente en «Evocación», sin florituras ni seudónimos: «Nadie de ti sabía, todo estaba cambiado:/ tus muros, tu recinto, la sombra de/ Machado/ como un girón de niebla han desaparecido».

Alicia Viladomat, aunque es psicóloga, terminó contagiada por la cultura de su familia, pues también su abuelo, el marido de la poeta, fue iluminador teatro María Guerrero de Madrid. «Me siento con la responsabilidad de compartirlo. Trabajaron para vivir mejor tras una época en la que se quedaron sin nada».

Sus esfuerzos los enfoca en esa transmisión. En el evento, organizado por el Círculo de Orellana en el instituto Cervantes, responde a esa duda, que en realidad consiste en discernir entre si fueron amantes o amigos. «Había por parte de los dos mucho amor y una enorme admiración. Él la llama “mi diosa”. Ella en su libro cuenta que él era su gran poeta ¿Hay algo mayor?», desenlaza.

Eventos conmemorativos
«Lo más destacado ha sido la exposición que yo he llevado a cabo en el Centro Cultural Moncloa durante dos meses. Han pasado más de 800 personas, con mascarillas y visitas guiadas por mí, con cuatro actos llevados a cabo durante la exposición, como recitales como música.
Ha sido maravilloso y el culmen de la exposición fue la colocación de la placa por el alcalde [José Luís Martínez-Almeida] el 28 de junio. Se hizo con la unanimidad de todos los partidos políticos, algo que ha ocurrido muy poco. Está en la casa familiar, en el paseo Pintor Rosales, 58.
A partir de ahí yo le pido al alcalde que me gustaría recuperar los antiguos salones literarios que ella creó en su casa. El primero, lo tendremos el 22 de abril en la biblioteca Eugenio Trías del Retiro.
Además, esta conferencia en el Instituto Cervantes es poner una pica en Flandes porque no es solo para España, se puede ver en línea en países de Latinoamérica. Por último, estoy terminando de escribir la revisión de sus memorias, con 12 capítulos redactados por mí y un prólogo de Fernando Valderrama, embajador de España en Rusia».
Antonio Machado
Antonio MachadoLa RazónLa Razón