La escena final

«El viento es salvaje»: humor en la tragedia

Las Niñas de Cádiz llegan a Cuarta Pared con esta tragicomedia basada en Fedra y Medea

El viento es salvaje
El viento es salvajeSala de Teatro Cuarta Pared

Las Niñas de Cádiz se han traído a Fedra y Medea, dos personajes de la tragedia griega, al sur del sur, donde viven unas vidas aparentemente anodinas rodeadas de vecinos y del perturbador viento de levante. Hablan con acento gaditano, las han despojado de sus peplos y túnicas azafranadas, prestado ropajes de nuestro mundo y las han convertido en heroínas de nuestros días. «El viento es salvaje» es una recreación libre de estos dos personajes femeninos de la cultura clásica universal, una tragedia atravesada por el humor, como no podía ser de otra manera en un espectáculo de Las niñas de Cádiz, que vienen por primera vez a Madrid, a la sala Cuarta Pared, donde estarán hasta el 15 de mayo.

El texto y la dirección son de Ana López Segovia –asesorada por José Troncoso-, que además forma parte del reparto junto a Alejandra López, Teresa Quintero y Rocío Segovia. «Lo que hemos pretendido es buscar la dimensión mítica de la vida cotidiana, cómo de pronto dos personajes reconocibles de nuestro entorno, que podrían ser dos amigas, de pronto se convierten en heroínas de tragedia -explica López Segovia-. Se trata de buscar el mito en la realidad gris del día a día, de hacer a la gente grande, de cómo una anécdota banal puede convertirse en el argumento de una tragedia. Ahí es donde aparecen Fedra y Medea de manera un poco sui géneris, en una tragedia muy cómica en la que te hartas de reír», explica la autora, que dice haberla traído a Cádiz «porque hacemos un teatro con raíces, con acento, nos gusta hablar desde donde sabemos y conocemos, por eso esta ciudad que tiene algo macondiano de realismo mágico y pasan cosas con las que entras en contacto con otra dimensión».

Un elemento importante para que esto ocurra es el viento de levante, anunciado por la flauta del afilador, para volver locos a los personajes. «El viento es una especie de divinidad que tiene algo que ver con los dioses griegos vengativos que se rebelan contra el hombre –en este caso mujer- y la abocan a un destino inexorable del que no puede escapar. Es un instrumento de los dioses, pero como los griegos nos quedaban muy lejos- explica la directora-, los cambiamos por el Dios católico, que nos coge más cerca. La conversación de la heroína con Dios podría ser como la de Segismundo preguntándole por qué le ha dado ese destino, qué privilegio tuvieron otros que yo no tuve, por qué me va mal y a ti bien, ese es el tipo de preguntas que se hacen. ¿Por qué Dios reparte tan mal las cosas?». «Nuestro espectáculo es una reflexión lúdica sobre la suerte -define López Segovia-, sobre los celos y la culpa, las pasiones y los amores prohibidos», contado con ese sentido del humor que tienen tan interiorizado. «Es esta cosa del sur, que alguien te cuenta un problema muy gordo y lo hace de tal manera que, aunque sea un drama, te tienes que reír. Una forma de tomar distancia con los problemas, de quitarle hierro, porque el humor es una forma de supervivencia y en Cádiz estamos especialmente obsesionados con tomar esa perspectiva sobre los temas duros de la vida.

El humor gaditano –afirma-, parte de reírse de uno mismo primero, de no tomarse a sí mismo en serio, y esa autoironía es la que nos interesa. Estamos en una tragedia pero, realmente, todo es cachondeo, una comedia con ese ramalazo del remate “carnavalero” de no terminar ninguna cuarteta sin un chiste». Porque su idea primera fue hacerla versificando como los cuartetos del carnaval gaditano, «pero empezaron a salir sonetos, liras, me acordaba de San Juan de la Cruz, de Lorca, de las décimas de Calderón…y salió una mezcla entre versos cultos y populares como romance, quintilla…de manera bastante coherente dentro de nosotras, que somos filólogas y chirigoteras, porque, finalmente, no son tan distintas unas de otras», remata la dramaturga.

Dónde: Sala Cuarta Pared

Cuándo: hasta el 15 de mayo

Cuánto: 14 euros