Contaminación
El barrio de Barajas convertido en la “zona cero” del polvo sahariano en Madrid
La estación de Urbanización Embajada registró el mayor valor de partículas contaminantes. En el lado opuesto, Plaza Elíptica y Escuelas Aguirre
El color anaranjado que lo cubre todo desde hace dos días no ha pasado desapercibido para nadie. Es la calima, un fenómeno que ha hecho volver a las mascarillas en exteriores y es calificado por muchos como «inaudito». Sin embargo, el director general de Sostenibilidad y Control Ambiental del Ayuntamiento de Madrid, José Amador Fernández Viejo, desmiente esa creencia. Tal y como asegura a LA RAZÓN, el fenómeno que hemos vivido esta semana en la región no ha sido, en absoluto, la primera incursión de la calima en la historia reciente de Madrid, sino que es más común de lo que se tiende a pensar. «Este fenómeno, conocido como intrusiones saharianas, no es tan extraño. Ocurre siempre, varias ocasiones por año en el caso de Madrid. Por lo que sí se distingue en esta ocasión es porque es excesivamente virulento», subraya. De esta manera, el factor diferenciador es el material particulado, más abundante de lo normal en las últimas horas.
Las intrusiones saharianas ocurren cuando viene aire del sur con la fuerza suficiente para arrastrar el polvo procedente del desierto del norte de África. Por ello, dependen estrictamente de las corrientes del aire, y de momento no hay datos que avalen ninguna conexión con el cambio climático. Eso sí, matiza que el cambio climático se traduce en un aumento de las temperaturas que hace que haya zonas más amplias con condiciones proclives a la desertización. En el episodio actual de intrusiones saharianas, la calima no se ha manifestado igual en todos los barrios y distritos de la ciudad, tal y como ponen de manifiesto tanto los registros del 15 de marzo de los microgramos por metro cúbico (µg/m³) como las imágenes tomadas desde distintos puntos geográficos.
El martes se registraron superaciones del valor límite diario para partículas PM10 por encima del umbral de los 400 microgramos por metro cúbico en algunas estaciones de medición, mientras que en otros puntos ese valor se quedó por debajo de los 250 µg/m³. La zona más castigadas, en este sentido, es la situada en el entorno de la estación de medición de Urbanización Embajada, con 462 µg/m³, situada en el barrio de Alameda de Osuna, en el distrito de Barajas. Tras esta, las de Vallecas (448) y Méndez Álvaro (443). En el lado opuesto, cabe destacar el valor medio de partículas PM10 que arrojan las estaciones de Escuelas Aguirre (227), Farolillo (236), Castellana (250), Cuatro Caminos (271) y Tres Olivos (284). La que registró un menor valor fue Plaza Elíptica, con 160 microgramos de partículas PM10 por metro cúbico como valor medio diario.
¿Y por qué hay estas diferencias entre distintas zonas de una misma ciudad? El director general de Sostenibilidad y Control Ambiental del Gobierno de Martínez-Almeida atribuye la disparidad de estos datos a las características de cada una de las zonas medidas. «El motivo es que hay estaciones meteorológicas más expuestas al flujo de aire con las partículas subsaharianas que otras, pues la ráfaga que llega es igual para todas las zonas. Por ello, si la estación está un poquito más protegida de los vientos que vienen, es cuando puede tener valores más bajos». Y, por el contrario, si la zona está menos protegida, algo que depende de las edificaciones en las proximidades que hagan que la densidad que afecta a la estación sea un poco más pequeña entre otros factores, los valores que se alcanzan son más altos. También influyen estos datos las corrientes de aire locales, ajenas al fenómeno de las corrientes subsaharianas. Por ello, señala como determinante la ubicación de la estación en relación con la orientación de los vientos. «Si tienes dos zonas de maíz y en una llueve y en otra no, las partículas son distintas, precisamente por las condiciones locales», ejemplifica.
Tipos de partículas
A lo largo de estos días se han identificado dos tipos de partículas: las PM10 y las PM2,5. Estas se distinguen por su talla y por los posibles perjuicios que podrían causar. «La diferencia es su tamaño. Las de 2,5 son más pequeñas y suelen ser peores para la salud, pues al tener tamaños más pequeños, llegan a zonas más sensibles a las que no pueden acceder las de PM10». Por todo ello, hasta que el fenómeno cese, el experto recomienda seguir las recomendaciones de Salud Madrid y el sentido común: «Si se perciben muchas partículas, es recomendable reducir la actividad deportiva en el exterior». Fernández, por último, recoge las previsiones del Ministerio para la Transición Ecológica y el reto Demográfico, liderado por Teresa Ribera González, y explica que, desde este jueves 17 de marzo, se espera que el fenómeno empiece a cesar, por lo que presentará niveles más bajos y con una menor densidad de partículas hasta terminar desapareciendo por completo.
Segundo día de calima
A lo largo del día de ayer, la segunda jornada con este fenómeno sobre Madrid, los peores datos se registraron en las primeras horas de la madrugada. A partir de ese momento, los valores de concentración de partículas comenzaron a bajar de forma sostenida durante todo el miércoles. En la «zona cero», la situada en el entorno de la estación de Urbanización Embajada, se registraron picos cercanos a los 400 microgramos por metro cúbico de partículas PM10 (387 y 361 a la una y a las dos de la madrugada). A partir de las seis de la tarde, sin embargo, ese valor comenzó a caer por debajo de los 50 microgramos por metro cúbico –el umbral considerado como peligroso para la salud– en todas las estaciones de medición, salvo en las situadas en Casa de Campo y Méndez Álvaro.
¿Hacia dónde va el polvo?
El polvo procedente del desierto del Sáhara llegará en los próximos días al norte de Europa, tras provocar en España, Portugal y Francia un intenso episodio de calima »bastante llamativo«, según el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS) que está monitorizando el desplazamiento de estas partículas.
En concreto, la previsión del CAMS expone que los niveles más altos en amplias zonas de la Península Ibérica y Francia se están registrando entre el 15 y el 17 de marzo donde se ha degradado la calidad del aire. El CAMS lleva haciendo un seguimiento de la situación desde el día 11 de marzo, cuando se observó un gran penacho de polvo con valores muy elevados de profundidad óptica de los aerosoles (AOD) y concentraciones de polvo atravesando la península ibérica, Francia y las regiones centrales de Europa. Su trayectoria y las »muy elevadas« concentraciones en superficie muy elevadas de materia particulada (PM10), de hasta 250 microgramos por metro cúbico, aunque los datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente han registrado niveles superiores en muchos puntos de España el 15 de marzo.
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